Parte sin título 17

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Con la respiración afanosa, el dragón seguía volando entre las espesas nubes que asediaban el cielo aquella mañana, casi reflejando su humor. Una ligera inclinación de la cola y ya estaba descendiendo, sobrepasando la compacta espesura, con sus escamas negras humedecidas por el roció del mundo. Sus ojos verdes comenzaron a divisar los altos torreones del castillo negro de la reina. Aterrizó sobre la torre más alta, escalándola después, buscando apoyo con sus poderosas garras. Al alcanzar finalmente los aposentos de la reina, se transformó de nuevo en mujer, aterrizando graciosamente en el mojado balcón. La ventana se abrió a su silenciosa orden. Maléfica entró, escrutando las sábanas negras, reconociendo las curvas bajo ellas. Furtiva, se acercó a la mujer, cerrando en silencio la ventana con magia para que no se despertase. Subió gateando a la cama, intentando mover el colchón lo menos posible. Se colocó entonces a horcajadas sobre Regina, y comenzó a besarle delicadamente el rostro.

La morena sonrió en el sueño. Con los ojos aún cerrados, pasó las manos entre los cabellos de la mujer, gimiendo de placer mientras la otra descendía más abajo, y seguía besándola a través de la seda negra de su camisón de noche. Pasó la lengua sobre sus pechos por encima de la tela. Regina gimió más alto.

«No pierdes tiempo...» susurró con la voz ronca del sueño, pero aún con los ojos cerrados.

Mientras estaba besando a la mujer que estaba bajo ella, se sintió lanzada contra la pared, y emitió un gruñido. La morena desorbitó los ojos al darse cuenta de todo el trastorno y se paralizó ante la escena que se le presentó delante.

«¿Mal? ¿Qué haces aquí?» preguntó, mirando después aterrada a Emma, que la mantenía bloqueada contra la pared, apretándole la garganta «Emma, cálmate...» Regina no tuvo tiempo para levantarse y ya Maléfica había aplastado contra el suelo a la princesa.

«¿Cómo te atreves, muchachita?» gruñó el dragón, furiosa

«¿Qué me calme? Te estaba...¡Yo la mato!» gritó Emma, levantándose mientras una luminosidad blanca comenzaba a irradiarse de sus manos.

Regina se interpuso entre las dos, bloqueando el avance de Maléfica.

«Creía que eras tú...» intentó explicarle a Emma, mirándola a los ojos «No me había dado cuenta de que era ella, estaba durmiendo...»

«Oh, ¿y eso debería hacerme sentir mejor?» dijo la muchacha, fuera de sí por la rabia

Regina suspiró

«Estaba durmiendo, y tú me despiertas a menudo así, así que ni siquiera había abierto los ojos. Estaba convencida de que eras tú» repitió, girándose después hacia Maléfica «Han cambiado muchas cosas desde la última vez que nos vimos...» explicó con ligera incomodidad.

La bruja puso una mirada incendiaria en sus ojos.

«Me he dado cuenta...» comentó casi gruñendo

«¡Oh, bien! ¡Entonces para ti es igual si lo hace ella o si lo hago yo!»

Regina volvió a mirar a Emma ante su exclamación.

«¡No! ¿Cómo piensas eso?» preguntó exasperada, masajeándose la dolorida cabeza «Solo estaba dormida. Lo siento» Se giró de nuevo hacia Maléfica «Mal...imagino que estás confusa...yo...no sé cómo explicarte...»

Maléfica lanzó una mirada de odio hacia Emma antes de volver a fijarse en Regina

«No tienes que explicarme nada, he comprendido todo» dijo fríamente, dando un paso hacia atrás «Me he equivocado al fiarme de ti»

The Queen and her slaveWhere stories live. Discover now