―Consigue ablandar mi corazón, señor Melieni. ¿Cómo lo hace?

―No hago otra cosa que intentar ganarme vuestro perdón, mi dulce Eilenor.

―No lo comprendo, ¿Mi perdón? ―Cuestioné mientras me echaba hacia atrás para contemplar sus ojos.

―Sí, señorita Sin. ―Suspiró. ―No soporto vuestro odio, me hace recordar sucesos del pasado que sería mejor no volver a mencionar. Tiempos oscuros.

Tomándome desprevenida me agarró de la cintura y me levantó en sus fuertes brazos. Sin tiempo para gritar plantó sus suaves pero exigentes labios sobre los míos. Nuestros cuerpos pegados, mis pies flotando en el aire y nuestras bocas unidas en un apasionado beso. Con mis manos en su cuello, acariciando su cabello dorado.

            De repente sentí algo chocando contra mi espalda, era el tronco de un árbol, mas no me importó

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De repente sentí algo chocando contra mi espalda, era el tronco de un árbol, mas no me importó. Melieni con una de sus manos ya libres comenzó a levantar la falda y a posar sus dedos bajo ella, explorando el contorno de mis piernas y subiendo el bajo poco a poco.

No podía explicar el porqué de esta explosión de emociones y sensaciones cada vez que nos uníamos en un beso. La pasión nos desbordaba y nos dejábamos llevar de tal forma que jamás creí que fuese posible en mí.

Con la falda ya levantada casi por encima de las rodillas, Melieni colocó su cuerpo contra el mío, de tal forma que nuestros centros se encontraron. Gemí por el repentino y novedoso cambio de postura.

―Sois toda una mujer, Eilenor. ―Suspiró entrecortadamente contra mi cuello, el cual comenzó a lamer y mordisquear.

La mano juguetona en mi pierna comenzó a adentrarse al interior de mis muslos, cubiertos por la ropa interior. Sin embargo la liviana tela no era nada en comparación al ardor que sentía en mi interior. Con sus dedos comenzó a acercarse más hacía la zona que mi cuerpo anhelaba con desesperación, pero rápidamente se alejó.

―No... ―Jadeé.

― ¿Eso os gusta? ―Rió mientras levantaba su rostro para mirarme a los ojos.

Asentí con la cabeza mientras cerraba los ojos arrastrada por la pasión del momento. No quería que acabase nunca. Entonces él volvió a posar esos dedos atrevidos contra la sensible zona y un fuerte gemido escapó de mis labios.

Sentí un dulce cosquilleo el cual se fue convirtiendo en un asombroso torrente de lujuria, que me arrastró hacia un gran jadeo, hasta derretirme contra el cuerpo caliente de él.

« ¿Qué acababa de suceder?»

Me sentía confusa, dentro de un huracán de sensaciones totalmente desconocidas para mí. Los labios de Melieni se posaron una vez más en los míos, pero esta vez fue un contacto casto. Me depositó con cuidado sobre el suelo y al apoyar mis pies me percaté de que uno de los zapatos había desaparecido de su lugar. Él también se fijó en ello y fue a por él y agachándose me lo colocó con la dulzura impregnada en cada uno de sus gestos.

La Dama Caos. (Dioses Y Guardianas 3)Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ