Capítulo 11: Extraña dulzura.

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- ¿Cuánto tiempo llevo aquí? – preguntó asustado.

- Un par de horas como mínimo.

- Tengo que irme, podrían sospechar.

- Ey... cálmate Deidara.

- ¿Qué me calme? ¿Cómo quieres que me calme? – le preguntó nervioso – cuanto más tiempo pase en tu oficina más sospecho seré. Tengo que irme.

- He mandado venir al médico, el rumor será que estabas enfermo – comentó Itachi tratando de calmarle – nadie lo dudará al ver tus heridas y Sasori se ocupará de protegerte, al fin y al cabo... me imagino que fue él quién se equivocó.

- No se equivocó – susurró Deidara – era yo al que buscaba.

- Pero estás vivo.

- Estoy vivo porque mataron a otro en mi lugar, porque mi mentira hizo que otra persona cargase con mis culpas ¿Crees que me siento bien? ¿Crees que estoy acostumbrado a esto? Quizá no lo entiendas... pero no quiero seguir mintiendo, no quiero seguir poniendo mis culpas sobre los hombros de otra persona. Ese chico ha muerto por mi culpa – dijo Deidara dejando escapar unas lágrimas.

Ante aquello, Itachi no pudo hacer otra cosa que enredar sus dedos en el cabello de Deidara y apretar su nuca para obligarle a apoyar su frente contra el hombro del moreno. Instintivamente, Deidara elevó las manos por la espalda de Itachi agarrándose con fuerza a sus hombros en un abrazo que se negaba a soltar. Extrañamente sentía que estaba a salvo envuelto entre aquellos brazos pese a estar consciente, que sus brazos eran el mayor de los peligros. No podía enamorarse de él, no podía permitir que nadie descubriera aquel trato.

Pese a que Itachi habría querido decirle mil cosas en aquel momento, nada salía de sus labios. Pensar en decirle que todo pasaría sería mentirle, decirle que no pasaba nada era la peor de las mentiras, porque nadie devolvería la vida a ese chico, no podría quitarle la culpa de ninguna de las formas y dijera lo que dijera... todo sonaría falso y sin sentido, todo sería en vano porque no había ninguna palabra que pudiera aliviar esa carga emocional que ahora llevaba Deidara.

- ¿Por qué no hablas mañana con tu abogado? – preguntó Itachi desconcertando a Deidara – tienes razón en que no estás seguro aquí y te prometo que no volveré a meterte en un lío mientras estés aquí dentro. Me has ayudado a atrapar a muchos de la banda Dei, pero no puedo pedirte que vuelvas a pasar por algo así.

- Pero... ¿Y el trato? – preguntó Deidara alarmado.

- Seguirá en pie. Sigo queriendo la información pero... no la utilizaré hasta que no estés fuera de aquí. Tienes razón en que yo soy el que te pone en peligro. Habla mañana con tu abogado y mirad a ver si hay alguna cláusula por la que puedas salir antes.

- Me condenaron a seis meses, sólo he cumplido uno.

- Algo habrá para que puedas salir antes. Quizá por buen comportamiento pueda sacarte en cinco o hasta en cuatro meses. Deberías hablar con tu abogado.

- No serviría de nada si tú no firmas esos papeles como que estoy rehabilitado y ambos sabemos que no lo estoy.

- Podría hacer un trato con el fiscal siempre y cuando tuvieras una tutela vigilada. Si tu vida corre peligro hay sistemas para protegerte y sacarte de aquí.

- ¿Lo harías por mí? – preguntó Deidara.

- Es lo único que se me ocurre. Quizá una tobillera electrónica y permanecer en arresto domiciliario.

Perro prisionero (Naruto, Itadei)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora