22, a Good decision

6.4K 627 21
                                    

Gally posicionó ambas manos en su cintura y soltó un leve gemido de molestia. Di la vuelta para observar al resto de los habitantes del Área: no más de unos seis se habían quedado con el susto impregnado en la memoria. ¿Viviríamos para contar nuestra decisión?. Ni idea, pero si nos quedábamos en el Área, era para sobrevivir.

—Tomaste una buena decisión, morirán antes de que los muros cambien, o incluso antes de llegar a su salida...

        —¿Lo pensaste Gally? —Susurré —... Es decir, él fue uno de ellos, lo viste. ¿Qué sucede si todo es cierto? ¿Y si realmente podemos salir de todo esto y continuar nuestras vidas?

        —No la hay, estoy seguro.

        —Gally... —Fui sorprendida por su ira en ese segundo. Sentí un poco de miedo al observar en sus ojos aquella inocencia que siempre había traído con él. Fue como observar a un niño asustado sin oportunidad de esconderse.

        —¡No la hay! Y si estas aquí es bajo mis órdenes, no voy a dejar que algo malo te pase, ni a ellos.

Retrocedí a paso lento observando mi alrededor. En un par de días todo valía plopus; ya nada quedaba, nada era lo mismo, ni siquiera nosotros. Todo era tan extraño.

Preparamos algo para comer antes de seguir ordenando el Área, pero no tenía caso; no parecía el hogar al que acostumbrábamos. Los pocos habitantes obedecían las órdenes de Gally y susurraban. Sabían que aquí no estarían a salvo, al igual que yo.

El estruendoso grito de un penitente se asomó en el Área obligándonos a prepararnos mentalmente para lo peor. La noche no quería asomarse, sólo habían transcurrido un par de horas a juzgar por el sonido del laberinto, pero algo estaba mal. Era temprano para los cambios. Otro penitente marcó presencia y de inmediato las murallas comenzaron a hacer el cambio. Mis compañeros corrieron a mi lado a observar con miedo lo que podría estar sucediendo. Recordé a Minho, ¿y si estaba en peligro?
La adrenalina recorrió mi cuerpo impulsando a mis piernas a querer correr.

—¿Qué es lo que sucede ahora? —dijo Gally.

—Los muros están cambiando —respondí sintiendo la brisa entrando por el pasillo.

—Es normal, Thomas ya no está con nosotros, las cosas mejorarán. Vuelvan al trabajo.

Así hicieron todos, pero yo no podía. El corazón saltaba cuando pensaba en Minho, ¿necesitaría mi ayuda? ¿Estará bien? Era nuestra oportunidad de estar juntos, él lo había dicho cuando llegó aquí. Ambos habíamos prometido.

—¡Gally! —grité. El chico volteó molesto —¿Jamás has pensado en que será de ti fuera de este lugar? ¿Tu familia, tu hogar, tu vida? ¿Has pensado en que afuera hay algo mejor para cada uno? No puedo quedarme aquí sabiendo que hay algo mejor que todo esto. Tres años que hemos tenido para actuar y no habíamos tenido respuesta a lo que buscábamos hasta ahora, y Thomas ha sido la llave... Sólo tienes que aceptarlo, Gally. Vámonos de aquí, hay algo mejor para nosotros.

—Es una lástima escuchar a una Shank como tu. El trabajo no se hará sólo, ¿sabes?

—Esto es serio. Me iré de aquí, Minho está esperándome del otro lado.

Pase junto a Gally dándole un empujón con mi hombro. Troté hasta buscar mi mochila y acomodarla. Un último vistazo a la sala del laberinto, o lo que quedaba de ella. No pude evitar sentir nostalgia al recordar hasta mi primer día como corredora, todas las bromas pesadas del Shank que estaba esperándome al otro lado en la salida, las grandes palabras de Newt, la inocencia de Chuck y la comida de Sartén. No podía dejarlos de lado, tenía que enmendar esta traición y salir con ellos. Estaba decidida.

Acercándome al área común los gritos era aún más audibles. Disparos se oyeron al instante provocando un salto y un susto inmenso. Lentamente me fui acercando y vi a Gally dando un último disparo. Sentí como mi cuerpo se enfriaba y me aferraba al miedo profundo. Retrocedí unos pasos para ocultarme tras los árboles; no podía quitar la mano de mi boca... sólo éramos dos.

Sus ojos sobre los míos fueron el impulso para salir corriendo de inmediato. Un grito esbozado tras de mí terminó por partir mi alma en pedazos.

El silencio en el laberinto era terrorífico. Un pasillo largo, como si no tuviese fin llamó mi atención. Mis pasos se oían en eco, nada a mi alrededor, pero al fondo de este, una puerta abierta. Me detuve en seco. ¿Esto era todo?
Mi cuerpo tembló, no sabía si debía continuar o volver. Miraba hacia atrás esperando el peligro, pero nada. Nada más que un silencio rotundo y mi respiración. Las murallas a mi alrededor de concreto lucían como nuevas... jamás había estado aquí.

        —¡Minho, Thomas! —grité, pero nada; entonces decidí caminar y atravesar aquella puerta abierta.

Caminaba por un túnel oscuro, sin nada que pudiese visibilizar, sin nada que pudiese tocar más que las murallas. A lo lejos, una luz azul me indicaba el final. No dudé en correr hasta aquella para quedar frente una puerta con las letras de "entrada". No comprendía nada, no quería volver a entrar al laberinto, ¿y si había estado dando vueltas sin notarlo?. Un miedo entró a mi cuerpo inmovilizándome. Unos pasos se oyeron por el túnel; asustada, solo abrí la puerta y corrí.

Disparos fueron el sonido de bienvenida y la voz de una mujer despidiéndose, entonces los vi y lo vi a él.

        —¡Minho! —grité. Sus brazos me rodearon sin pensarlo dos veces. Ahora estábamos juntos.

She's My Runner | Minho | TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora