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Camino por el camino de piedras elaborado en el jardín de entrada de la casa de Jordi para no dañar el césped. Hago de mi mano un puño y golpeo tres veces la puerta. Luego de unos segundos escucho pasos aproximarse a esta. La puerta se abre dejándome ver a... Jordi en pijama azul con pequeños ositos, con el cabello alborotado, sin lentes y descalzo. Se para frente a mi con una mano frotando su ojo derecho. Abre el izquierdo e intenta enfocar, me mira confuso y luego se pone rojo hasta las orejas.

─ Ho... hola. ─Tartamudea y baja la mano. Tiene los ojos ligeramente hinchados, por el sueño. Y además de eso en su mejilla izquierda tiene unas marcas que especulo son ocasionadas por las sabanas o la almohada. Se ve tan diferente sin lentes, sus ojos celestes son mucho más grandes de lo que parecían.

─ Hola Jordi. ─Le sonrío. Él baja el brazo y se apoya contra el marco de la puerta, solo que calcula medio mal ya que se tambalea hacia atrás. Rio de su cara al ponerse más rojo y acomodarse recto frente a mi con los brazos sobre su pecho.

─ ¿Qué haces aquí? ─Pregunta.

─ Supe que no tienen clases y vine a verte. ─Me encojo de hombros como si nada.─Pero si quieres puedo irme.

─ Oh no no. ─Se apresura a responder hablando atropelladamente.─Pasa, pasa. Estoy solo. ─Se hace a un lado sonriente y me abre la puerta así invitarme a ingresar. Lo miro dudosa, tal vez es mal momento.

─ ¿Estás seguro? ─Pregunto dudosa.─ Puedo venir luego, tal vez tienes que hacer algo y no quiero incomodarte.─ Le resto importancia.

─ No Leyla, insisto. Quédate. ─Se lleva una mano al puente de la naríz y sigue hacia arriba como si fuera a acomodar sus lentes. Luego parece darse cuenta que no los tiene por que baja la mano.

─ Está bien. ─Asiento y subo el último escalón para poner un pie dentro de la casa. Mi primera impresión de esta es que, una o más mujeres viven aquí. Las paredes de lo que aparenta ser el living están pintadas de color violeta oscuro, hay cuadros en estas. Una chimenea hacia una esquina y un par de sillones color crema que encierran una mesa ratona en el centro. También hay televisor,  un mueble de madera oscura con adornos y fotografías y un ventilador de techo. El suelo es de cerámica de color ambar y tiene detalles en color crema. Hacia la irquierda hay una puerta. Desde aquí se ve una cocina y utensillos de cocina. Y al lado de la puerta esta se encuentra una escalera que lleva al segundo piso.

─ ¿Quieres subir? ─Pregunta nervioso rascando su nuca y pasando por mi lado.

─ Bueno. ─Respondo alargando la letra "u". Él asiente y me pide que lo siga antes de echar a andar hacia las escaleras. Subo los escalones viendo su espalda, que no es ni ancha ni delgada, sus brazos tienen unos pequeños bíceps un poco marcados. Estudio sus pies para no estudiar su espalda baja, donde la espalda pierde ese nombre y deja de llamarse así.

Llegamos al último escalón y lo dejamos atrás para luego seguir por un pasillo amplio de paredes color madera y algunos detalles en esta que lo hacen parecer la corteza de un arbol. Hay también algunos cuadros pero mientras lo sigo no puedo distinguir de que se tratan. Jordi se para y yo igual. Gira su cabeza para verme por encima de su hombro.

─ Esta es mi habitación. ─Explica para luego abrir una puerta roja y hacerse a un lado así dejarme el paso. Sin cohibirme por entrar por primera vez a la habitación de un chico además del de mis hermanos ingreso esperándome un desorden descomunal. Pero me sorprendo al encontar un desorden ordenado por así decirlo.

A mi derecha se ve un escritorio con una computadora negra, a el lado de esta un gran placard de color claro y más allá sobre el mismo sentido derecho se encuentra una puerta de madera color marfil. Frente a donde me encuentro se encuentra una ventana con una cortina naranja. A mi izquierda veo su cama desordenada, a su lado una mesa de luz de madera blanca donde descansa una pequeña pila de libros y lo que me deja sin habla es el resto de la pared izquierda donde se encuentran cinco ileras una sobre la otra de soportes que sostienen su centenar de libros. No puedo contarlos, son muchísimos. Asombrada y maravillada cual niño en dulceria dejo atrás a Jordi y me arrimo a la biblioteca. Tomo el primer libro que me llama la atención siendo este uno ya leído por mí y bastante bueno. Abro el ejemplar y empiezo a ojear las páginas. Leo un par de palabras cuando siento un aliento en mi nuca. Giro la cabeza para ver a Jordi con los anteojos y un pantalón Jean y remera blanca parado a unos centimetros de mi cuerpo. No se cuanto tardé leyendo las páginas para que él tenga tiempo de cambiarse. Me pone nerviosa su acercamiento.

❝Proyecto G❞Donde viven las historias. Descúbrelo ahora