Capítulo 8

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Su pulso se aceleró y las manos comenzaron a temblarle mientras rodeaba su cuello y sentía su pecho contra el suyo. Su petición iba cargada de mucha sexualidad, podía notar el deseo en su mirada buscando la suya, en sus dedos hundiéndose en su piel... Por el amor a Dios ¡hasta su sonrisa le decía cuanto la deseaba!

Inconscientemente mordió su labio inferior.. Quería. Necesitaba ese contacto, esa conexión que hacía mucho no sentía. Solo de imaginarlo en su cama se excitaba hasta el límite. ¿Quién de la academia iba a enterarse?

«Nadie, Anahí» se convenció.

Iba a enseñarle todo aquello que quisiera aprender de ella...

Poncho estaba a punto de un colapso. Le había dicho con una intensa mirada que la quería en su cama... Que quería que se enseñara mucho más que un baile ¿La entendería? ¿Le dejaría?

En ello pensaba cuando comenzó a sonar una sensual -y no muy refinada- canción, y sintió la atractiva sonrisa de Anahí al momento que movía sus caderas de un lado a otro al ritmo de la música.

-Te enseñaré... -susurró ella en su oreja, provocando un leve temblor en sus rodillas y más arriba.

-A ver.

Pero nada lo había preparado para lo tortura que iba a sufrir ahí, en plena pista. Los movimientos endemoniadamente sensuales de Anahí, sus manos juguetonas en su nuca, sus pechos apretado el suyo, sus piernas rozando las suyas, sus caderas moviendose de aquí para allá tan lentamente que torturaba.. Definitivamente no era lo que esperaba... Era más. Mucho más.

Anahí dio la vuelta juntando esta vez su espalda con su pecho y su redondo y firme trasero a tu entrepierna y, de nuevo, se movía de acuerdo a la música.

Alfonso tuvo que contener la respiración y tomarla de las caderas.

-Juegas sucio... -murmuró con voz ronca en su oreja.

-¿Que? ¿Voy muy rápido? ¿O es demasiado para ti? -Anahí desde atrás lo tomó del cuello. Moría por besarlo.

-Vas excelente... ¿Puedes notarlo?

Poncho pegó más su entrepierna a su trasero para que sintiera el gran bulto en sus pantalones. Ella respiró hondo y se giró, de nuevo rodeandolo por el cuello.

-Aprendes... rápido.

-Ya ves -se encogió de hombros para luego apretarla más hacia él- Te deseo.

-Si sabes que esto no debería pasar ¿no?

-Lo sé.

-No quiero que nadie de la académica lo sospeche siquera.

-Por mi no será.

-¿Seguro?

-Seguro, confía en mi.

Anahí respiró hondo cerrando los ojos y los abrió de nuevo, esta vez con un brillo especial.

-¿Nos vamos?

-Esperaba que dijeras eso.

Poncho sonrió y atrapó sus labios en los suyos en un beso suave y sensual, lo que hizo que las terminaciones nerviosas en Anahí se disparasen y se excitase en segundos, humedecido más sus bragas. ¿Hacía ya cuanto no se excitaba con un simple beso? Pero lo cierto era que no era un simple beso.. Era algo más fuerte, más primitivo, era... deseo crudo. Nada comparado a sus tímidos primeros besos.

El camino a casa le pareció largo. Estaba tan excitada que no le importó que Alfonso pagara toda la cuenta, que no era mucho a decir verdad. Pero en ese momento no podía quitar las manos de su cintura ni los labios de su cuello.

La Profe de Baile (terminada) Where stories live. Discover now