Bosque.

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Will esta frustrado, debe reconocer que esta mas molesto de lo que pensó que estaría si esto pasaba, conoce a Nico desde hace ya bastante tiempo y sabia que era muy probable que al final acabara apartándolo.
Pero aun así no había podido detenerse, aquella noche fría mientras fingía dormir podía sentir a Nico tiritar.
Oía su lenta respiración y podría jurar que los latidos de ambos le retumbaban en los oídos.

Y estaba aquella persistente sensación de urgencia.

Lo había besado, al fin, los bellos labios rojos de Nico di Angelo habían sido suyos, y luego habían estado así toda la noche, una y otra y otra vez, hasta que la  fragancia de piel contra piel y los el calor había inundando la tienda dejándolo borracho y loco por el Italiano.

Nico era todo un enigma que había querido conocer desde aquella primera vez que lo vio feliz y alegre para de pronto pasar a tener el dolor grabado a fuego en sus ojos negros y ser ese excéntrico viajero del que solo se sabían rumores vagos.

Dioses, Will estaba enamorado.
No había sido solo un beso.
No había sido solo "una noche".

Por lo menos no para el, por eso cuando Nico dijo "amigo" fue simplemente molesto, le dolió y ahora estaba realmente enojado, consigo mismo, con el pelinegro con el mundo en general.

Y luego estaba aquella profecía, "podría ser yo" claro que este pensamiento estaba presenten todo el tiempo, pero en el fondo Will Solace lo había sabido siempre.

"Lo se, por eso mismo quiero ir".

A parte de el nadie mas sabía la profunda tristeza que albergaba tras su radiante sonrisa, estaba desecho, un secreto que nunca pudo contar lo torturaba, Will podría estar loco (a esa conclusión llegaba cada una de aquellas noches en vela) pero no era la primera vez que quería morir.

Estaba aquella vez cuando tenían trece años que su madre (una mama normal pero muy corta de miras) lo había encontrado "jugando" con todas las pastillas para dormir.

Y luego cuando tenia quince que la urgente sensación de saltar de el Golden gate en San Francisco durante un viaje escolar lo había consumido llevandolo a pararse justo a el borde y querer acabar con todo.

Will tenia un montón de secretos que lo estaban comiendo vivo, por eso cuando vio a aquel niño reconoció en sus ojos la misma especie de dolor.

Dos soledades que se reconocían.

Por eso le había causado fascinación "Un hijo de el dios de la muerte".

Muerte muerte muerte.

Y luego las cosas se habían salido de control con todo el tiempo que habían pasado juntos, con aquellos veranos en el campamento practicando con la espada, despiertos hasta el amanecer charlando y riendo con la misma clase de humor sarcástico y todas esas sonrisas que Nico di Angelo le dedicaba.

Recordó cuando le dijo "La vida es muy importante" y es que aquella fue la primera vez que lo dijo enserio, de corazón porque di Angelo en verdad le importaba.

Porque cuando estaba con el hijo de el dios de la muerte la sensación de querer vivir se magnificaba y mientras Will trataba de sanar el alma de Nico di Angelo salvaba su propia alma.

Ahora estaba molesto, no sabia como continuar ni si tenia la suficiente fuerza para seguir siendo "amigos" porque por los dioses el era como una droga bastaba una probada para querer mas y luego llegar a la perdición.

–¡Will!

Will se giro, estaba recogiendo su mochila para prepararse para partir y no había notado que Cecil estaba hablando.

Canción Para Fantasmas. (Solangelo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora