Capítulo 12

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Capítulo 12

SUEÑOS

Alexa dio por enésima vez una vuelta en la cama. Aquella noche se había alargado demasiado, el tiempo parecía pasar mucho más lento y no lo soportaba. Sus ojos volvieron a abrirse, ya acostumbrados a la oscuridad de la habitación, y no lo costó poder ver todo en el lugar como si todas las luces del cuarto estuvieran prendidas. Volvió a cerrar los ojos y los presionó con fuerza, esperando que eso le provocara un poco de sueño. Sin embargo, resultó ser inútil. Levantó su cabeza en el aire y la bajó bruscamente, haciéndola chocar contra la almohada de su cama. Repitió ese movimiento varias veces hasta que algo la detuvo, una voz.

Alexa... —La voz era gruesa y pertenecía a un hombre. Se escuchaba como un susurro, un escalofriante susurro muy distorsionado.

Habiendo crecido como la hija de un Demonio de la Noche, la oscuridad no le asustaba, las voces y los monstruos de los armarios a los que los chicos les temían, habían perdido toda importancia desde que había cumplido los seis años y había entendido que, tarde o temprano, su tarea seria parecida. Sin embargo, aquella voz le infundada miedo. Desde que había visto a aquella extraña figura negra en el espejo dos días atrás, sentía que el cansancio y la fatiga se habían aliado para jugarle malas pasadas a su cabeza, ya que el menor ruido provocaba que se alertaran sus cinco sentidos.

Alexa... —La voz volvió a hablar—. ¡Despierta! —Ordenó.

Alexa se levantó rápidamente y abrió los ojos. Aún estaba en la habitación, sin embargo algo había cambiado. Registró la habitación y se detuvo en cuanto su mirada se cruzó con las camas vacías de sus compañeras. Frunció el seño y se acercó a estas lentamente. Aquello no podía ser. Cinco minutos atrás, cuando había abierto los ojos, ellas aún estaban en la cama.

Escuchó un ruido detrás de ella, algo moviéndose a una gran velocidad. Se dio vuelta y vio que la puerta de la habitación estaba abierta.

Después de pensarlo unos segundos, se dirigió hacia la puerta y miró en los pasillos. No había nada. Se dio vuelta para volver a la habitación, pero una ráfaga de aire muy veloz la hizo cambiar de opinión. Vio a una figura negra correr por todo el pasillo y bajar las escaleras al final de este. Tratando de alejar al miedo que intentaba apoderarse de ella y soltando varias maldiciones, siguió a la figura negra.

Tras una larga caminata que la había llevado por todo el Instituto, había conseguido alcanzar a aquella figura oscura. Sin embargo, antes de poder tocarla o decir algo, esta volvió a moverse, atravesando una puerta de madera vieja que jamás había visto en los meses que llevaba en aquel lugar. Abrió la puerta y bajó por las largas escaleras de piedra que llevaban a unos pasillos subterráneos, similares a los cuales había pasado cuando había hecho las Pruebas.

Finalmente llegó a un salón hecho completamente de piedra en el cual la figura se había detenido completamente. Se acercó a paso lento a la misteriosa figura y se detuvo abruptamente cuando esta se volteó. Patas de caballo, cuerpo de humano y cabeza sin rostro. Era la misma figura que había visto en el espejo días atrás. 

Quiso gritar, pero no pudo. Caminó hacía atrás dispuesta a irse, pero, una vez más, se detuvo cuando la figura se agachó y se arrodilló frente a ella.

Señora —Dijo. Su voz gruesa se había vuelta más clara y fácil de entender, sin embargo, seguía siendo aterradora—. Me presentó ante usted como Vlad. Seré su fiel sirviente y es mi deber de cumplir su voluntad.

La Hija del DiabloWhere stories live. Discover now