Capítulo 20

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Anahí alzó la cabeza de un tirón y lo miró sorprendida.

—¿Qué..?

Poncho aún miraba al techo con el ceño fruncido, pensativo.

—¿Es así?

Anahí no podía hablar, se había quedado completamente muda, la voz se negaba a salir de su garganta. ¿Como lo sabía? Poncho tomó su silencio como respuesta afirmativa y suspiró, bajando la vista hacia ella.

—¿Cuando ibas a decirme? —su voz era suave, tierna. Anahí rodó hasta quedar acostada a su lado y trajo la sabana con ella para tapar su desnudez.

—¿Como lo has sabido? Te dijo Maite  ¿verdad?

—No me lo a contado Maite —se apoyó en un codo y la miró, la media sonrisa que había en sus labios la sorprendió. Comenzó a enumerar con los dedos— El misterioso virus estomacal que te producía vómitos y mareos, tu ida de la academia, las misteriosas vacaciones de unos meses, tu mal apetito, tus camisetas anchas, tu forma de bailar, tus antojos, tu ligero aumento de peso... —estiró una mano y alejó las sábanas de sus pechos, posando su mano sobre uno de ellos, rozando el pezón con el pulgar, Anahí se estremeció y gimió suavemente, él sonrió satisfecho— este repentino, fuerte e incontrolable deseo sexual... —bajó la mano hasta posarla en el pequeño bultito de su vientre y suspiró— No quisiste que usara preservativo y luego todo encajó. Esto me lo confirmó.. —susurró acariciando su vientre con los dedos— hace un minuto.

—¿Has hecho todas deducciones en un minuto?

Poncho rió.

—No a sido difícil. Ya he pasado por esto, Anahí. Soy padre ¿recuerdas?

—Claro.

—Entonces ¿es cierto?

Anahí no tuvo más que asentir y ocultar la mitad de su cara con las sábanas.

—Bueno, admito que no me lo esperaba, pero no por eso estoy menos feliz.

Su sonrisa lo demostraba.

—No... ¿No estás enojado o algo?

—¿Enojado? ¿Por que habría de estarlo? Hombre ¡voy a ser papá!

Anahí sonrió débil, claro... iba a ser papá, le daría un hermano o hermana a Ana Paula y por eso estaba feliz. No porque su hijo fuese con ella. Bueno, al menos su reacción había resultado favorable, pensó Anahí. Debía conformarse con ello.

—Tienes que mudarte para acá, mañana podemos trasladar las cosas y y tu apartamen...

—¿Qué? —lo interrumpió con la mano— ¿de que hablas? ¿mudarme para acá?

—Si, Anahí. Es lo más lógico.

—¿Lógico? ¡Si ni siquiera tenemos una relación amorosa!

—Pues debemos tenerla, ahora somos una familia. Quiero ocuparme de ti y del bebé.

Anahí no pudo evitar sentirse desilusionada, él quería ocuparse de ella como se ocupo de Paulina cuando quedó embarazada. Estar con ella sólo por el bebé.

Tal vez el embarazo la tenía sensible a todo, o la ponía estúpida, no lo sabía. Era lógico ¡claro que era lógico! Él era un hombre responsable, siempre lo había sido,  y era de esperarse lo que le proponía. Pero odiaba pensar que quería tener una relación con ella por su estado.

Ella ya había involucrado el corazón hasta el fondo ¿acaso no lo veía? Tal vez no. De todos modos ella no se lo había demostrado mucho... Pero tenía miedo de que él no sintiera lo mismo. Ella era muy sensible en cuanto a su corazón, ya no lo entregaba con toda facilidad, quería siempre estar segura antes de hacerlo si no quería terminar con el corazón roto.

La Profe de Baile (terminada) Where stories live. Discover now