Capitulo 31: Partido final

Comenzar desde el principio
                                    

-¿te vas a echar para atrás?- le digo.

-no. Solo que estoy buscando un mejor discurso para dar. Creo que el que traía quedo a un lado- dice haciendo una mueca.

-¿hice mal en hablar con ellos antes que tú?- digo.

-no. Bueno en realidad no sé. Quería hablar con ellos primero, exponer mis puntos y luego ver que ocurría- me dice.

-si hubieses hablado con él, a solas, te hubiese mando a matar. Sabes, no entiendo a mis padres- digo para mí misma que para Cristian.

-¿Por qué lo dices?-

-porque no nos pusieron problemas para tener relaciones sin estar casados y ser menor de edad. ¿No debería ser al revés?- frunce el ceño.

-explícate-

-bueno, si hubieran seguido las reglas, lo primero que hubieran hecho es casarnos, así estaríamos protegidos y daba lo mismo si después teníamos relaciones. Es como que ellos mismo nos hayan dado libertad de acción- le digo. Él lo piensa por varios segundos y luego asiente.

-¿Cuánto más los vamos a esperar?- dice David. Nos mira con el ceño fruncido.

¡Dios, que genio se gasta! No sé cómo mi madre lo aguanta cuando carga con ese genio.

Entramos a la sala, mis padres están sentados en el sillón grande y delante de ellos están los individuales. Tomamos asiento en ellos pero no me gusta, me siento desnuda y desprotegida. Con cuidado me siento en las piernas de Cristian. Él se sorprende pero no dice nada. Solo me abraza y yo me acurruco en su pecho.

Veo a mis padres, mi madre está sonriendo, sabe que estoy demostrando lo que sentimos y mi padre, bueno, digamos que sigue enojado

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Veo a mis padres, mi madre está sonriendo, sabe que estoy demostrando lo que sentimos y mi padre, bueno, digamos que sigue enojado.

-así que se casan. Se puede saber, ¿con la autorización de quién?- dice David.

-con ninguna por el momento. Por eso he venido a hablar contigo, David- dice Cristian.

-¿no has pensado que esto es una mala idea?- dice mi padre mirándolo a los ojos.

-¿también pensaste que casarte con Elena seria a una mala idea? ¿Qué amarla y querer cuidarla por el resto de la vida era una mala idea?- dice Cristian. Su cuerpo esta tenso, así que lo abrazo más fuerte.

-no, siempre supe que ella la adecuada para mí- gruñe. Cristian está ganando. Cristian 1 – David 0.

-la edad es un problema para ustedes, entonces, ¿Por qué nos dejaron tener relaciones sexuales, cuando eso, según la ley, solo lo pueden hacer los adultos?- mis padres se quedan en silencio. Cristian 2 – David 0.

-y por último, ustedes tienen nuestra confianza. De todas las cosas que nos han pasado, nunca les hemos ocultado nada. Siempre hablando de frente, ¿Por qué ahora nos están negando esa confianza? ¿Acaso piensan que Ana quedara embarazada y su vida terminara? Pues de algo estoy seguro, es que pase lo pase, saldremos adelante con o sin su ayuda. Pero- dice mientras toma aire –no creo que quieran estar alejados de su única hija, de sus futuros nietos por una palabra con dos letras que puede significar todo o nada para todos- levanto mi cara y veo a mis padres que se han quedado mudos. Se podría decir punto, set y partido a favor de Cristian.

-bien- dice mi padre de la nada.

-¿bien qué?- pregunto.

-bien jugado, Cristian. Y si, les doy mi autorización ara que se casen- dice. Salgo del pecho de Cristian y miro a mi padre.

-¿de verdad nos dejaras casarnos?- digo aun no creyendo lo que mis oídos acaba de escuchar.

-claro. Solo hasta que Cristian cumpla los 18- frunzo el ceño.

-papá para eso solo faltan 3 semanas y media- le digo.

-¿no es muy cerca?- dice Cristian que está sonriendo.

-ustedes querían casarse lo antes posible. Bien, se casan una semana después de que cumplas lo 18. Hare todos los papeles y hablare con carric, no creo que estén muy contentos pero no pienso perderme nada, nada de lo que me pueda dar mi hija- dice.

-eso es bueno. Ahora podemos abrir esta botella y celebrar- dice Cristian cuando saca una botella de champagne.

-estabas muy seguro, ¿no?-

-nunca perdí la esperanza- sonríe. Beso su mejilla y me acurruco en su pecho.

Este es lugar donde siempre quiero estar y desde un mes más, lo estaré. Mi corazón salta de alegría, estaré con el hombre de mi vida todos los días. Aunque, ¿Dónde viviremos?


OTRO CAPITULO MAS... 

ESPERO QUE LES HAYA GUSTADO... 

LAS QUIERO Y NOS LEEMOS PRONTO... 

BESOS...

Sumisos: Cristian y AnastasiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora