4: Detective

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William

Levanto el marco que está sobre mi escritorio y me mantengo sentado en la silla, mirando la foto de mi hijo. Me pierdo en los rincones de mi mente, recordando, y suspiro.

―Definitivamente, voy a encontrarte, es una promesa.

Oigo la puerta y de manera instantánea mi rostro melancólico cambia a un semblante de odio. La rabia me nace solo de verla, mientras ella sonríe con ese aire de superioridad.

«Quiero meter su cabeza bajo agua y ahogarla», dice S.

Veo como camina de forma sensual hasta mí y se sienta sobre la mesa, cruzando las piernas para intentar seducirme, aunque eso nunca vaya a ocurrir.

«Al menos no de nuevo», expresa Will.

―¿Me mandaste a llamar? ―Se muerde el labio inferior.

―Julia, bájate de mi escritorio ―ordeno y lo hace.

Se sienta en la silla del frente y continúa sonriendo.

―Lo que S diga, lo de S se cumple ―recita una de las tantas frases del libro de la Serpiente.

Sonrío.

―No te creo absolutamente nada.

Comienza a reír.

―Qué malo. ―Acerca su rostro al mío y me quita la foto de la mano―. ¿De verdad imaginas que con una detective privada lo vas a encontrar? ―expresa, demostrando que estuvo investigando a Ayelén―. Destruiste la Sociedad de las Letras y no lo conseguiste, solo deberías desistir. ―Levanta la cabeza con altanería―. Y rendirte a mis pies. Ya te dije que lo que tienes que hacer para que te diga dónde está, ¿qué esperas?

―Uno, eres una mentirosa. Dos, antes de casarme contigo, me corto el estómago y dejo mis tripas sobre la capilla. Y tres, vas a morir pronto, así que no me preocupo ―exclamo relajado.

Frunce el ceño, tira la foto al suelo y se levanta del asiento, muy molesta.

―Vas a ver tus consecuencias. ―Sonríe―. Conozco tus otros puntos débiles, imbécil. ―Camina hasta la puerta y cuando sale se escucha el fuerte portazo.

Me levanto, voy a agarrar la fotografía de Matthew, la pongo sobre el mueble y salgo también de mi oficina principal. Camino por los pasillos, entonces llego a la enorme sala, Julia está todavía en mi línea de visión. Giro mi vista, así que visualizo como Hanna se acerca caminando al lado de Aye. Miro otra vez a la castaña que va directo hacia su hermana, acto seguido detiene su camino. Observo la cantidad de seguidores y empiezo a pensar que no ha sido buena idea seguirla.

No sé qué melodrama le ha dicho Julia a Hanna, pero no es bueno para mí. La pelirroja se acerca furiosa y algo me dice que tengo un problema.

«Uno bien gordo», se ríe S.

«No te burles, no es gracioso», se queja Will.

«Yo me divierto ¡Cállate!».

Hanna me mira con desprecio, apenas llega hasta mí. Parece que se va a montar algo grande y feo aquí. Miro a los seguidores que la observan alertas de su reacción agresiva.

―¡¿Cómo te a través a golpearla?! ―me grita.

«¡Puf! Qué mentira más falsa, ojalá lo hubiera hecho», expresa la voz agresiva, empezando a enojarse.

―¡Te odio, me das asco! ―Recibo un cachetazo y quedo en shock.

«Sus palabras me dolieron más que el golpe», dicen las dos voces al mismo tiempo.

Perversa Oscuridad: Caras [#4]Kde žijí příběhy. Začni objevovat