Nunca me ha hecho caso, por eso su revelación me deja shockeada hasta que termina por aparcar en el centro de departamentos.

—¿No vas a decirme nada Holl? —me pregunta temerosa.

—No...eh...¿cuando decidiste todo esto? —balbuceo, como siempre cuando estoy aturdida.

Aunque no lo parezca estoy emocionadisima por la idea, pero mi asombro no me permite demostrárselo no hacérselo saber.

—Es que...¿podemos entrar al centro comercial y hablarlo dentro? No me gusta esta especie de tensión en una conversación que debería ser un poco más...emocionante —se ríe por lo bajo y me veo a mí misma haciendo lo mismo.

Asiento y ambas bajamos del coche. Caminamos unos cuantos metros por el aparcamiento en silencio, hasta que la curiosidad puede conmigo y termino por cortarlo.

—¿Quieres contarme cómo empezó tu interés en...?

—Digamos que me inspiré en Trent.

—¿Como?

—Pero sobre todo en ti.

Rápidamente la miro con ojos como platos.

—¿En mí? —pasamos por algunas tiendas de zapatos pero ni siquiera les presto atención—. Explícate.

Suspira abrazándose a sí misma a modo de reconfortarse y me mira con una sonrisa.

—He visto cómo te has empeñado en hacer tu carta de solicitud para las universidades. No se me ha pasado en ningún momento el hecho de que siempre miras hacia el futuro y buscas la estabilidad en tu vida, un buen empleo y tu propia independencia —no puedo negar que eso es cierto. Siempre he estado en busca de un título universitario que me sustente si las cosas en mi futuro se ponían feas—. Supongo que tus manías estudiosas y exageradamente responsables, aunque al principio me irritaban...ahora me agradan -me detengo cuando la veo sentarse en un banquillo de madera y hago lo propio para estar a su lado—. Tú fuiste la que me inspiró Holl.

—Whoa...eso es...genial.

Me dedica una sonrisa radiante mientras asiente con su cabeza.

—Al principio pensaba que la vida se resumía en aceptar lo que te toca sin luchar ni pensarlo demasiado —me dice—. Pero luego he visto...te he visto luchar por lo que crees que mereces. Cuando Kendall o...Hunter te jodían con esas bromas pesadas, en vez de aceptarlo, tú luchabas Holly.

—¿Luchaba? —antes de poder detenerme, la interrumpo cuando la indignación se abre paso en mi interior—. Yo no luchaba. He dejado que ellos me pisotearan una y otra vez, Jenn. Tuve problemas cuando tenía catorce. Yo nunca he luchado.

Una sonrisa triste es depositada en sus labios.

—Lo sé. Pero este año no lo has hecho supongo. Te has defendido y aunque antes no les decias nada, tú sí que luchabas. Contigo. Una batalla silenciosa pero era una batalla. ¿Saliste de tu...problema con la imagen, cierto?

Frunzo el ceño. No recuerdo habérselo comentado.

—¿Como sabes sobre eso? —inevitablemente mi mano se cierra con fuerza en el borde del banco.

—Eso no importa.

—¿Kendall te lo dijo? —le pregunto con la esperanza de recibir una negativa por parte de ella. Lamentablemente su silencio es mi respuesta con la cual tengo que lidiar. Esa víbora le ha contado.

—Saliste de eso y lo has hecho tú sola a pesar de que todos ellos nunca detuvieron sus bromas. Tu fuerza de voluntad es lo que me inspiró. Hiciste que me diera cuenta de...muchos errores que he cometido, de que si alguien quiere conseguir algo, tiene que luchar por ello. Las cosas no han de caerme del cielo. Por eso quiero decirte....gracias.

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