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Color de ojos: (c/o)
Color de pelo: (c/p)

— Ya quiero levantarme.

— F-Falta menos... — los ojos verdes de Adrien revisan a ____, quien sigue recostada con las manos entrelazadas en su estómago y la mirada hacia el techo blanco. Ella tiene una toalla húmeda sobre su frente; la ha traído su tía pocos minutos después de que despertó y es pequeña, con decoraciones de copos de nieve y letras rojas que decían "Feliz Navidad" en francés con cursiva, sus colores hacen que los ojos (c/o) de la chica resalten a pesar de verse llenos de fatiga y le regalan un toque brillante a la vez.

Plagg vuela sin preocupación, ____ ha despertado, el rubio no fue expulsado de la casa por haber llegado sin presentarse de repente, y la madre del tal Elliot está por ahí en la cocina, sin olvidar que su esposo debe seguir en la oficina. Todo está en orden, así qué hay total libertad de revisar los cambios en el hogar tan acogedor: decoraciones, calcetas colgadas en las paredes, pino con esferas y más luces como las que estaban afuera en las ventanas, su alrededor tiene los mismos espacios, pero se ve más actualizada a las fechas.

Su cuerpecito demuestra curiosidad. La Navidad anterior la pasó en casa del portador del Miraculous, con varios de sus amigos como Nino, Alya, Marinette y otros compañeros que solía ver cuando lo acompañaba al colegio, fue agradable, y Adrien no paró de sonreír durante la cena... aunque hubieron unos pequeños problemas antes de esta, pero al final todo salió muy bien.

El verde neón de sus ojos se refleja como rojo, y así el resto de la criatura cuando flota frente a una esfera, que sorprendentemente es casi de su tamaño.

— Si esto fuera queso, sería una mejor decoración — comenta dando media vuelta y estirando su brazo hacia la bola roja—. Solo digo.

La chica se contrae con unas suaves risas que se les escapan sin cambiar su posición.

— Pues solo a ti te gustaría que fueran de queso, Plagg — contesta con la voz rasposa y algo más grave de lo usual sin mover su cabeza para verlo.

El kwami entrecierra sus ojos y guarda silencio mirándola a un lado de la esfera. ¿Como es que a nadie la guste el queso? Para él, todos son unos extraños.

— Pero, tal vez uno que otro pedazo... — ella vuelve a hablar acariciando su panza, y mueve sus pies de nuevo—. en la cocina — murmura—. Cuando logre pararme, voy a traerte uno.

— ¡Nos entendemos al fin! — exclama la criatura de bigotes y sonríe antojado. Ya podía sentir el sabor en su boca y eso lo ponía contento.

____ sonríe para si misma, no sabe hacia dónde mirar, ya que el techo siempre se interpone y no hay nada más frente a sus ojos.

Si supiera, que mientras ella busca un punto en especial, Adrien se mantiene sentado sobre la mesa de madera que está en medio de la sala, cruzado de brazos con su atención completa en ella; de hecho, ni siquiera se había percatado de la pequeña conversación que tuvieron sus acompañantes. La vibra invernal lo había transformado, pareciendo un chico vulnerable a pesar de ser un héroe de París, tenía sus nudillos rojizos, y su cara se mantenía con un rubor sobre sus mejillas y la punta de la nariz, con los labios presionados formando una linea fina y recta entre ellos. No es que realmente iba a pasar, pero si ella no despertaba, juraba que él mismo iba a perder la conciencia.

Así que la mira, como si quisiera conservar cada detalle de su rostro, por más abatida que se vea a causa de la fiebre, quería mantenerla quieta con tal de sentirse que la tiene a salvo. Y es que, ella siempre hace lo mismo: sonríe lo mejor que puede, hasta que nadie la está mirando y esconde sus problemas por querer ser demasiado independiente o simplemente por no pasárselos a alguien más.

Not Chat Noir [Chat Noir y tú]Where stories live. Discover now