Capítulo 8

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Capítulo 8

DANIEL WHITE, ALEXA JEFFERSON Y UN NUEVO PROBLEMA

El verde predominaba en el paisaje. Cientos de árboles que se juntaban y amontonaban, sin dejar ni un lugar sin cubrir. El espacio tomaba una forma redondeada en los extremos, a medida que se acercaba a la barra protectora que le permitía a Mystic Town seguir siendo un secreto para los humanos. En medio de aquel gigantesco lugar, con cierto parecido a una isla, un camino de tierra se destacaba. Largo, recto, y de pequeño espesor desde su punto de vista; el mismo partía de aquella alta montaña y conducía a la única parte del lugar donde los árboles dejaban de ser mayoría y el papel protagónico se lo llevaba la gigantesca construcción, remodelada con los años, que tenía las características de un castillo y de una gigantesca mansión antigua.

El viento soplaba suavemente en su cara y le producía una sensación placentera y tranquila. Estaba en la cima de la montaña por la que, minutos atrás, había ingresado a través del Portal Principal. El auto se había averiado, y, mientras sus amigos lo reparaban, él se había dedicado a pasear por los alrededores.

Los lugares altos siempre habían sido sus favoritos, le permitían una vista completa del pequeño mundo que lo rodeaba y la altura siempre aclaraba sus pensamientos. En ese momento, la soledad era su compañera, una que siempre recibía con gusto. Podía pasarse horas en aquellos lugares sin aburrirse, entreteniéndose con su pensamientos.

Y sí que lo necesitaba.

Desde que había entrado en Mystic Town, había sentido algo diferente y extraño. Todo a su alrededor parecía ser igual, sin embargo algo en su interior le decía que todo había cambiado. Algo estaba llamándolo, buscándolo. Y, sin darse cuenta, él también estaba buscando aquello. Pero no sabía por qué le ocurría aquello, y tampoco sabía qué era...

Hasta entonces.

Los ojos de la chica de cabello rojizo lo miraron fijamente y sintió como si algo en él se detuviera, para luego avanzar rápidamente. De forma casi automática —e involuntaria también— sus ojos buscaron los suyos: eran verdes y brillantes. Algunos detalles marrones se mostraban en las cercanías de la pupila, pero eran imperceptibles a la distancia. Se dio cuenta cuando la respiración de la muchacha frente a él se cortó y casi al mismo tiempo la de él también.

Una vez más, surgieron en él sentimientos de calidez y familiaridad. Él sentía que la conocía, pero no recordaba donde, ni cuándo, ni cómo. Fue entonces cuando lo supo: ella era la muchacha con la que había chocado anteriormente. Ella era la muchacha que había despertado en él aquellos dos sentimientos tan peculiares.

La chica se movió unos segundos después, y en el momento en el que se separó de él, sintió como si se quedara vacio. A medida que ella avanzaba, Daniel sentía como algo lo impulsaba a seguirla, a buscarla. Fue entonces cuando lo entendió: ese algo que tanto lo había preocupado desde que había llegado a la ciudad era ella. Por un segundo, él creyó que aquella familiaridad y calidez eran verdaderas, y que posiblemente sí la había conocido antes, sin embargo, un hecho que apareció de repente en su mente lo descolocó, y provocó que desechara de inmediato esas ideas. Algo que pudo detectar al momento en él que ella se alejó, que lo atacó de forma repentina, y que hizo que su nerviosismo fuera reemplazado por la duda y la preocupación.

—Daniel, ¿estás bien? —Diego apareció en frente suyo. Su rostro mostraba un gran cansancio, la prueba probablemente había sido dura o quizá, no había sido dura, pero sí estresante. Al ver que su amigo no respondía, él preguntó—: ¿Quién era ella?

La Hija del DiabloWhere stories live. Discover now