Capítulo 19

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Anahí se detuvo frente a la gran puerta principal de la familia Herrera, le temblaban desde las piernas hasta las puntas del pelo.

Hacía ya dos semanas que Poncho había ido a su casa a proponerle darle clases a Ana Paula en su casa, y ese día ya había llegado.

Las clases escolares ya habían comenzado, Ana Paula había dejado la academia y ahora esperaba por ella.  

Eran las 5 en punto, un horario extraño para unas clases, pero sospechaba el por que Poncho había escogido esa hora específica.

Ella tampoco iba a quejarse.

La puerta se abrió y apareció un Poncho muy sexy del otro lado, sin saco, la corbata floja y unos cuantos botones de su camisa blanca desabrochados.. ¡Por Dios! Que sexy se veía cuando recién llegaba de trabajar y se relajaba. Controló el impulso de abrazarlo, besarlo y hundir los dedos en su espeso pelo y solo le dedicó una sonrisa tímida.

—Hola, Any, que puntual.. Pasa —Se apartó y Anahí entró.

Habían estado hablando estas dos semanas, nada fuera de lo normal. En el fondo Anahí tenía la esperanza de que su acercamiento tuviera otras intenciones ocultas, pero aun no le había insinuado nada, era extraño pero tal vez lo mejor.

Si, claro...! Pensó.

El perro que Anahí tenía en la correa ladró reclamando atención.

—Hey, Dallas —Poncho se hincó y acarició al perro— ¿que tal te portas? ¿Mami te trata bien?

Al oír la palabra «Mami» de sus preciosos labios apretó más fuerte la correa en su muñeca y su corazón se aceleró tanto que tenía miedo que él pudiera oír sus latidos frenéticos. Por el amor de Dios ¡acababa de llegar y ya sentía que iba a desmayarse!

—¡Anyyyyyyy! ¡Dallaaaas!

Ana Pau apareció corriendo y se lanzó a ella feliz y luego al perro, Anahí aprovechó el momento para calmarse.

—¡Pero que hermoso es!

—Y se porta muy chulo —dijo Poncho dedicándole una sonrisa que la hizo sonrojarse.

—Any, gracias por aceptar venir a darme clases aquí, no sabes lo que eso significa para mi.

Se le derritió el corazón y la abrazó.

—Agradecele a tu papá mi amor, de él fue la idea.

—¡Gracias pá! Me haces feliz —ésta vez Ana Paula se lanzó en sus brazos y su padre le respondió con un cariño puro y genuino.

Anahí los veía con ojos empañados, amaba verlos demostrandose amor y ella quería eso para su hijo también, quería que su padre lo viera y lo abrazara de ese modo. Llevó la mano a su pequeña pancita que cada día crecía más y no pudo reprimir una lágrima que apartó rápidamente.

—Hey, Any ¿que pasa? —Poncho se acercó preocupado— ¿te sientes mal?

—No, no.. Solo.. Estoy algo sensible, no me hagan caso  —agitó la mano restándole importancia— ¿subimos?

Poncho las veía bailando frente al espejo desde el otro lado de la habitación. Anahí estaba extraña, su actitud, el hecho de que llevase una camiseta ancha y que sus movimientos al bailar fueran cuidadosos le hacía pensar que le tenía miedo. Y tenía razón, porque lo que quería en ese momento era tomarla en brazos, estamparla a la pared, besarla y hacerla suya, pero precisamente no quería que ella pensara que quería hacer eso.

Por eso estaba apartado y con la vista clavada al móvil.. pero viéndola por el rabillo del ojo.

Dos horas más tarde Ana Paula subió a ducharse mientras Anahí recogía sus cosas para irse, él se acercó con las manos en los bolsillos.

La Profe de Baile (terminada) Where stories live. Discover now