Prólogo

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«Ahora eres mía, Princesa»

La voz de la reina era profunda, intensa, como su mirada. Era aterradora, sin embargo bellísima.

La rubia asintió desde detrás de los barrotes, aún arrodillada.

«Sí, Su Majestad» dijo, con la voz temblorosa

La reina siguió mirándola. Una sonrisa satisfecha a la par que de sorpresa le atravesó el rostro.

«Podría hacer tantas cosas contigo...»

La muchacha no desvió la mirada del suelo.

«Podéis hacer todo lo que queráis conmigo»

La reina sonrió, complacida.

«Optima respuesta...finalmente has comprendido quién manda...»

En el rostro de Emma se formó una pequeña sonrisa, pero no dijo nada. Alzó la mirada hacia ella, una mirada intensa, sin mover la cabeza.

Regina colocó el índice bajo su mentón, obligándola a elevarlo.

«Optimo...» dijo, mirándola «Estás lista»

La muchacha pareció confusa. Apenas entrecerró los ojos, y sonrió.

«¿Lista para qué?»

«Lo verás, querida»

Regina sonrió, y llamó a un guardia para que llevara a la muchacha a sus aposentos.

Se desvaneció en una densa nube de humo violeta. 

The Queen and her slaveWhere stories live. Discover now