EPÍLOGO II

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Dolía, el brazo izquierdo le dolía como jamás había experimentado algún dolor, pero se sentía aturdido.

Gianluca volvió a gritarle algo cuando Raimondo Fiori llegó hasta las protecciones metálicas, pero éste no escuchó: Angelo Petrelli, inconsciente, estaba a cuatro o cinco metros bajo el nivel del suelo, sobre un acantilado enorme, alargado y plano, pero inclinado hacía el mar y… casi la mitad derecha de su cuerpo estaba al aire.

Raimondo se sintió mareado al notar que, lo que le esperaba a su amigo si se resbalaba de ese precario acantilado, era una caída de quince o veinte metros antes de estrellarse con el agua y un montón de piedras.

El aire sopló, helado e intenso.

—Se va a caer —gimió Raimondo, desesperado. Volvió a marearse cuando buscó con la mirada el… no sabía el qué buscaba.

—Ya casi llegan —a Gianluca le temblaba la voz—. Ya casi llegan las ambulancias. 

Al teléfono, con altavoz, había alguien, pero Raimondo no lo notó. Sin saber lo que hacía, sin pensarlo siquiera, usó su brazo bueno para ayudarse a pasar del otro lado de la protección metálica. 

—¡Raimondo, te golpeaste la cabeza! —le gritó Gianluca, antes de informar a la persona en la línea lo que sucedía.

El otro apenas lo escuchó. Se dió cuenta de que, en efecto, podía bajar hasta donde se encontraba Angelo si pisaba con cuidado las rocas más grandes, pues parecían una escalera de piedra —una destruída— mientras se sujetaba de las pequeñas… pero se veían resbalosas y su brazo izquierdo estaba roto. 

Tembló de dolor cuando avanzó el primer paso y se resbaló, por lo que tuvo que sujetarse rápidamente de una raíz que sobresalía de la tierra, provocando, con el movimiento brusco, que el brazo roto se agitara. Tembló de dolor mientras dejaba escapar un grito ahogado.

Gianluca cerró sus ojos con fuerza para no verlo cuando se cayera y se matara, cerró sus ojos mientras temblaba de horror y brotaban nuevas lágrimas.

** ** **

Cuando llegaron al hospital Anneliese y Lorena, Nicolas y Jessica ya estaban ahí; el primero lucía casi tranquilo mientras abrazaba a su mujer, quien tenía sobre las mejillas lágrimas frías y casi secas: había dejado de llorar y ahora sólo esperaba.

—¿Dónde está Angelo? —logró preguntar Annie.

No había derramado una sola lágrima. Estaba en shock. Lorena, en cambio, sí lo había entendido ya: Lorenzo había perdido mucha sangre… y la hemorragia no se detenía aún.

—Le están haciendo una tomografía —informó Nicolas, con voz queda, vacilante en si debía decir el resto—. Se golpeó la cabeza. —Cualquiera se habría dado cuenta de que había algo más al respecto.

—Raimondo está en cirugía —añadió Jessica—. Le salvarán su brazo —aseguró. Eso deseaba, nadie lo sabía.

—Quiero ver a Lorenzo —finalmente habló Lorena.

—No puedes ahora —aseguró el francés—: está en intervención.

—¿Puedo ver a Angelo? —suplicó Annie.

En ese momento llegaron un par de médicos, quienes aseguraron que Gianluca estaba bien, sólo tenía algunas lesiones que no tardarían en sanar. Ninguno dijo nada: los que les interesaban eran los otros tres y de ellos no había novedades: Lorenzo seguía sangrando, Raimondo en cirugía y Angelo no despertaba.

Entonces se dio cuenta Annie de lo que ocurría: su hermano había tenido un traumatismo craneoencefálico y no despertaba… era eso lo que no había dicho Nicolas: Angelo estaba en coma y, aunque no había muerto con el impacto, no era una garantía que sobreviviera.

Raimondo había logrado salvarlo, había llegado hasta él y lo había resguardado hasta que los rescataron de emergencia, pero el costo había sido su propio brazo: se había lastimado tanto que los médicos creían que tal vez tendrían que amputarlo.

Y Lorenzo estaba ya en un hospital, pero se le había perforado una arteria y, pese a las transfusiones mientras lo intervenía, la hemorragia no se detenía…

Gabriella Petrelli, en compañía de Irene Ahmed, se reunió con los que estaban ya en el hospital. Nadie las notó, tampoco ellas saludaron siquiera, pues oían a los médicos.

** ** ** **

Si debieran elegir a cuál de ellos perder, ¿sería...

A) Angelo.
B) Lorenzo.
C) Raimondo.

Por otro lado, ¿Raimondo sacrificó su brazo por la vida de Angelo?

Esta semana publicaré la continuación 💖.

Ambrosía ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora