— ¿Cuanto?

— Tres metros y medio.

Asentí. Empecé a tirar de la cuerda hasta alcanzar lo que pidió. Lo corte y enrolle.

— ¿Algo más?

— Ganchos de metal, grandes.

Fui por los ganchos.

— ¿Algo más?

— Mmm... Si. Caños para cortinas, de los mas gruesos que tengas.

— ¿Cuantos? ¿Y algo mas necesita?

— Quiero 4. Y no, solo eso.

Fui a buscar los caños que pidió. Algo raro... No se.

— Listo... Ya esta todo.

Le entregué lo que había pedido y le sonreí.

— ¿Me darías tu número? Así... Si necesito algo, te llamo y lo encargo.

Otra vez me sentía intimidada.

— Amm... Claro. Anotalo.

Le dije mi número. Él sonrió y me dio el suyo.

— Debo irme. Nos vemos, Ana.

Se acercó y me besó la mejilla. Mis nervios aumentaron al sentirlo tan cerca. Siquiera me besó los labios y ya estoy rojisima. No se porqué me pasa esto, y eso que sólo lo vi esta mañana.

— Adiós...

Se alejo un poco. Luego volteo.

— ¿El Sábado que haces después del trabajo?

— Estudio temprano, luego trabajo y despues me quedo en casa.

— ¿A que hora sales?

— En la noche. Eso de las ocho.

Me sonrió y me miró de arriba a abajo.

— Ven presentable. Quiero salir contigo.

Asentí mordiendo mi labio.

— Taylor vendrá por ti a las ocho y media. Nos vemos.

— Adiós.

Salio de la ferretería. Suspire aliviada y volví a mi trabajo.

Al día siguiente...

— ¡Ana!

— ¡Jose!

Me acerque y lo abracé. Hace días no lo veía por una u otra razón.

— Vamos, se hace tarde.

Entramos al colegio. Ambos estudiamos lo mismo así que somos compañeros, y también es mi mejor amigo.

— ¿Como fueron tus Shows?

— Bárbaros. Aunque no soy tan famoso, me gusta hacerlo. En fin, hoy salimos. ¿Vas?

— Emm... Si. Claro.

Me senté donde siempre y saque mis cosas. Me di cuenta, que entre mis lapices de colores, biromes y demás cosas, tenía un cierto lápiz. No me había dado cuenta que lo tenía guardado.

— ¿Y ese?

Salí de mi trance y miré a José, le sonreí.

— Me lo Prestaron y me olvide de devolverlo.

¿Para qué le mentiría? Él sabe lo que pasó.

— Buenas tardes alumnos...

La clase comenzó y yo me quede metida en mis pensamientos.

Al terminar la clase, Alondra, Jose y yo salimos del colegio. Dejaríamos las cosas en un coche y nos iríamos a algún bar.

Dicho y echo.

Habían algunos chicos bailando, otros con el morbo por las nubes, algunos tomando... Nosotros pertenecíamos al último grupo.

— Ana ¿Otro mas?

— Si Ally... Otro. Pero mientras, voy al baño.

Me levante y sentí que me caería. Habia tomado demás.

Total, ya soy bastante mayor como para hacer lo que quiera.

Narra Juan.

Estaba en mi computadora, bastante tranquilo mientras tomaba un poco de vino y revisaba algunas cosas sobre Anabella.

Taylor es genial.

De repente, mi celular comenzó a vibrar.

— Anabella... ¿Le pasa algo?

Susurré y atendí.

— Eres un maldito payaso.

Grito desde la otra linea.

— ¿Anabella? ¿Estas bien?

— ¿Y qué? Estoy en... El baño -Rió- Lo siento es que... Ay. He tomado y tu te partes de sexy.

Evite reírme. Nunca me río, salvo cuando se cae un amigo o veo a algún borracho.

— ¿Donde estás? Te iré a buscar.

— No importa.

Cortó la llamada. Me quede mareado. Esperé dos segundos y volví a llamarla.

Cortaba.

Hasta que me cansé y llame de nuevo.

— Anabella dime ya donde estás.

— En un bar, cerca del instituto.

— Quedate ahí, no te muevas.

Corte el llamado. Iría por ella.

De paso, la tengo en la cama. Quizás no como tengo a mis sumisas habitualmente, pero al menos dormiría bien.

Eso... Tengo que hablar con Thalia, necesito sumisas...

A menos que... Anabella caiga en el juego y la tenga en mi cuarto.

Oh si, eso si seria genial.

En cuanto la vea en condiciones le voy a hablar y si acepta, sabrá unas cuantas sombras...

Mmm... Ya la imagino atada en en cuarto de juegos, yo arriba de ella dándole a mas no poder.

Me urge hacer eso.

Por el momento, estoy llegando a un bar. Donde supuestamente Está ella. Me baje del coche y caminé. Me quede cerca, viéndola hablar con el inutil de J Balvin.

— Ana... Esto debo decirtelo, ya no aguantó.

Se le declara y me la corto.
Se le declara y me la corto.
Se le... Me la corto.

— Me gustas mucho. Hace tiempo estoy enamorado de ti.

José se iba acercando a ella.

— José yo... No solo te veo como un amigo. Nada mas

— Dame un besito.

Jose la agarró de la cintura.

— José no... Sueltame.

— No Nena, eres mía.

— José, sueltame.

Me acerque y le di un puñetazo en el medio de la cara

— Dijo que la sueltes.

Me abracé a Anabella. Ella se alejo un poco y... Iugh...

— Lo siento.

Siguió devolviendo todo el alcohol ingerido. Me acerque y la ayude a levantarse.

— Toma esto y vámonos.

Le entregue una servilleta de Papel. Se limpio y comenzó a caminar. Aunque casi se mata, por lo que la levante en brazos.

— Gracias...

Susurro y cayo rendida.

— Solo duerme Anabella... Mañana hablaremos.

La subí al auto y suspire. Se me hará difícil.

50 Sombras de Londoño. (Maluma)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora