Alicia en el pais de las maravillas.

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Capítulo uno.

¿Mi nombre? Mi nombre es Alicia.

Derrote al "Jabberwocky" de infratierra, y ahora estoy en China, desarrolle la idea de mi padre, explorándola para poder sacar provecho, y llevar a la cima la industria con el proyecto que llevo a cabo antes de morir.

Estoy a un lado de quien pudo haber sido mi suegro, pero gracias a mi visita al país de las maravillas, madure y me convertí en alguien inteligente, valiente y extrovertida.

La industria que hemos llevado a cabo va bien, vamos progresando y subiendo respecto a lugares donde vendemos, los clientes que conseguimos, etcétera.

Muchas de las veces en mi tiempo libre, me la paso pensando en cuanto extraño ir ahí, extraño a todo mundo, y a todos los lugares, pero en especial: al sombrerero.

Muchas de las lecciones, y aprendizajes que se han llevado conmigo, los viví ahí, muchas veces a base de cosas malas, pero cambie y me convertí en la verdadera Alicia.

-Necesitamos mandar órdenes para que lleven estos embarques a Tokio -me dijo uno de los encargados respecto a mis deberes y que noticias había.

-Okey, ¿No hay nada más? -le pregunte.

-No, no hay nada más que hacer.

-Excelente -le conteste mientras preparaba las cosas para realizar la tarea.

Mi día había sido cansado, había sido agitador y estaba exhausta. Aún no salía del trabajo y ya habían pasado dos horas de mi horario de salida.

Hasta qué por fin termine, y salí fuera de la oficina, había una zona de áreas verdes, donde estaba lleno de árboles, arbustos, diversas aves y animales etcétera. La naturaleza a su máximo potencial.

Estaba tan cansada que me recosté en el tronco de un árbol, y empece a leer un libro excelente que mi madre había leído y me lo había enviado para que o leyera, era un libro muy bueno.

Pero no podía concentrarme en las palabras, en las páginas que contenía, pues estar recostada en un árbol sólo me recordaba a la primera vez que fui al "País de las maravillas" cuando pensaba que era un sueño.

Y un pensamiento me llevaba a otro, ese me llevo a mi segunda visita, mi pelea con el Jabberwocky, mi encuentro con la reina roja, y blanca, etcétera.

Y tras tantos pensamientos el sueño llego. Más bien, la pesadilla regreso. Era mi mismo sueño que siempre, ya no era una pesadilla pero cada vez pensaba más en eso y extrañarlos que se convertía en una pesadilla.

Desperté y me dirigí a la casa donde me estaba quedando, pues no nos quedaríamos mucho, visitábamos una ciudad cada mes.

Llegue y tome un baño, después salí y cene la comida que me dejaban diario a las tres comidas del día. Y me fui a la cama a recostarme. Estaba exhausta.

Al día siguiente fue mi misma rutina de siempre, me paraba, me bañaba, desayunaba, me preparaba y me iba, era una persona que le gustaban los cambios, las cosas intrépidas, y esto era desesperante.

-Tengo un proyecto nuevo para ti -entro ese hombre, ese hombre que se sentía decepcionado de las ideas locas de mi padre, mi jefe.

-¿Qué paso? -le conteste mientras hacia una sonrisa torcida.

-Necesitamos llegar hasta Holanda, dejaremos China, alguien más se encargara y nosotros nos trasladaremos hasta allá.

-¿Okey? -dije frunciendo el ceño.

Así que por fin me iría, las cosas cambiarían y después de un rato la misma rutina se apoderará de mi.

Guarde todas mis cosas esa mañana, acabé antes de lo previsto, entonces tenía un par de horas libres, así que decidí salir a leer el libro.

Se puso interesante y no podía dejar de leerlo hasta que alguien llego, era exactamente la misma persona.

-¿Qué tienes? -me pregunto.

-Nada -conteste fríamente.

-Se que tienes algo, te conozco Alicia. ¿Qué pasa?

-Extraño todo.

-¿A tu madre? Me pregunto mientras se sentaba a un lado mío.

-La extraño, pero no exactamente, quisiera contarte pero nunca me creerías -mi relación con el había mejorado, se había vuelto un buen amigo.

-Bueno... Espero que puedas mejorar, que te distraigas y te olvides de ello -me dijo y se levantó.

-Gracias -sonreí.

Y se marchó, y volví a mi libro. Pero me distraje, su comentario hizo que mi mente viajara a través de todo el país de las maravillas.

Y apareció ahí, era una silueta, escondida gracias a la luz del sol, estaba encorvada y me pequeña, llena de pelos, a simple vista sabía quien era, pero seguramente estaba alucinando.

Pero luego recordé que no hay razón por que alucinar, todo siempre es verdad y nada falso.

-¿Conejo blanco? -le pregunte con un tono de voz alto, estaba algo lejos entonces supuse que no me oiría.

Estaba volteado buscando algo, y al oír mi voz sabía que había encontrado lo que buscaba: a mi.

-¡No hay tiempo! ¡Vamos! ¡Acompáñame! -esta vez no lo hizo como las demás veces, se veía desesperado.

-¡¿A dónde?! -pregunte, pero ya sabía la respuesta.

-¡A infratierra! ¡No hay tiempo, corre! -se veía desesperado y me puse nerviosa.

-Pero no puedo, tengo trabajo, ¿Qué pasa? -mi cara ahora también era de desesperación.

-El sombrerero desparecio.

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