Capítulo 54.- Hasta Aden se había dado cuenta.

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Aunque el poco rato que pase en la cafetería, y el tiempo empleado en preparar la comida y recoger al pequeño me había servido para entretener mi mente un poco...Nada lograba sacarme de la cabeza el cómo podría estar Lexa en estos momentos. Y es que la necesidad por saber de ella era tremendamente constante aunque Ontari me tenía bastante informada a pesar de que sólo hacia unas horas que me había marchado del hospital.

-Clarke. Está bien. Deja de fruncir el ceño. Por dios. –Dijo Ontari sonriente mientras guardaba un par de cosas de su hermana en una pequeña maleta colocada sobre la cama. –Si lo llego a saber no vengo, estás más inquieta que mi madre, aunque bueno...no iba a dejar a mi hermana con ese pijama tan horrible de hospital. –Decía mientras examinaba cual llevarse. –Va, me llevo estos dos.

-¿Y si le llevas un par de libros? Digo, a ella le gusta mucho leer. –Informé mientras seguía concentrada buscando más cosas de utilidad para su hermana.

-No es mala idea. –Me contestó asintiendo con el rostro mientras se dirigía hacia un pequeño montoncito que había sobre el escritorio. –Uy. Éste no. –Decía poniendo una mueca mientras me miraba a la vez que sostenía el conocido libro de Gabriel García Márquez, Crónica de una muerte anunciada. –Pobre, bastante tiene ya con lo suyo como para llevarle algo tan trágico. –Se encogió ligeramente de hombros mientras escogía otro de entre tantos. –Éste va a ser mejor. –Dio por sentado agarrando El laberinto de la felicidad de Álex Rovira.

-¿Y Costia? –Pregunté aun sabiendo que posiblemente su respuesta no me agradase para nada. -¿Ha ido a verla?

-¿La estirada? –Me contestó mientras se movía por el piso para preparar un pequeño neceser para Lexa. –No. No ha estado por allí. Tampoco es que alguien se haya interesado en avisarla... -Decía volviendo para guarda un par de cosas más en la pequeña maleta.

-Ontari...Tenéis que avisarla. –Dije en contra de mi propia voluntad. Porque aunque la idea de que Costia no estuviese en el hospital me había en cierto modo alegrado... Si me ponía en su lugar, la verdad es que no enterarme de algo así sería horrible. Porque lo que más quería era saber cómo estaba y si yo podía ofrecerle algo para que estuviese mejor.

-¿Quieres llamarla? –Me sugirió mientras sacaba su móvil del bolsillo y me lo extendía para que lo hiciese por ella. –Vamos, adelante. –Me animó.

-No voy a llamarla. –Contesté cruzándome de brazos y negando a la vez con la cabeza.

-¿Ves? Pensamos igual. –Dijo volviendo a meter el móvil en su bolsillo.

-Ontari. Tienes que hacerlo. ¿A ti te gustaría que no te avisasen si a Murphy le ocurriese algo así? –Dije intentando convencerla mientras cerraba la maleta.

-Joder. Clarke. –Se quejó clavando su mirada en la mía. -¿Tienes que ser justo ahora Pepito Grillo?

-Sabes que es lo correcto. –Dije como último cartucho para convencerla, aunque también formaba parte para convencerme a mí misma.

-Ufff. –Resopló mientras se pasaba la mano por la cara. –Está bien. Maldito Pepito Grillo. –Me dijo mientras cogía la maleta para salir de la habitación. -¿Luego vas a ir al hospital? –Me preguntó aun sabiendo perfectamente la respuesta. –Nos vemos luego. –Se contestó ella misma al darse cuenta de tremenda obviedad.

Era extraño. Muy extraño. Pero quizás el ver a Lexa en esa situación me hizo plantearme el esquema que pretendía seguir. Ese esquema en el cual había decidido apartarme porque Costia había logrado una posición bastante favorable. Pero es que analizando todo, cada día, cada hora y cada minuto, tenía más que claro que posiblemente no era merecedora de Lexa. Y no es que yo lo fuese, obvio que nadie lo era, pero lo que tenía claro es que la idea de que estuviera cerca de ella no era nada agradable.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora