Capítulo 15

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Narra Anabella.

— Yo también te quiero un poco...

Juan me dio un beso en los labios y sonrió.

— Eres tan hermosa... Me gustas.

Sonreí. Cuando me quise tirar a sus brazos...

— ¡Anabella Mellark levantate!

— Alondra... Que cargosa.

Me senté en la cama.

— Me acabo de enterar que te mudaste -Puso sus brazos en su cintura- vine con Santi y Juan nos conto.

Suspire.

— Hermanita... ¿Estas bien?

— Si... Solo un sueño extraño. Nada mas.

Me levanté y estiré.

— Date un baño. Hoy si, sin excusas, vamos a salir los 4

Ally salio de la habitación. Suspire, yendo a buscarme ropa. El día estaba algo fresco, así que busqué un pantalón negro, una camiseta blanca y un buzo gris con detalles. Me di un baño, me vestí y me maquille con rímel, delineador, corrector y un labial muy suave.

Ahora nos encontramos todos en la sala de cine. A Alondra se le ocurrió venir a ver una película romántica. Mientras que Santiago, Juan y yo queríamos una de suspenso o ciencia ficción. Sentía que me dormía, literal.

— Esto es patético.

Susurró.

— La verdad si.

Me moví en la butaca, incomoda.

— Yo me voy. Esto es mas que aburrido.

Me levanté y salí de la sala de cine. Empecé a caminar mirando las vidrieras de los locales, hasta que alguien tironeo de mi brazo.

— Nena... ¿Por qué te fuiste?

— Porque me aburrí. Esos dos se la daban de pareja perfecta cuando uno engañaba al otro.

Juan sonrió y me tironeo con él.

— ¿Donde vas?

— Shh...

Nos metimos al baño de mujeres y cerró la puerta con seguro. Se acercó y me beso intensamente. Sus manos se metieron por mi ropa, acariciando mi fría piel, la cual se volvia febril.

— Nos pueden descubrir.

— Calla -Me besó- Un...

Sonreí.

— Polvo vainilla.

Susurramos los dos. Me volvió a besar, Apoyándome contra una pared y levantándome.
*

— ¿Firmaste?

Mire a Juan. Tenia una toalla cubriendo su desnudez y otra secándose el pelo.

— Estoy leyendo.

— Recuerda, ya mañana nos juntamos para terminar los asuntos y que esté firmado.

Asentí volviendo mi lectura al contrato.

— ¿Hoy dormiras conmigo?

Se sentó de detrás de mi y me abrazó.

— No quiero molestarte... Dormire aquí, además, cuando firme, firmare que no dormire contigo...

— Justamente, la última noche.

Suspire rendida.

— Okey...

— Iré a ver el tema de la comida... Luego hablamos.

Besó mi cuello y se fue. Yo seguí con mi lectura.

La sumisa obedecerá al amo en todos sus pedidos. Si no se cumple, la sumisa será sometida a un duro castigo.

La sumisa complacerá al amo de forma tal que el cuerpo duela.

La sumisa utilizara palabras claves como "Rojo" "Vainilla"... Entre otros.

La sumisa jamás dormirá con el amo a menos que caiga dormida en medio del acto.

La sumisa sera sometida al sadomasoquismo.

La sumisa...
La sumisa...
La sumisa...

Por fin terminé de leer las hojas del contrato. Marqué lo que no me parecía correcto y lo guarde. Juan apareció por la puerta y sonrió.

— Vamos, ya esta la cena...

Me levanté de la cama y fui con él.

Narra Juan.

El día me lo pase marcando las cosas que debía en el contrato y en reuniones. Ya no veía la hora de hablar con Anabella y saber si firmó eso o no.

— Señor Londoño... -Karime se asomó- Su reserva está lista, en una hora ¿Le parece bien?

— Genial Karime. Ya puedes retirarte.

Ella asintió y se fue. Respire profundo, terminando los últimos detalles de un contrato para una fundación. Ya cansado, agarre el contrato en mis manos y caminé fuera de mi oficina.

Ya en el restaurant, Anabella me esperaba con el contrato en sus manos. Le sonreí y me senté delante de ella. La mesa era larga, así que estaba algo lejos de mi. Después de pedir lo que queríamos, la miré.

— ¿Empezamos?

— Si... ¿Empiezo yo o tu?

— Tu... Solo lo que no Estas de acuerdo.

Suspiró y miró el contrato.

— Bien... Mmm.. No estoy de acuerdo en usar electricidad ni objetos cortantes en mi cuerpo.

Asentí, tachándolo.

— Tampoco en la zoofilia..

Otro mas tachado.
Trajeron nuestra comida y comenzamos a comer despacio.

— Y tampoco el... Mmm... Este... Hacerlo por detrás...

Subí una ceja. Tragando mi comida.

— Te refieres al sexo an...

— Si -Interrumpió- Eso. Y tampoco la grabación...

Lo Taché.

— Solo eso. ¿Tu?

— Prohibido tocarme, morder o succionar cualquier parte de mi cuerpo.

Tachó lo que dije.

— Yo no podre usar ciertos elementos que tu si. Y gritar mi nombre esta prohibido.

Tachó todo en su contrato. La noté rara, por lo que me levanté y acerqué a ella.

— Tranquila Nena, solo pasará lo que no haz marcado.

Besé su cuello y volví a mi respectivo lugar. La mire, ahora sonreía.

Aun con una simple sonrisa, se ve ardiente.

50 Sombras de Londoño. (Maluma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora