| Capítulo 18 |

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Un mes y diez días. Un mes y diez días han pasado desde aquella vez que tuve a Ruggero totalmente destrozado frente a mis ojos.

Como él había dicho, nos habíamos separado, la única vez que nos hemos visto es una semana después de lo ocurrido para la cita con el agente de familia del gobierno… y pues hoy… ahora mismo….

- La verdad los felicito, tienen una hermosa familia a punto de comenzar, espero que todo les salga bien y su matrimonio prospere. - dijo Dylan, el agente de familia con una sonrisa, nosotros sonreímos por cortesía, caminó hacia la puerta con nosotros.

- Gracias. - le dijo Ruggero sonriendo. - ¿Queda una más o esta es la última?

- No, queda una más, dentro de diez días y es la última.

- ¿En esa nos entrega el certificado? - le preguntó Ruggero, ya que en estas reuniones yo no daba para hablar mucho, sinceramente  me duele estar así con él, fingiendo un matrimonio que es totalmente falso, que por cierto es algo innecesario porque nosotros nos amamos y no tenemos necesidad de fingir nada.

- Exacto. - Ruggero abrió la puerta para que él saliera. - Bueno, los dejo, que tengan un feliz fin de semana señores Pasquarelli. - mi corazón se estrujo, toda la cita se la paso diciendo "Señores Pasquarelli" o a mi "Señora Pasquarelli" muy dentro de mí me daba una tranquilidad que me llamaran así, pero… en cierta forma tristeza.

- Gracias, igual a usted. - dijo Ruggero amablemente y cerró la puerta dejándonos otra vez solos, caminó casi ignorándome hacia la cocina, yo lo seguí con paso lento.

- ¿Cómo estás? - le pregunté montándome en el mesón de la cocina viéndolo sacar una botella de cerveza.

- Pues ¿como ves? - mostró su cerveza. - Esto siempre me pone nervioso.

- Lo noto, pero te pregunté como vas en general. - le sonreí. - ¿Cómo va tu vida?

- ¿Quieres que te mienta o te diga la verdad?

- ¿Cuál suena más bonita?

- La mentira.

- Dímela.

- Estoy totalmente feliz, no tienes idea de lo bien que estoy, no me haces falta en absoluto, sinceramente me gusta estar soltero y quiero que esto del matrimonio termine lo mas rápido posible. - me dijo con total sarcasmo, le di una sonrisa y él me la respondió igual. - Te amo. - me dijo y mi sonrisa cambió a una triste. - No, perdón... - se retractó riéndose. - Te odio, te odio demasiado, eres la persona que más desprecio en esta vida. - lo acompañé en su risa, Dios, como amaba oír su risa.

- Deberíamos intentarlo Rugge. - le dije ahora mirándolo con tristeza.

- No. - me dijo rotundamente.

- Por favor… - dije casi rogándole. - Extraño sentirte a mi lado cuando duermo, extraño despertar y ver tu rostro al lado mío, extraño tu sonrisa, tus ojos... - se me iba acercando. - Extraño que me digas te amo a cada rato, extraño tus celos y tus constantes cambios de humor... - se detuvo enfrente de mí, abrí un poco las piernas para que se metiera en ellas y gracias a que estaba sentada en el mesón quedó a mi altura, rodee su cuello con mis brazos atrayéndolo más a mí. - Extraño que me obligues a estar desnuda en la casa, extraño coquetearte con las lindas bragas que me compras, extraño tu calor siempre a lado mío, extraño tu voz, extraño tus mimos, tus abrazos, tus besos... - su mirada se perdía entre mis ojos y mis labios. - ¿Y sabes que más extraño? - me miró sonriendo.

- ¿Qué?

- Tus besos, no tienes idea de cuanto extraño tus be… - no me dejo terminar y ya tenía sus labios pegados a los míos, en realidad sí los extrañaba, esa perfecta forma en que se acoplan.

- Extraño todo de ti Rugge.

- No creo que me extrañes mas que yo a ti, hermosa. -.le sonreí.

- ¿Entonces, volvemos? - le pregunté con ilusión, su mirada pasó de estar en mis ojos a bajar por completo.

- Lo siento. - dijo y mi mundo se volvió a derrumbar.

TUYA | segunda y tercera temporada Where stories live. Discover now