| Capítulo 8 |

2K 142 8
                                    


- ¿Eh? ¡No!

- ¿Cómo que no?

- No. - me miró haciendo un puchero. - ¡No me mires así! - dije tomándolo de las mejillas robándole un pequeño beso.

- Me acabas de besar. - me sonrió. - Tengo que hacerlo de nuevo. - hizo otro puchero haciendo que riera.

- No volverá a pasar, fue un momento de ternurez.

- ¿Ternurez? ¿Esa palabra existe?

- No sé, pero fue algo así. - nos reímos.

- ¿Por qué no te quieres casar conmigo?

- No es el hecho de que seas tú, es que lo estamos haciendo por compromiso y no quiero que sea así.

- ¿Me amas? - me preguntó de repente, me quedé callada mientras nuestras miradas se conectaban. - Oye bonita... - me tomó del mentón acercándome a él. - ¿Me amas?

- Rugge, yo...

- Porque yo sí te amo. - juntó nuestros labios lentamente. - Te amo. - me dijo entre besos. - Te amo demasiado.

Nuestros labios se movían a un lindo compás, pero aunque no había mayor felicidad para mi que escuchar un "TE AMO" de parte de Ruggero hacia mí, algo no me dejaba creerlo, quizás era la escena de Ruggero con Candelaria regresando otra vez a mi cabeza o la ultima vez en la azotea donde nos dijimos "Te odio", o quizás todos los meses que estuve sufriendo por él, ahogada en un profundo vacío que trataba de llenarlo con alcohol cosa que hasta ahora no se ha llenado por completo.

Lo alejé un poco de mí bajando mi mirada.

- ¿No me amas? - subí mi mirada hasta la suya.

- No sé.

- Lo siento.

- Sentirlo no cambiará nada Ruggero. - le dije bajándome del mesón.

- Si me dejaras intentarlo...

- ¿Intentar qué? - me voltee para verlo. - El problema, Rugge, es que me haces feliz... - él me miró sin entender. - pero también me lastimas.

- ¿Te lastimo?

- Sí.

- ¿Cómo te lastimo? - se me acerco.

- Cada vez que estamos felices los dos, cada vez que me brindas una caricia o me besas, o me dices que me quieres... - pasé mi mano sobando su mejilla haciendo que él cierre los ojos ante el contacto. - no puedo evitar recordarte con Candelaria aquella noche. - abrió los ojos mirándome. - Te juro que es una escena que se repite en mi cabeza... - bajé mi mirada mientras por mi mejilla rodaba una lagrima. - y no sé qué hacer.

- Yo... - sobó mi mejilla secando mi lagrima. - perdóname... amor.

- ¿Déjalo si? - caminé alejándome de él.

- Lo siento. - fue lo último que le escuché decir en un suspiro.

Ruggero me dañó, me destruyó y ahora mi cabeza no podía olvidarlo tan fácilmente.

TUYA | segunda y tercera temporada Where stories live. Discover now