Capítulo 6

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El lunes llegó y con ello el día que vería a Anahí de nuevo. Moría por verle y hablarle. No la había molestado en todo el domingo y no sabía por qué, pero la extrañaba. Era tonto.

Luego de almorzar en casa con Ana Paula, partieron a su clase de baile.

—¿Le gustará a Anahí este chocolate, pa?— preguntó la niña.

—Seguro, mi amor.

—Estoy muy ansiosa. Quiero aprender todo lo que pueda en éstas vacaciones.

—Ya sabes la condición de esto, Ana Paula.

—No bajar las calificaciones de la escuela.. —repitió con fastidio— lo sé papi.

—Luego que comiences clases debes volver a tu baile una vez a la semana. No debes descuidar piano ni natación.

—Papaaa —se quejó cruzandose de brazos— no me importa piano ni natación, lo mío es el baile. Y quiero seguir en las clases de Any.

El mohín en los labios de su hija le recordó al de Anahí,  y no pudo evitar sonreír.

—No te burles.

—No me burlo. Luego hablaremos de eso.

Pero sabía que sería en vano, su hija tenía tanto poder de convencimiento con él, como él con sus negocios. Desde pequeña siempre obtenía lo que quería, era un rasgo que había heredado de él, con el toque de manipulación femenina de su madre. Así que debía prepararse para una batalla que sabía que terminaría perdiendo.

Subieron las escaleras en dirección al salón que les habían indicado, no era usual que un padre acompañara a su hijo hasta ahí, pero Poncho siempre se moría de ganas por ver a Anahí, así que utilizaba la excusa protectora hacia su hija.

Ana Paula entró y detrás, él. Éste era un grupo más grande de niñas que ya estaban calentando, todas voltearon hacia ella curiosas y su hija sonrió con nerviosismo.

—Hola,  mi niña. —la saludó Anahí con entusiasmo.

—Hola..

—Chicas, ya les presenté a su nueva profesora, Anahí —dijo una mujer más mayor— Y ella es Ana Paula Herrera, es también nueva en este grupo.

Todas las niñas sonrieron y se acercaron a saludarla.

—Todas tuyas —le dijo Rita, la directora de la academia a Anahí— confío en ti, Anahí. No me defraudes.

Anahí asintió mientras la mujer se dirigía a la puerta, vio a Alfonso parado en ella y lo miró de arriba a abajo, luego a Anahí que contenía la respiración. Alzó una ceja y sin decir más salió de la habitación.

Anahí soltó la respiración y se acercó a él.

—¿Es necesario que debas subir? —le susurró.

—Si. Mi hija puede perderse entre tantas puertas. —sonrió mostrando los blancos dientes y Anahí tuvo que apartar la vista para no verse afectada. No funcionó.

—Dudo que eso pase.

—Estás hermosa.

La cara de Anahí se encendió de rojo y sus manos comenzaron a temblar.

—Alfonso será mejor que te vayas para poder comenzar con la clase.

—¿Me aceptas un café cuando salgas?

—No creo que sea buena idea.

—Nadie va a saberlo.

—¡Anahí! —apareció Fabiola, la chica que cubriría su puesto anterior— ¿Tienes la lista de las canciones que dejaste pendiente con las novatas?

La Profe de Baile (terminada) Where stories live. Discover now