Capítulo 6: Una charla en familia

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La luz de la mañana entraba por la gran ventana de mi habitación, decidí levantarme y mirar por el reloj.

7:30

Era un día precioso, tenía el cielo de un azul claro totalmente despejado. Fui hasta la ventana mirando la hermosa vista del viñedo de mi padre... Era tan maravillosa que se me hace imposible describirla, lo único que puedo decirles es que una mañana como estas te gustaría hacer todo lo posible para lograr apreciarlo aunque sea un poco más.

Decidida a aprovechar esta hermosa mañana entré al baño y me di una ducha corta, me coloqué unos pantalones café oscuro; unas botas del mismo color, un esqueleto blanco y una camisa roja por encima.

Bajé rápidamente hasta la cocina, tomé una manzana y me dirigí a los establos. Saqué a Albano, mi caballo, de su cubículo y empecé a limpiarlo.

Albano era un frisón color negro; lo tengo desde que estaba recién nacido, lastimosamente su madre murió y nos dejó a un hermoso caballo y una yegua que pertenece a mi hermana. Mia.

Cuando terminé de pasarle el cepillo por el lomo a Albano le acomodé la silla y acaricié su cabeza un poco.

-¿Listo para aprovechar el día, campeón? _le susurré y el asintió con un pequeño relincho. -¡Vamos entonces!

Me subí y sacudí con un golpe seco las riendas de Albano logrando que empezara a galopar por todo el terreno de mi padre. Miré a mi alrededor maravillándome con los hermosos cultivos de uvas que habían a mi alrededor, sabía que Albano lo disfrutaba, le encantaba el ejercicio por la mañana.

Llegamos hasta el límite del terreno de mi padre, allí había una cerca que separaba el viñedo de un enorme campo solitario. Con otro golpe seco sacudí las riendas del caballo invitándolo a que saltara, así fué, Albano saltó la cerca pudiendo galopar más libremente por el hermoso campo dorado esa mañana.

Mi padre es dueño de uno de los mejores viñedos del condado Napa Valley, se podría decir que mi familia tiene una gran posición económica debido a esto pero a mi, era lo que menos me importaba. Vivir en Napa Valley era lo mejor del mundo; no solo por su genial si no por sus paisajes, me encantaba disfrutarlos lo más que podía ya que me encantaba todo lo que tenía que ver con la naturaleza. Sonará bastante raro, pero al ver las colinas brillar con la luz del sol, el cielo de un azul tan claro y nada más que el ruido del viento sentía una paz conmigo misma tan genial que podría quedarme cabalgando con Albano por el resto de mi vida.

-¿No te gustaría hacer esto por el resto de tu vida? _hablé a Albano acariciando su cuello. El caballo relinchó mientras asentía.

-A mi también campeón. _saqué una zanahoria de mi mochila y se la di para que comiera. Él gustoso la aceptó.

Empecé a caminar junto a Albano hasta el súper mercado del condado. El viejo señor Dawson atendía a la gente con su característica sonrisa.

-Buenos días ______. ¿Qué necesitas?

-Buenos días señor Dawson. ¿Tiene zanahorias? Albano se las ha comido todas y no me compartió. _resoplé mirando como Albano miraba a su alrededor.

-Ese caballo como siempre de glotón. _el señor Dawson rió y fué hasta una canasta con un manojo de zanahorias, las lavó y me las entregó. -Invita la casa.

Sonreí agradecida al viejo hombre.

-Gracias señor Dawson, nos vemos otro día. _me dirigí hacia la entrada del súper mercado casi desierto.

-Salúdame a tu padre y dile que espero con ansias probar su vino.

-Creame que no se decepcionará. _una última sonrisa y salí del súper mercado a encontrarme con mi caballo que relinchó en cuanto me vió.

Photograph (CAMILA CABELLO Y TÚ) ✔Where stories live. Discover now