—Créeme que no es fácil estar comprometida, una boda requiere grandes pasos y sobre todo mucho amor —la mire ofreciéndole una sonrisa en forma de apoyo.

—Lo sé, pero quiero casarme algún día —asintió haciendo una mueca.

Si tan solo supiera que me casó por conveniencia y no por amor, bravo Kaylee, eres muy inteligente en estos momentos y eres la menos indicada de dar consejos de amor.

—Bueno, ya llegará el hombre indicado, aunque no me engañas, yo sé que mantienes haciéndote ojitos con Michael, el de recursos humanos —bromee riendo.

—Michael es muy apuesto, pero es muy tímido, siempre se va cuando lo miro o simplemente me sonríe y se va dejándome confundida —responde ella cabizbaja.

—Deberías invitarlo a cenar un día de estos, así hablan y se conocen un poco más —respondí dándole ánimos.

—Gracias, Kaylee eres una gran amiga —comento ella con una gran sonrisa y me dio un abrazo.

Le devolví el abrazo y terminé de maquillar a Jessica, se veía realmente preciosa, tomamos nuestras cosas y bajamos, por suerte había llegado la limusina que Mía había dicho, nos subimos y emprendimos camino. Al llegar pude notar que Alexander nos esperaba en la entrada, no quería que las luces de las cámaras me cegaran, pero no había de otra, tomé el valor y bajé del auto junto con Jessica siguiéndome.

Alexander me tomó de la cintura, apenas toque el suelo y me tapo con una mano y agradecí ese gestó, ya que me sentía algo más tranquila, caminamos hasta adentrarnos y por suerte lo logramos.

—Gracias —musité sonrojada.

Él solo asintió y caminamos hacia donde estaban todos los invitados, la decoración, la comida, la fuente, las luces, las mesas, las bebidas, todo absolutamente todo había quedado precioso, el decorado era un color dorado brillante.

—Bienvenidos, damas y caballeros esta noche hay algo muy especial que queremos compartir con ustedes, es una sorpresa y realmente queremos que ustedes presencien lo que tenemos para compartirles, así que espero que disfruten de la fiesta —espeto Gregg sonriendo mientras hablaba por el micrófono.

La música comenzó a sonar en todo el lugar y las parejas comenzaron a salir, realmente estaba muy nerviosa, ya que sabía de qué noticia hablaba Gregg, era el compromiso y un sabor amargo inundó mi garganta por completo.

Nos sentamos en una mesa junto a Anny la cual a verme sonrió y me abrazo fuertemente, llevaba puesto un lindo vestido color champán a juego con su hermoso cabello rubio y sus ojos azules, ella era igual a mi madre, un leve suspiro salió de mí porque la extraño, a pesar de todo aún la amo.

—¡Kaylee!, querida, es un gusto tenerte aquí con nosotros, te ves hermosa hija —menciono Anny sonriendo amablemente mientras me analizaba completa.

—Sra. Harrison, es un gusto verla de nuevo, hace mucho no la veía —respondí sonriendo en forma de agradecimiento.

—Basta de formalidades, eres la futura esposa de mi hijo, así que dime solo Anny, ya que ambas seremos la Sra. Harrison —respondió ella con una sonrisa pícara.

—Está bien Anny, es un gusto verte —espeté sintiendo el rubor en mis mejillas.

—Kaylee, es un gusto verte aquí —comentó el Gregg abrazándome con fuerza.

—Bueno, yo solo quería decirles algo antes de que se enteren, por otro lado —murmuré un poco apenada.

—Claro cariño, dinos que pasa —espeto Anny tomando mis manos.

SIEMPRE TUYA ©Where stories live. Discover now