| Capítulo 2 |

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- Hola.

- Hola. - le contesté tomándome de una todo el coctel, lo necesitaba. - Pensé que estabas en Canadá.

- ¿Has estado preguntando por mí? -me dijo con una sonrisa.

- No. - dije algo nerviosa, ¿por qué siempre me tenia que poner así?

- ¿Entonces?

- Agustín me dijo.

- Ósea que has estado hablando de mí. - seguía con esa sonrisa de burla en su cara, y si le tiro su cerveza en su cara para quitarle esa sonrisa… vamos seria una buena idea, me lo pensaré.

- No, solo surgió un comentario, no te creas tan importante en mi vida Pasquarelli.

- Te sigo poniendo nerviosa así que veo que sigo siendo importante en tu vida.

- No estoy nerviosa

- Si claro y yo soy Michael Jackson.

- Con tu complejo de negro ya lo quisieras ser.

- Yo no tengo complejo de negro. - me dijo riendo.

- Claro que si, caminas como negro, actúas como negro, hablas como negro, todos tus amigos la mayoría son negros. - me miró sonriendo. - ¡Pones un montón de cereal de chocolate y pones uno solo del blanco, nene y ese eres tú! Así se ven. - rió tomándose un poco de la cerveza. - Amor, ya hasta cantas como negro.

- Me has dicho amor. - sonrió y mis mejillas se pusieron rojas como solo él las pone.

- Me puedes traer otro. - ignoré su comentario y pedí otro coctel, lo necesitaba y mucho.

- Ya se lo traigo. - me dijo el del bar y miré a Ruggero.

- ¿Y Antonella?

- Has cambiado la conversación pero bueno. - rió un poco. - Te cuento que mi mamá es la hora y me regaña por lo ocurrido.

- Es tu culpa. - me encogí de hombros para luego a mirar el del bar que traía mi coctel. - Gracias.

- No empieces con que es mi culpa, vine aquí para relajarme por primera vez.

- Está bien. - le sonreí. - Pero sigue siendo tu culpa. - torció la boca tomando otro trago de su cerveza.

- ¿Y Michael? - lo miré.

- ¿Por qué tienes que sacar a relucir eso y yo no te puedo regañar?

- Porque sí, dime, ¿y Mike?

- Supongo que durmiendo, creo.

- ¿Todavía sigue en estados unidos?

- No, ¿te acuerdas la última vez que nos vimos en la azotea?

- Sí.

- Bueno, él se había ido una semana antes, te lo dije solo era por las vacaciones de navidad. - tomé un trago y lo miré. - ¿Y Candelaria?

- Todavía sigo con ella. - su mirada se puso en mí y no fui capaz de sostenerla, miré para otro lado, eso en serio dolió.

- Ah, bien por ustedes. - me tomé de un todo lo que quedaba en mi coctel.

- Es mentira. - me dijo riendo. - Solo quería ver si todavía te importa y me di cuenta que si.

- ¡Eres un imbécil! - ¿y si le tiro ahora la cerveza?

- Gracias, lo sé. - me sonrió. - Sigo siendo TU imbécil.

- No, eres solo un imbécil.

- ¿Quieres salir conmigo? - lo miré frunciendo el ceño.

- ¿Qué?

- Sí, ¿quieres irte de esta fiesta ahora y salir a tomar algo?

- No, estamos bien aquí.

- Tengo la ligera sospecha que ahorita nos van a venir a fastidiar. - me hizo seña para que mirada disimuladamente a su derecha, mire y ahí estaban Agustín y Gastón mirando para donde nosotros.

- No sé Ruggero.

- Vamos no quiero otro sermón de Agustín y creo que tú tampoco.

- Tienes razón. - me levanté con cuidado. - Espera cinco minutos y sales porque o si no van a ver que salimos juntos.

- Es que es inteligente la niña. - me dijo riendo.

- Era la inteligente de nuestra relación, Pasquarelli.

Nos reímos y salí adelante, pasado los cinco minutos ya tenia a Ruggero al lado entrelazando nuestros brazos.

- Relájate. - me sonrió. - ¡Nada malo puede pasar!

TUYA | segunda y tercera temporada حيث تعيش القصص. اكتشف الآن