Capítulo 5: Fugitiva.

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Desperté y vi a Alexa a mi lado, la cubrí con las sábanas puesto que seguía desnuda.

Agarré mi iPhone, eran las 16:28 hs. Me levanté y busqué mis boxers, me vestí con una camiseta azul y pantalones oscuros, fui a la cocina, dejé que Alexa siga durmiendo, después de todo el viaje de seguro la había agotado y yo aún más.

Abrí el refrigerador y tomé un poco de exprimido para volcarlo en un vaso, di media vuelta y la vi.

Kiara.

Estaba sentada solitariamente con la laptop que descansaba sobre la mesa de la cocina, al parecer muy concentrada.

Me acerqué y tomé asiento justo en frente de ella.

—Tú y yo tenemos que hablar de algo —le dije.

Ella apartó la mirada de la laptop y puso sus ojos sobre los míos.

—¿Sobre qué? —contestó y luego siguió concentrada en lo que fuera que estaba haciendo.

—Dejaste un artículo sobre mi cama.

Rió leve. —De nada.

—Muy graciosa. —miré el vaso e hice una pausa perdido en mis pensamientos, tenía que tocar el tema—. ¿Qué fue lo de anoche?

—¿Qué pasó anoche? —dijo mientras seguía haciendo unos clicks en internet.

Bajé la pantalla de la maldita laptop.

—Es de mala educación no prestar atención cuando te están hablando ¿Sabías?

Ella se cruzó de brazos y me miró seria.

—Mucho mejor. —continué—. Ahora explicame por qué estás provocándome.

—¿Provocándote? —rió y yo levanté una ceja, no me parecía gracioso.

—Sabes de lo que estoy hablando.

—Sólo estaba mirándote. —respondió mientras acercaba la espalda por el respaldo de su silla.

—¿Por qué? —pregunté cruzando mis brazos sobre mi pecho.

—Estabas ahí. —se encogió de hombros.

—Estabas besando a mi tío. —la miré fijo.

—¿Y eso qué?

—¿Disculpa? —alcé ambas cejas.

—¿Puedes calmarte?  psicópata. —dijo lo último en voz baja.

—No soy psicópata, responde. —ordené poniéndome de pie para luego apoyar las palmas de mis manos sobre la mesa.

¿Creía que yo era estúpido o qué?

Ella se acercó un poco, sus codos estaban ahora sobre la mesa también, acomodó su cabello por detrás de una de sus orejas y finalmente toda su atención estaba puesta en mi.

—Estaba jugando. —confirmó de mala gana.

—Provocando. —corregí.

—Como sea. —se alejó volviendo a abrir su laptop.

—Oh ya entiendo, eres de esas chicas —chasqueé los dedos y me aparté para lavar el vaso—. ¿Cómo no me di cuenta antes?

—¿Qué quieres decir? —contestó confundida y algo alterada mientras se ponía de pie.

Enjuagué el vaso y lo guardé, di media vuelta y me crucé de brazos mirándola.

—Ya sabes, las que buscan diversión con cualquiera, conozco a las de tu tipo.

Culpables | Dylan O'brienWhere stories live. Discover now