Cita con mi prometido

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El reloj sobre el buró marcaba las cinco de la mañana. Apenas y había logrado dormir por más de diez minutos. Las pesadillas eran terribles. En menos de dos meses habia pasado por un secuestro a una vida de violencia familiar. En mi mente solo vagaba la idea de un hombre tan cruel capaz de vender a su hija y obligarla a convertirse en una sumisa para lograr su beneficio.

Me levanté de la cama, movida por mis ganas de ir al baño. El cuerpo me dolia poco gracias a la pastilla para el dolor que el doctor me dio la noche anterior. El hombre aseguró que no habia ningún daño interno, que solo eran algunos moretones bastante grandes, pero solo eso. Olive y Alan se mostraron aliviados. Alan parecía timido y apenado, al igual que algo molesto por lo que habia ocurrido. Hasta donde lo conocía, el era cercano a su padre, Howard siempre aprovechaba cada segundo que tenia con su joven hijo para adentrarlo al mundo de los negocios y las finanzas, y Alan no parecía molesto por ello, pero creo que nunca habia estado presente para ver lo que su padre le hacia a su hermana.

El gran espejo del baño me hizo ver mi realidad. Mi rostro estaba hinchado. Mis ojos algo pequeños a causa de la inflamción, mis labios lucían más grandes y la mitad era purpura. Los moretones descendían por mis brazos y pasaban por parte de mi abdomen. Mis piernas fueron las más intactas, apenas dos moretones en el muslo izquierdo; creo recordar haber chocado con un mueble, eso debio de sacarme los moretones.

Mis ojos cansados recorrieron la visión de aquella chica herida y lastimada, y mi mente comenzó a imaginar las veces que Rebecca estuvo en aquel sitio mirándose en ese mismo espejo, intentando comprender porque le habían hecho lo que le hicieron.

¿Cómo lo soportaba? Todo el mundo decía que Rebecca era una cabrona. Una mujer fuerte de carácter aguerrido y voz incapaz de silenciar. Ella daba sus opiniones de forma firme, clara y concisa, no importaba si eso lastimaba a alguien. Asi era ella. Esa es la imagen que tengo de aquella chica.

¿Cómo alguien asi podía soportar en silencio los reclamos y los golpes de su padre?

Despues de aquella visita al baño, logré dormir un poco más. Me desperté al oír el sonido de una voz. Giré en mi cama solo para encontrar a Lucas de pie frente a mi cama. Apenas me encontré con su mirada, su rostro mostró angustia.

--¿Cómo dormiste?—preguntó con voz timida

--pues...bien—dije sin mucho animo. Le hice un lado para que se sentara y sonreí levemente—¿tu has dormido algo?—Lucas tardó unos segundos en contestarme, y cuando lo hizo, solo movió la cabeza en una negativa—deberias descansar, no puedes estar sin dormir

--¿si duermo como podre cuidar que nada te pase?—su mano acarició mi mejilla pero eso no me hizo sentir mejor—¿quieres comer? Puedo traerte el desayuno

--estoy bien—me acomodé entre las sabanas para volver a dormir

--debes comer. Te traeré algo de comer—mire a Lucas con cansancio y negué con la cabeza—bueno, al menos permíteme quedarme contigo

--Lucas, si Howard entra y te encuentra aquí se enojara de nuevo—me froté los ojos y solté un bostezo—creo que seria mejor que fueras a descansar, hay más personas que pueden cuidar que no me vuelva a golpear

--tu padre podrá enojarse, pero soy tu guardaespaldas oficial, es mi deber cuidarte—el chico comenzó a acomodarse más en la cama y me sentí algo incomoda—además, ¿Cómo esperas que deje a mi chica sola después de lo que paso?—Lucas se acercó a mi y me beso

--Lucas, no—me alejé de él y lo mire con ojos serios—no tengo ganas de eso ahora, por favor, solo déjame dormir

Por su expresión supe que no le gustó mucho el comentario que le hice, pero es que debía entender. Me dolía el rostro ¿y el quería que lo besará? ¿Acaso no pensaba que no era el momento?

Entre Amor Y MentirasWhere stories live. Discover now