Capitulo 14

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Narra Anabella.

— Ana... Anabella -Jadeo Juan- Ah... Sigue Nena.

Tenía una mano sosteniendo mis muñecas y la otra empujandome contra él. No podía gritar, me tenia Amordazada suavemente. Me moví un rato mas y los dos llegamos a nuestro objetivo. Me solto y quitó mi mordaza despacio.

— Ire a dormir.

Me levanté de la cama. Él me sostuvo y tironeo, haciéndome caer.

— Duerme conmigo esta noche.

— Pero...

— Hazlo Nena. Duerme conmigo.

Puso una cara rara, pero tierna, a la cual no me pude resistir y me acosté a su lado.

— Te quiero...

Murmuré y me quede viéndolo. Él no respondió, obviamente.

— Descansa Juan...

Me aleje y me di la vuelta.

— Igualmente Anabella.

Respondió fríamente. Solo suspire y cerré mis ojos.

Narra Juan.

Esas dos simples palabras me dieron insomnio. No deje de mirarla y de pensar. ¿Por qué una persona como ella me querría a mi? No soy bueno para ella, ella no sabe mis límites.

— Anabella... Despierta.

Acaricie su espalda con un toque suave.

— Anabella...

— Mmm...

Se volteo.

— Arriba...

Me levanté y me fui al baño. Apenas me puse debajo del agua, sentí a alguien entrar. Sabia quien era, así que me quede igual que antes.

— Lo siento Juan...

Me di vuelta. Ella estaba adentro de la ducha conmigo y con su cabeza baja.

— ¿Por qué?

La acerqué a mi.

— Por lo de anoche... Es que... Yo lo siento así.

Le di un corto beso.

— Tranquila. Esta todo bien.

Nos duchamos juntos. Luego desayunamos y ella se fue a su trabajo mientras yo me preparaba para ir a la empresa. Tenia varias reuniones y más, hoy no podría faltar.

Narra Anabella.

— Ana... ¿Pasa algo?

— No Ryan... Todo bien.

Le sonreí y suspire. Estaba metidisima en mis pensamientos. Hace mucho no veía a mamá, creo que tendría que ir a visitarla. Pero no hoy, en la semana quizás iría. Tengo lo del contrato y aparte hoy me mudo con Juan.

— Francisco... ¿Puedo salir antes? Es que Me tengo que mudar...

Mi jefe me miró y asintió.

— Claro Ana, puedes salir ahora.

— Gracias...

Fui a buscar mis cosas. Luego salí de la ferretería, subí a mi Peugeot y comencé a manejar hasta mi departamento. Obviamente, Ally no estaba. A esta hora esta en su trabajo.
Fui a mi habitación, saque toda mi ropa y la puse en mis maletas. Varias cosas las puse en cajas y las bajé a mi auto.

Manejé hasta la casa de Juan. Estacione el auto y baje las cosas de a poco. Ya en la habitación, acomode todo. Estaba guardando la ropa interior, cuando sentí unas manos en mi cintura y un dulce beso en mi cuello.

— Hola Nena...

— Hola...

Me di la vuelta y le sonreí.

— Listo, ya me mude...

— Genial -Besó mis Labios- Enseguida estara la cena... Tu termina de acomodarte, si quieres date un baño y luego baja.

— Okey...

Me volvió a besar y salio de la habitación. Yo tomé ropa y fui al baño de mi habitación. Me di una ducha rápida y me vestí. Solo me puse la ropa interior y mi pijama negro con corazones lilas. Baje a la cocina, Juan ya estaba ahí tomando agua.

— ¿Como te fue?

— Normal... Lo de siempre, Juntas, papeles... Nada nuevo.

Cenamos. En silencio, como siempre.

— Juan... ¿Algun día me vas a hablar de ti?

Me miró y siguió en su celular.

— Mas adelante.

Rodé los ojos.

— Esta Bien... Hasta mañana.

— Adiós. Descansa.

Narra Juan.

Pase un largo rato dando vueltas en la cama, hasta que me llene de valor y fui a la habitación de Anabella. Como era de esperarse, dormía plácidamente. Me acerqué a su lado, me sente en la cama y aparté un poco de cabello que había en su rostro.

— Mi mamá... Era una prostituta...

Hable en un tono bajo, tratando de no despertarla.

— Era adicta al Crack... Ella nunca me quiso... Quizás un poco, pero no lo suficiente.

Mis ojos se llenaron de lágrimas.

— A ella la asesinaron delante de mi... Quede huérfano, obviamente. Marlli y Luis me sacaron de mi mala situación y me adoptaron como su hijo... Nunca dejare de agradecerles por lo que han hecho. Son los mejores padres del mundo.

Se removió en la cama, suspire.

— Me da vergüenza contártelo... No se porqué... Es feo tener una infancia así. -Le sonreí, aunque no me oyera ni me viera- Creo que tu te haz salvado de mucho. -Acaricie su cabeza- Y yo también te quiero un poco.

Me acerqué a su mejilla y deje un beso sobre esta.

— Sigue descansando Ana...

Salí de su habitación. Sacandome un peso de encima.

50 Sombras de Londoño. (Maluma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora