Parte sin título 12

2.2K 203 10
                                    


Emma tuvo que esperar dos días antes de conseguir volver a ver a Regina. Se acercó cautamente a la celda, atenta para no hacer ruido y despertarla por si estaba durmiendo. Se le llenaron los ojos de lágrimas apenas la vio.

«Hola...» dijo despacio, sonriendo.

Regina apenas le lanzó una mirada.

«Princesa» respondió con voz fría

«¿Cómo estáis?» preguntó la rubia tímidamente, intentando recobrarse

«Dada la situación, creo que puedes tratarme de tú» replicó la mujer incorporándose solo sobre los brazos, apretando fuertemente los labios para ahogar un gemido de dolor «Han girado las tornas»

Emma extendió, por instinto, una mano entre los barrotes.

«¡No os esforcéis!» exclamó para después observar su propia mano como si no le perteneciese, antes de retirarla «No...no es así...» replicó «No soy yo la que os tiene prisionera, sino aquellos dos idiotas de mis padres...»

«En una cosa estamos de acuerdo» le sonrió la morena «Tranquila, he sufrido cosas peores»

Emma se esforzó en sonreírle.

«No debierais sufrirlas más»

«Es lo que me merezco por lo que he hecho» dijo Regina, alzándose «Dentro de unos días todo esto habrá acabado»

«No creo que os merezcáis esto...Y, mientras me quedé un aliento de vida, nadie os ajusticiará»

«La elección es de tus padres, y creo que estoy de acuerdo con ellos...» Regina clavó sus ojos oscuros en los suyos «Mejor morir que pasar mi vida tras los barrotes»

«¡No pasareis la vida aquí dentro!» exclamó la rubia, turbada «¡Os sacaré de aquí, de un modo u otro!»

«No tienes que hacer nada, solo marcharte»

Emma golpeó uno de los barrotes con la mano abierta

«¡No os dejaré morir, metéoslo en la cabeza!»

«No decides tú» replicó rabiosamente la morena acercándose amenazadora a los barrotes que la separaban «Nadie decidirá más por mí»

«Estáis dejando que mis padres decidan por vos. Yo solo estoy intentando impedírselo» objetó la muchacha manteniendo su mirada.

«Tú no decidirás que yo vivía y tus padres no decidirán cómo y cuándo moriré» concluyó la otra sombríamente

«¡Bien, perfecto! ¡Entonces, solo os sacaré de aquí! ¡Después, seréis libre para marcharos dónde os parezca y con quien os parezca, y no estaréis bajo el control de nadie!» exclamó Emma, alzando la voz, agudizada por una nota de desesperación.

«¿Para ser presa de caza de aquellos dos? No, basta. He hecho lo último que tenía que hacer. Ahora puedo dejar de luchar»

«No os cazarán, porque para hacerlo tendrán que pasar por encima de mi cadáver. Ya no tendréis que luchar más» prometió Emma, con los ojos abiertos por el miedo y por la determinación.

«Emma...» dijo Regina acercándose más a los barrotes, mirándola a los ojos «Ha llegado el momento de que sigas adelante»

La rubia golpeó de nuevo la mano contra los barrotes.

«No tengo la mínima intención de hacerlo» dijo en un susurro rabioso, con los ojos llenos de lágrimas

«Eres una princesa...de hecho, una reina. Ha llegado el momento en que te comportes como tal» Regina acarició su mano «Encuentra un príncipe, princesa, a quien quieras, y gobierna tu reino»

The Queen and her slaveDonde viven las historias. Descúbrelo ahora