Capítulo Once. "Misión de vida o muerte"

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Capítulo Once.

Para cuando terminó la charla de Stayne estaba helada. No creía que pudiera haber tanta oscuridad en una persona que de fuera podría parecer noble.

Su plan era desgarrador, ya había mas de diez personas dentro del castillo de la reina blanca. Pronto comenzarían a llegar mas pasando desapercibidos hasta el día del ataque, cosa que sucedería dos semanas después. Ahí donde se perdería infratierra.

Fue un monólogo, ni si quiera el anciano que se había sentado frente de mí habló, sin embargo no me daba buena espina. Su piel me mortificaba y su mirada me asustaba, no sabía que esperar de él y me aterrorizaba mas que fuera tan silencioso.

Luego llegamos al Sombrerero, tanto el hecho de fueran a atacar el castillo de la reina blanca, <<Atacaremos, me recordé a mi misma, supuestamente estaba de su lado>> Hasta el estado actual del sombrerero me dejaba destrozada. Era obvio que él estaría aquí, sin embargo no creí que mi fiel compañero estuviera tan demacrado.

Nos paramos y nos marchamos. Me dirigí a mi habitación nuevamente seguida por innumerables guardias. Sin embargo al encerrarme en mi habitación, mas de la mitad de los guardias se marcharon.

Fui al balcón a que me diera el aire, una vez ahí observé detenidamente por donde habíamos entrado a la infratierra de infratierra. Las puertas ahora a lo lejos no parecían gran cosa como fue al principio.

Regresé dentro, me senté en mi cama dispuesta a dormir pero de repente la puerta se abrió de golpe. Stayne con la mirada fija y tranquila entró, mucho más calmado de lo que creía.

-Hola, Alicia -dijo tranquilo con una sonrisa maliciosa.

-Stayne.

-¿Por qué tan amargada ternura? ¿Es que te molestó lo del ataque? ¿O tal vez lo de tu amiguito el sombrerero?

Estuve a nada, a unos pocos segundos de estrellarle una cachetada en la cara pero sabía que tenía que calmarme si quería sacar información valiosa del castillo, cosas que me ayudaran a derrotarlos.

-No, estoy así por que creí que al llegar tendría un puesto grande o sería considerada en un mayor rango.

¡Boom! Su cara fue perpleja, en definitiva no esperaba que me pasara de su lado tan pronto, y al parecer le había hecho creer perfectamente la mentira.

-Ya hablaremos de eso -dijo y sonrió complacido, no se por que sabíaa que teniéndome de su lado le iría mejor.
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Al despertar busqué de nuevo el árbol por un par de horas. Tras no encontrar absolutamente nada mágico ni algo relacionado saqué una pócima, corté unas gotas de sangre y las vertí en la botella con el liquido. Este se tornó rojo y comencé a rociarlo en el perímetro. Ahora sabia en que zona del bosque se encontraba la dichosa entrada, solo necesitaba buscarla.

Cabalgué hacia el castillo rápidamente. Cuando llegué todos estaban preocupados por mi, me sentía mal por todos pero tras el nombre de Landon recién escupido por el difunto conejo blanco perdí el control. Como me hubiera gustado saber ese nombre antes de que Alicia se marchara, así al menos la chica hubiera sabido en quien no confiar.

Me disculpé con todos de una sobremanera. Regresé la armadura que había tomado a su lugar, hice lo mismo con la espada y me cambié de vestido.

Tenía que solucionar unas cosas antes de partir, y tenía que hacerlo de la manera correcta.

Fui con sonriente, el gato de Chesire siempre me apoyaría.

-Necesito que me ayudes... -comencé a decirle el plan, asintió y fue a buscar a la liebre para cumplir todo lo que le había explicado.

Convoqué al dirigente de los guardias del palacio y lo lleve a la sala de las pociones para poder explicarle las cosas con detenimiento.

-Buenas tardes -dije civilizadamente. Él hizo una reverencia como lo hacia la mayoría de la gente del castillo. Apenas lo hizo supe que estaba en lo correcto.

Sonreí, sabía que simplemente no era bueno. Pero en serio por el bien de infratierra necesitaba dejar pasar mis principios y actuar.

Saqué el cuchillo de mi bolsa y lo enterré en su nuca.

Justo donde tenía el tatuaje del triángulo con el ojo ensangrentado y debajo las letras "J I R G H"

Todo siempre había estado en frente de mis narices.

Uno menos.
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Después de la partida de Stayne me dormí. Los dos siguientes días fueron a la perfección, no me había topado con él y Landon me había hecho compañía en las noches, haciéndome olvidar un poco mi situación.

Lo mejor de todo, era que con el paso de las horas mas guardias se iban yendo. Hasta que cuando desperté en el tercer día, ya no había ninguno fuera.

Busqué debajo de la cama, en el balcón, en todos lados. Pero no hallaba la forma de como abrir el maldito seguro de la puerta.

Me paré un momento, cerré los ojos y me tranquilicé. Me puse a pensar y como si me hubieran golpeado en la cabeza me llegó la idea, la solución ideal.

Me acerqué a la cama. Traté de jalar un pedazo de la cabecera pero mi intento fue nulo. Seguí intentado hasta que logré quitar uno pequeño. Después a éste le quite una astilla y me fui a la puerta.

Me concentré en la forma de ambos objetos, la astilla y la manija. La inserté y comencé con los intentos de abrir la puerta.

Un recuerdo muy importante llego a mí. Hace unos buenos años, y hace unos meses me encontraba desesperada buscando cual era la llave que embonaba en las múltiples puertas para así entrar al país de las maravillas.Y esta vez, no tenía nada mas que un pedazo de madera, infratierra se estaba yendo a la basura y estaba en una misión de vida o muerte.

Logré abrirla después de unos minutos y salí a la oscuridad del pasillo. No se por que no ponían cierta luz aunque fuera de noche, tal vez mi pasillo no tenía importancia pero eso me ayudaba a ser sigilosa como nunca.

Caminé por pasillos intentando encontrar algo. Y di con ellos.

Stayne y el anciano se aproximaron.

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¡Nuevo vídeo en mi canal, "Leyendo de Cabeza"!

https://youtu.be/BTF7loV0ssE

Alicia en el pais de las maravillas.Where stories live. Discover now