Capítulo 25: Cara a cara.

236 25 3
                                    


¿Qué se supone que debía hacer? ¿Salir del auto e ir hacia ellas o quedarme en zona segura hasta que ambas terminaran la discusión?

¿Qué era lo correcto?

No podía moverme, mis dedos estaban inmovilizados pegados al votante. Mi auto terminó de agonizar quedando varado unas calles después de la casa de Kiara.

Tal vez había huido. Sí, como todo cobarde quise escapar sin pensar que el problema seguiría estando allí, evadir la realidad ya no alcanzaba, el final estaba anunciado y era momento de afrontar las consecuencias de mis actos.

Era momento de sentirme como lo que realmente era:

Un miserable traidor.

Salí del auto sin intención de repararlo, era la primera vez que se quedaba varado y en parte si mi propio amor no me abandonaba entonces no iba a afrontar toda la situación.

Por lo menos no hoy.

Mientras iba acercándome a la puerta de la casa, ambas me observaron en silencio, Kiara con esa cara de espanto y Alexa con toda la íra en sus ojos. En cada paso que daba podía sentir los latidos de mi corazón en la boca, mantuve apretados mis puños respirando pesado, estaba avergonzado, no podía creer lo mal que me estaba sintiendo, nunca pensé que yo sería uno más de esa clase de hombres, no me reconocía, simplemente yo no era yo, no desde que Kiara se había cruzado en mi vida.

—¿Que haces aquí? —dijo Alexa casi escupiendo las palabras y Kiara llevó su mano sobre su frente mientras suspiraba con frustración—. ¿Ibas a pasar la noche con ella? ¿Es eso?

—Alexa deja de decir estupideces. —intenté callarla y eché un vistazo alrededor, era media noche pero los vecinos siempre estaban despiertos para la novela de al lado—. ¿Podemos entrar por favor? —supliqué mirando a Kiara y ella asintió abriendo la puerta justo después de haber quitado la llave.

Kiara siquiera había entrado a su casa, apuesto a que Alexa o la encontró buscando la llave en su bolso, o la esperó aquí mismo.

Encendió las luces y sujeté a Alexa del brazo obligandola a entrar conmigo porque ella se había negado. Los tres nos dirigimos hacia la sala y tomamos asiento. Mi —hasta ahora— novia y yo en el sofá frente a Kiara, cara a cara.

—Quiero que Thomas esté aquí —exigió mirando a Kiara y ella me observó como si esperara que yo dijera algo al respecto pero no pude, las palabras morian en la punta de mi lengua.

—Yo me ocupo de Thomas —contestó cambiando su expresión en tan sólo segundos.

La Kiara asustada se habia ido, ahora estabamos en presencia del lado que más frecuentaba en ella, el de una fiera.

—Si no lo llamas tú, lo haré yo —Alexa no se dejaba intimidar por nadie.

Kiara la miró un momento como si fuera estar asesinandola en sus pensamientos y luego se levantó del sofá tomando su iphone para llamar a Thomas mientras caminaba hasta la puerta, supongo por privacidad.

Yo no sabía exactamente qué había sucedido, no sabia qué fue toda esa charla que habían tenido hace unos minutos estas dos chicas, pero me lo imaginaba.

—Cuando volví encontré esto en el suelo —dijo sacando del bolsillo de su chaqueta la fotografía que mi madre me había tomado junto a Kiara.

Cerré los ojos un momento lamentándome y en cuestión de segundos supuse que se me había caido al sacar mi iphone cuando Tyler me envió aquel mensaje.

—Todas mis sospechas se confirmaron —continuó ya que yo no podía reaccionar—. ¿Sabes que la hermana de Jacob es amiga de la prima de mi mejor amiga? Su hija, Steffy, le había dicho que vió a Kiara salir del cuarto en donde tú estabas el día del cumpleaños de tu madre, dijo que estabas en la puerta y que le habías dicho algo mientras ella caminaba por el pasillo.

A medida que los hechos se desprendian de sus labios, toda la escena se plasmaba en mi mente como si hubiera pasado tan sólo ayer. No había nadie en ese momento, era sumamente tarde y no recuerdo a Steffy jugando por el pasillo.

—Entonces uní todas las piezas —siguió—, y recordé la ropa interior en tu bolsillo al día siguiente, recordé el baile que me hizo sentir una completa estúpida, volví a nuestro hogar con la cabeza llena de porquerías y al sentarme en la cama para quitarme los zapatatos, justo alli, en el suelo, estaba la maldita fotografía —me miró fijo—. Niegalo Dylan, anda dilo, di que estoy diciendo tonterias, di que la ropa interior no era de ella, di que no estuviste mintiendome todo este maldito tiempo, vamos, di que todo lo inventó mi cabeza.

Presioné mis labios y no tuve el valor de levantar la vista.

Se acabó. Esta era mi realidad y estaba fundiéndose frente a mis ojos.

—Lo siento. —dije y la decepción inundó su rostro, lo siguiente fue sentir una bofetada.

Me lo merecía.

—¡Traidor! —contestó con lágrimas y aquella palabra entró en mí como si fuera un cuchillo.

Ella se levantó con más íra que tristeza y caminó directo hacia Kiara quien estaba en la puerta recibiendo a Thomas, fui detrás de ella para evitar que hiciera cualquier estupidez.

—Alexa espera, ¡Alexa! —la sujeté del brazo pero ella se soltó y antes de que pusiera sus manos sobre Kiara, Thomas la apartó.

—Hey hey ¿Que te sucede Alexa? —le dijo Thomas mirándola serio—. ¿Que está sucediendo aquí?

—Tu novia es una puta.

—¡Alexa! —le grité pero ella continuó.

—Vamos Kiara, que tal si le cuentas de tus encuentros con mi novio.

Thomas suspiró pesado y apretó sus puños dirigiendo su mirada seria no a Kiara sino a mi. No estaba sorprendido, parecía que él ya lo veía venir o algo asi, quizás por las discuciones que habíamos tenido aquella vez.

Hubo un silencio y supe que era el quiebre de nuestras vidas, el sonido de nuestros futuros planes frustrados.

Caí al suelo.

Thomas se abalanzó sobre mí con sus manos sobre mi cuello y Alexa comenzó a gritar. Kiara tiraba de la parte de atrás de su camiseta intentando detenerlo pero él siguió golpeándome.

Yo no me defendí porque estaba convencido de que me lo merecía. Después de ver como el interior de Alexa se rompía en pedazos por mi culpa, ya no tenía fuerzas para seguir.

—¡Ya basta Thomas! —oí a Kiara—. ¡Vas a matarlo!

Pero él no se detenía.

Escuché también a Alexa gritándole a Kiara que nunca antes había pasado algo asi. Le dijo que todo era culpa de ella y que ojalá nunca la hubiéramos conocido.

Eso fue lo último que registré porque mi cabeza comenzó a doler por los golpes y quedé inconsciente.  

Dormí, dormí por mucho tiempo pero Kiara estaba en mis eternos sueños y en ese lugar no éramos culpables, en ese lugar podíamos estar juntos sin escondernos, en ese mundo Kiara me amaba tanto como yo a ella y lo mejor aún era que no habíamos dañado la vida de otras personas.

Culpables | Dylan O'brienWhere stories live. Discover now