- Esto definitivamente fue algo malo. -le dije con la respiración agitada arrecostandome a lado de él en la cama luego de un maravillo orgasmo.
- No es malo. - me miró de lado sonriendo.
- Claro que sí lo es.
- ¿Por qué es malo?
- Porque vamos a volver a los mismo. - busqué mis braguitas pero no las encontraba.
- ¿Buscas esto? - me dijo mostrándome un lindas braguitas de Batman mientras sonreía. - Sabes, me gusta este motivo en tus braguitas.
- ¡Damelas!
- ¡No! - se las metió en el bolsillo.
- ¡Pretendes que me vaya sin las braguitas!
- Claro, si con ese disfraz no te pueden ver nada de todos modos.
- ¡Dame las bragas, Ruggero! –lo amenacé estirando mi brazo apuntándolo con mi dedo índice, él estiro su brazo y conecto nuestros dedos y puso su otra mano en su cadera.
- ¡FUSION POWER RANGER! - gritó totalmente serio de lo cual yo no pude evitar reírme.
- ¡Te estoy hablando en serio!
- Yo también. - colocó sus dos manos en sus caderas. - ¡Los dos salvaremos el mundo! - dijo con un tono de super héroe.
- ¡Pasquarelli!
- Shuuuuuuu. - puso su dedo índice en mi boca. - ¡No reveles mi identidad secreta alguien puede estar espiándonos mujer!
- Ok. - suspiré sonriéndole. - Power ranger, me puedes devolver mi braguitas.
- ¡NO! - gritó con todavía su tono de super héroe, suspiré frustrada, es raro porque quería ir y pegarle hasta que me devolviera las bragas y madurara pero también quería ir y comérmelo a besos por lo adorable que estaba siendo, busqué mi celular y miré siete llamadas perdidas de Agustín
- Oye Power ranger, estamos en problemas. - le dije mostrándole las siete llamadas perdidas en mi celular.
- Ruggero y Karol están en problemas, no yo, ¿a que te refieres?
- ¿Podrias dejar eso?
- ¿Eso qué?
- Eso de fingir que si eres un power ranger.
- Es que lo soy, cuando uso este traje me convierto.
- ¿Te conviertes? - asintió sonriendo. - ¿A qué? ¿A gay? - le dije en forma de burla y él me miró serio. - Con esos legins ajustados rojos que te aprietan hasta ahí. - le señalé su entrepierna. - ¡Por Dios, déjalo respirar!
- ¡Tú lo que quieres es verme desnudo! - su sonrisa se abrió plenamente.
- Eso lo puede hacer cuando yo quiera. - le sonreí.
- Te tienes mucha fé, ha dementor.
- Si te provoqué siendo un dementor, puedo hacerlo cuando sea. - él se rió. - Vamos power rager, no me quiero meter más en problemas.
- Viste, estás empezando a creer que soy un power ranger, eso es bueno. - me dijo mientras salíamos del apartamento que habíamos arrendado.
- ¡Believe! - le dije riendo entrando al ascensor.
- And Never say never baby. - reímos los dos. - Estamos muy borrachos
- Sí, quizás por eso terminamos teniendo sexo en un hotel.
- No, esto yo lo quería, no es efecto del alcohol. - me miró. - Bueno, al menos para mí.
- Mañana cuando ya estes totalmente sobrio te vas a dar cuenta si en verdad lo querias o no.
- Créeme cariño, sí lo quería. - me dijo saliendo del ascensor hacia la recepción del hotel, salí tras él sin decir una sola palabra hasta el estacionamiento.
- ¿Quieres que te lleve?
- No quiero que Agus me de más sermón del que me va a dar.
- No importa, ven te quiero dejar en la puerta como todo un súper héroe. - se montó en el auto y lo seguí.
- Si te das cuenta cuando los super héroes rescatan a las mujeres siempre las dejan en cualquier parte de la ciudad no las dejan en la puerta de su casa.
- Yo soy diferente, nena.
Me sonrió y arrancó el carro.
- ¿Mañana quieres salir conmigo? -miró su reloj. - O bueno, hoy ya que ya son las 3:30 de la mañana.
- Está bien, solo si me prometes una cosa.
- Dime.
- Que lo que sucedió hace unos minutos no va a volver a ocurrir.
- ¿Por qué no Karol?
- Porque nos damos esperanzas y sinceramente no quiero volver a todo de nuevo, esta vez no lo soportaría.
- Lo siento. - me miró triste, bajó su mirada y después la puso en la carretera.
- Oye. - lo llamé. - Pero podemos ser amigos. - le propuse. Sé que ser amigos iba a hacer algo difícil… pero sin duda sé que es lo correcto en esta situación.
- ¿Amigos? - me miró alzando su ceja derecha.
- Sí, ¿por qué no?
- Nunca hemos sido amigos.
- Lo sé, pero ¿por qué esta vez no? Vamos, puede funcionar.
- Mejor folla amigos. - me dijo sonriendo coqueto.
- ¡No Ruggero! - le pegué.
- ¿Por qué no? Seríamos excelentes en eso. - me dijo riendo.
- Ya te dije que no, o amigos o nada.
- Está bien, amigos entonces… ¡pero con derechos!
- ¡DIOS! - grité, riendo los dos.
Por todo el camino nos íbamos molestando y riendo uno del otro, como extrañaba estar asi con él, sin problemas, solo nosotros dos y nuestras risas unidas… esa era la combinación perfecta.
- ¿Entonces amigos? - le pregunté cuando ya nos encontrábamos al frente de la puerta del departamento de Agustín.
- Amigos. - me ofreció su mano y yo se la tomé y nos dimos un apretón de mano en forma de trato.
- Amigo, ¿recuerdas cuando nos odiábamos. - le dije sonriendo.
- Todavía nos seguimos odiando. - me devolvió la sonrisa.
- Te odio Ruggero. - le dije abriendo la puerta.
- ¡Yo te odio más hermosa! - me dio un fugaz beso en la boca para luego irse corriendo con una mano alzada y otra en su cadera tipo súper héroe, me reí viendo como desaparecía en el camino.
¡La mejor noche en mucho tiempo!