Capítulo 2

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Narra Lauren

Puedo sentir temblar mis piernas, mientras todo mi cuerpo se va congelando poco a poco, lo que se vuelve más espantoso de percibir.

La sangre cubre gran parte de la alfombra al pie de la cama y Sinuhe no deja de morder la piel de...

-Es papá-. Susurra Camila intentando zafarse de mí, la retengo, por algún motivo no quiero que se acerque mucho. -Mamá-. No puedo evitar que ella hable y su voz termina llamando la atención de Sinuhe.

Mi cuerpo se congela por completo en solo un segundo cuando mi madrastra deja ver su rostro. El color blanquecino hace resaltar la sangre en algunas partes de su cara y la piel mutilada de mi padre cuelga entre sus dientes.

-¡¿Qué?! ¡¿Qué?!-. Repite mi hermanastra una y otra vez. -Mamá-. Quiere caminar hacia ella y de nuevo lo evito.

Sinuhe da un paso torpe con una de sus manos alzada, da uno más y por inercia, impulso, por algo, saco a Camila de esa habitación junto a mí y cierro la puerta.

-¿Qué haces?-. Pregunta, obteniendo de respuesta un abrazo -¡Suéltame!-. Forcejea -¡Hay que ayudarlos, déjame Lauren!-. Lucha con más fuerza.

Nos alarmamos por unos rasguño en la puerta y un sonido de quejido, que me hace soltar a Camila, quien ahora se va escurriendo por el barandal de la escalera con solo la mirada en la entrada de la habitación de nuestros padres.

También comienzo a descender atrás de ella y en silencio.

Llegamos al primer piso y mi hermanastra enciende la luz. -¡¿Qué rayos está pasando?!-. Cuestiono tomándome la cabeza.

-¿Que... que debemos hacer?-. Camila empieza a dar vueltas cerca de la entrada principal. -Papá, él… él está cubierto de sangre, debemos llamar una ambulancia, al hospital-.

-¡Abran! ¡Abran!-. Gritos y golpes en la puerta principal interrumpen y detienen a Camila, haciéndola quedar quieta por un instante -¡Hay alguien! ¡Por favor!-.

Camila sale del trance aproximándose a la puerta, estoy segura que la va abrir.

-¿Qué haces?-. Susurro deteniéndola.

-Hay que abrirles-. Explica intentando de nuevo quitar los cerrojos.

-No sabemos cuántos son o quiénes son, ni que quieren-. Digo.

-¡Por favor abran! Ellos vienen-. Suplican de nuevo golpeando fuertemente la puerta.

-No podemos-. Digo negando otra vez.

Camila me mira muy fijo y es cuando me pregunto ¿Quien es la más asustada? ¿Si es ella o soy yo?

Me hago a un lado dejando que haga lo que quiera. Ella abre. No cuento cuantas personas ingresan a mi casa, solo me fijó en la sangre de sus ropas y jalo a Camila atrás de mí.

-¿Que les paso?-. Pregunto sumamente desconfiada.

Ninguno de ellos hace el intento en responder, lucen cansados y con la mirada temblosa y yo aprovecho el tiempo para saber cuántas personas son.

Hay cinco hombres, dos adolescentes tal vez de quince o dieciséis años, son casi similares, un hombre de edad por el color blanco en su cabello y dos chicos que no estoy segura cual sea su edad, uno lleva barba y sostiene a una mujer y el otro es corpulento, intuyo que ambos no pasan de los treinta.

-Soy Christopher-. Se presenta el chico con barba.

-Allyson-. Agrega la mujer que abraza.

Los miro y también me percato de las chicas que están atrás de ellos, sentadas en el piso abrazando muy fuertemente sus piernas.

Mundo Irreal (CamRen)Where stories live. Discover now