Capítulo 26.- Si tú estás bien, yo lo estoy.

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Al día siguiente mi madre nos mandó a por unas compras de última hora al pueblo vecino. Odiaba esas cosas. ¿Por qué demonios la gente dejaba todo para el último momento? ¿Por qué mi madre necesitaba azúcar moreno? ¿Por qué esa tremenda necesidad por dicho producto? ¿Por qué no podía usar blanca y se acabó? Menos mal que al menos Clarke nos acompañó a mi hermana y a mí, y así la tarea se me hizo más llevadera recreándome en observar a Clarke en todo momento, por lo que mi mal humor ante esas situaciones se vino abajo por completo con su primera sonrisa. ¿Era posible que una sonrisa cambiase tu estado de humor? Era posible. Muy posible. ¿Alguien quería la prueba? Yo era la prueba viviente de tal suceso.

Nada más aparcar de nuevo frente a la casa de mi madre, escuché con claridad como una voz bastante conocida llamaba mi atención.

-¡Lexi! –Gritó mi prima Luna mientras se movía con rapidez para estrecharme en sus brazos.

-Ya vale, ya vale. –Dije yo sonriendo mientras intentaba librarme de su amarre. -¿Es que has hecho pesas? –Me burlé al comprobar que estaba más fuerte que la última vez que la vi. O quizás yo me había vuelto más debilucha. Todo podía ser.

-Idiota. –Rió mientras me soltaba y aferraba mi cara entre sus manos para después dejar dos besos sonoros sobre mis mejillas. – ¡Pero qué guapa estás! –Exclamó sonriente mientras yo sonreía.

-Te recuerdo que yo también estoy aquí. –Dijo Ontari de golpe, haciendo que tanto Luna como yo nos mirásemos de forma comprometida.

-Ven aquí mi niña. –Dijo Luna con voz divertida mientras Ontari se negaba y retrocedía paso a paso, queriendo escabullirse en plan indignada.

-No. –Dijo mi hermana con gesto serio. –Permíteme que me haga la ofendida. –Soltó mientras aferraba el paquete de azúcar contra su pecho y se adentraba en la casa con un gracioso movimiento de melena.

-La adoro. –Sonrió mi prima mientras contemplábamos la escena.

-Oh disculpa. –Dije al darme cuenta que a unos pasos estaba Clarke y que ni mi hermana ni yo las habíamos presentado. –Clarke, esta es Luna, es mi prima. Luna, ella es Clarke, es una amiga. –Solté mientras Luna me miraba sonriente para luego observar a Clarke.

-Encantada Clarke. –Dijo mi prima mientras ambas se regalaban dos besos de cortesía.

-Igualmente. –Contestó Clarke sonriente.

Dentro de casa todo era un cúmulo de voces, de conversaciones a dos unidas a conversaciones generales. Las voces de mi tía Indra y de mis dos primos se unieron a la de mi amigo Lincoln. Lincoln era un gran amigo, al igual que eran sus padres de mi madre, por lo que en esas fechas siempre estábamos juntos. No podía negarme que aquel ambiente familiar me hizo sonreír y más al ver como en la cocina Ontari y Clarke se adueñaban de preparar una salsa mientras ambas canturreaban algún que otro tema navideño. De verdad que aquella era una escena para enmarcar en la gran colección que ya poseía en mi mente.

-¿Te ha dicho algo de mí? –Me susurró Lincoln a la espalda mientras sostenía una copa de vino.

-¿Qué me va a decir de ti? –Pregunté alzándole una ceja. Sabiendo perfectamente que tipo de información quería sacarme. Y de quién.

-Pues no sé. Algo. –Dijo intentando sonar indiferente mientras daba un trago de su copa.

-Habla con ella y ya está. –Solté sin más. Me agotaba la situación que se traían mi amigo y mi prima. Desde siempre habían estado tonteando, pero ninguno se animaba a dar el siguiente paso, así que como consecuencia yo tenía que tragarme las conversaciones de ambos. Quizás ambos eran demasiado parecidos en el tema vivir la vida intensamente. Y quizás a los dos les daba un poco de miedo el comprometerse. Y yo por supuesto no era quien para juzgarles. Pero si es verdad que me cansaban un poquito.

Tal vez (AU) -Español [Clexa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora