Capítulo 15

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Maratón 1/2

Capítulo 15

¿SENTIMIENTOS?

Los crujidos se volvieron a escuchar, pero esta vez, sonaron mucho más cerca. Sabía que quien fuera la había oído hablar y probablemente se estuviera acercando. El olor a brisa marina y laurel se hizo presente en el ambiente y la corriente de viento que se había levantado esparció aún más la esencia por todo el lugar.

Le pareció raro, por un momento, que un ángel la estuviera siguiendo. Hasta donde sabía, los ángeles no solían meterse en los asuntos de los demonios y viceversa. Sin embargo, como no quería abrir en ese momento el paquete de hipótesis y soluciones que la acompañaba cada vez que había más de una respuesta, decidió simplemente esperar a que el intruso se apareciera y le revelara las razones por las que la seguía.

Una cabellera rubia fue lo primero que notó salir de entre los árboles, seguido de unos ojos celestes profundos que se hicieron presentes en el segundo en el que él levantó la mirada. Sus ojos la observaban curioso y sin saber que decir, mostraban algo de vergüenza, quizá por haber sido descubierto y no tener una excusa concreta. Sin embargo, ella pareció no darse cuenta de aquello, puesto que en el momento en el cual sus ojos hicieron contacto, se quedó embobada... otra vez.

—Daniel —susurró. Su voz mostraba sorpresa y sonaba algo débil, algo que ella captó enseguida y continuó rápidamente su frase para disimular lo inicial—. ¿Qué haces aquí? —endureció la voz—. O mejor dime ¿por qué me seguías? —su tono  cambió a uno más serio y enfadado—. ¿No te enseñaron a respetar la privacidad de los demás?

Daniel dio un paso en el lugar y respondió a la pregunta sarcástica con una gran naturalidad: 

—¿No puedo pasear por el bosque un rato? 

—No has contestado a mi pregunta. ¿Por qué me seguías? —su tono de voz hizo énfasis en el "por qué"

—No te seguía. Como dije, caminaba por aquí. Me gusta la tranquilidad. 

Aquella respuesta no la convenció. Ninguna lo hacía. Por lo cual lanzó otra pregunta:

—¿Y tengo que suponer que esconderte detrás de los árboles no tenía nada que ver con seguirme o espiarme? —Daniel se quedó estático por un segundo y Luci hizo un esfuerzo para disimular lo entretenido que le resultaba eso.

Por su parte, Daniel había entrado en pánico durante un momento. Sí, la había seguido, pero el haber terminado escondido entre los árboles no era parte de su plan inicial. Sin embargo, allí se encontraba, sin poder decir ni una palabra, después de haber sido atrapado con las manos en la masa.

Liberó el aire que se había quedado atrapado en sus pulmones y contestó:

—No. No estaba escondido, estaba pasando por allí. Te escuché hablar y decir que saliera y salí. Pero eso no significa que te estuviera espiando... o siguiendo.

Luci seguía sin creer ni una palabra de lo que decía el chico enfrente suyo. Reconocer una mentira se había vuelto bastante simple para ella con el paso del tiempo. Sin embargo, decidió dejarlo pasar.

—De todas formas —empezó Daniel tratando de cambiar el tema, y salir del pozo en el que se había metido—. ¿Con quién hablabas?

La mirada de Luci se endureció y sus labios se juntaron formando una fina línea recta. Daniel se dio cuenta al instante de que, en lugar de salir del pozo, solo se había hundido más. Trató de decir algo, pero nada salía de su boca. Luci, por su parte, decidió hablar antes de que el ángel dijera algo, o se diera cuenta de que su respuesta se demoraba demasiado.

La Hija del DiabloWhere stories live. Discover now