La Hija del Diablo

Capítulo 25

N/A: ¡Hola! El capítulo de hoy es muuuuuy largo para compensar el tiempo de espera. Equivale a cuatro/cinco capítulos normales.

Espero que les guste y lo disfruten <3

Capítulo 25

MUNDOS PARALELOS

En la oscuridad de la noche y el pacífico ambiente, una fuerte punzada en la cabeza, hizo que Dalia despertara.

Abrió los ojos y lo primero que vio fue el techo de su habitación y reconoció la suave textura de sus sábanas bajo ella. Se incorporó lentamente, apoyando sus manos firmemente sobre la cama para poder mantenerse, pues sentía que si no lo hacía caería inmediatamente. Se encontraba debilitada y muy mareada.

¿Qué rayos le había ocurrido? ¿por qué se sentía así?

Tenía varias lagunas en su cabeza. Recordaba muy poco lo que había ocurrido después de que había llegado a la fiesta de Madeleyn; un par de risas por allá y un par de presentaciones por aquí, quizá alguna que otra copa, pero no recordaba el final de la misma y ciertamente, no recordaba haber vuelto a su habitación luego de aquello. Tampoco recordaba haber tomado algo extraño o fuera de lo común, con tanta potencia como para producirle aquel efecto.

Se dio vuelta lentamente, las cortinas de la ventana estaban cerradas y podía ver como algo de la luz de la luna se filtraba por las pequeñas aberturas a los lados de las mismas. Sus dos amigas estaban cada una recostada en su respectiva cama y dormían profundamente. Se echó un poco para atrás y se acercó al borde de la cama.

—¡Izzy! —le susurró a la muchacha pelinegra. Esta se revolvió en su lugar e hizo una mueca en cuanto Dalia volvió a llamarla. Finalmente abrió los ojos, pero volvió a cerrarlos bruscamente al tiempo que dejaba salir una pequeña maldición y se llevaba ambas manos a la cabeza —. También te duele, ¿verdad? —dijo. Izzy asintió —. ¿Qué nos pasó? ¿recuerdas siquiera cuando llegamos a la habitación?

Esta vez, Izzy negó.

—Ni siquiera recuerdo haber abandonado definitivamente la fiesta. Solo que salimos unos segundos para tomar aire, el olor dentro de la habitación nos mataba —hizo una mueca de asco mientras se refregaba la cara—. Dios, siento como si tuviera un ciclón en mi cabeza.

La muchacha de cabello negro se sentó sobre la cama y se estiró. Se refregó un poco más los ojos, tratando de ahuyentar el sueño que aún tenía, sin embargo, dejó de hacerlo cuando notó que Dalia la miraba muy sorprendida: sus ojos estaban bien abiertos y parecían a punto de salir y su boca estaba abierta en forma de "O"

—¿Qué? —preguntó extrañada—. ¿Tengo algo en la cara?

Dalia empezó a negar con desesperación, señaló a su almohada y la pelinegra se volteó, tratando de ver aquello que tanto la espantaba. No pudo evitar soltar un grito de sorpresa y moverse bruscamente hacia atrás luego de ver aquello: era ella misma, recostada en la cama con los ojos cerrados.

Se levantó bruscamente y se quedó de pie frente a la cama, observándose atentamente dormir, tratando de comprender que ocurría. Desvió la mirada hacia Dalia, quien estaba igual de pasmada que ella. Sin embargo, dejó de prestarle atención cuando notó que, al igual que ocurría con ella, mientras que había una Dalia despierta y sentada sobre la cama, otra estaba recostada en la cama durmiendo. Le señaló aquello a la castaña, quien reaccionó de la misma forma que Izzy.

—¡¿Qué rayos está pasando?! —preguntó Dalia.

—¿Por qué supones que yo lo sé? ¡Se supone que tú eres el cerebro! —exclamó la pelinegra en respuesta. Pronto dejó de prestarle atención a los cuerpos sobre la cama y se concentró en un destello plateado que notó sobresalir en la piel de Dalia. Se acercó a ella sorpresivamente y le tomó la muñeca de manera brusca: un hilo trenzado de color plateado resplandeciente. Por instinto miró su muñeca y se encontró con el mismo hilo—. Diablos...