01, The day Earlier

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Tenía la respiración agitada. Mis pasos se escuchaban con claridad a lo largo de todo el pasillo del Laberinto. Me detuve junto a la enredadera tupida y de mi mochila saqué un papel y lápiz. Dibujaba el recorrido de la sección y sus muros. Como siempre, el dibujo se repetía como el de la semana anterior, y la anterior, y la anterior.

Dejé la hoja a un lado con frustración. La botella de agua fue de gran ayuda en esos momentos. Me pasaba horas y horas corriendo en la soledad del Laberinto con la Miertera suerte de no encontrar a algún Penitente rondando.

Descansé la cabeza en el muro y cerré mis ojos por un momento. Soñaba con el Miertero día en el que halláramos una salida y volviéramos a donde quiera que hubiésemos estado antes. A un hogar, con una familia... Nada mal.

De golpe, abrí los ojos y guardé todo de nuevo en la mochila. La colgué en mi espalda y luego de apretar las tiras un poco más arriba de mi pecho, comencé a correr. Derecha, izquierda y derecho. El camino nunca cambiaba y aunque sabía que si cambiaba era un peligro, a veces lo prefería. Quería sentir la adrenalina correr por mis venas como la primera vez que crucé esos muros de piedra.

Iba por el camino recto, hacía falta un doble a la derecha y volvía a encontrarme en el Área.

—Shuck, pero que belleza— Comentó Minho, quien había doblado desde la otra sección a mi tiempo.

—Gracias— respondí riendo

—Tu no, hablaba de mi— Golpeé su brazo con delicadeza. Doblamos por la derecha y volvimos a pisar el césped de nuestro gran hogar, gran.

Saludaba con la mano a Sartén mientras me encaminaba a la Sala de Mapas. Los demás corredores se acercaban a nosotros a paso lento, y podían ver, que de apoco, éramos una banda de Corredores. Minho abrió la puerta con fuerza y nos dio la pasada. Cada uno se dirigió a su Baúl y retiramos los papeles que guardábamos en aquel cofre.

—¿Algo nuevo?— preguntó el asiático. Todos negamos y resoplamos, como si ya no tuviéramos la misma esperanza, pero había que ser persistente. No debía alzar la bandera blanca así tan fácil.

—Creo que tengo un déjà vu— comentó Minho luego de haber tomado un sorbo de agua —Ah no, esperen... Es lo mismo de todos los días

—No tengo idea de por qué sigo con esto de ser Corredor— comentó Ben. Dirigí mi vista a sus manos, que movían los papeles de un lado a otro, sin descansar.

        —Quizás sea porque hay toda una Bandada de larchos en nuestras espaldas esperando por salir— respondió Minho

—Muy bien, analicemos— dije. Arreglamos las hojas con los trazos de cada sección por día y semana y luego por el mes. Nada cambiaba. Nada.

Estábamos frustrados. Dejé las hojas en el Baúl y me senté sobre él con los brazos cruzados.

—¿Ya estas rendida, Garlopa?

—No, tengo un poco de hambre. Iré con Sartén por una manzana y de paso traeré a Alby y a Newt

—Buena idea, _______. A ver si ellos nos dicen donde está la salida— le mostré mi dedo mayor a Minho y cerré la puerta tras mi espalda. Recogí una manzana verde de la cocina de Sartén y caminé a los Jardines. Newt quitaba una maleza de las plantas de maíz.

Minutos más tarde llegó Alby. La conversación siempre era parecida. No llegábamos a nada más que un "Mañana será otro día" "Mañana puede cambiar" pero sinceramente yo ya no lo creía. Tenía que ser un milagro, si es que milagro era lo que yo creía que significaba la palabra.

She's My Runner | Minho | TMRDonde viven las historias. Descúbrelo ahora