|030|

1.4K 124 41
                                    

-Ayline, Ayline despierta, hija mía... -oía una voz conocida que me susurraba, pero era tan tenue que no sabía si estaba soñando.

Estaba oscuro, pero una tenue luz se asomaba de apoco haciéndome daño.

Me removieron el cabello del rostro y me dieron unas palmadas en las mejillas, y como último recurso me hicieron olfatear un algodón humedecido con alcohol etílico.

- ¿Nala...? -pregunté con la voz rasposa, pero creo que no fue lo suficiente fuerte para que me oyera. Mi garganta se sentía demasiado seca, como sino hubiese ingerido líquidos por una larga temporada.

Abrí mis ojos lentamente, hasta que mi vista se acostumbró a la luz... Era de noche, o eso parecía.

-Nala... ¿Qué me pasó? -volví a dirigirme a mi nana. Ella elevó la vista, esperanzada, y pareció rogar al cielo porque había despertado.

-Gracias al cielo, mi niña, ¿cómo te sientes, te duele mucho? -podía percibir lo pesaroso de su voz, realmente había estado muy preocupada. Su voz se escuchaba como si hubiera estado a punto de entrar en crisis y ponerse a llorar.

-Creo que estoy bien... Me duele un poco la cabeza.

Me fijé bien en la incómoda posición en la que estaba. Mi brazo parecía estar dormido al igual que mi pierna derecha. Me había desmayado al pie de mi cama... Qué extraño, nunca antes me había pasado algo como eso; al menos no hallaba un motivo... ¡Jared! Dios, él estaba seguramente en peligro ahora y yo aquí sin hacer nada.

- ¿En dónde está mi teléfono, nana? -hablé arrebatada, con intención de ponerme en pie y cogerlo.

El aparato no estaba a la vista, y recordaba que me había desmayado mientras leía aquella nota, mientras veía aquella imagen que había destrozado tanto mi alma y me había hecho sentir débil y vulnerable. Claro, aquello debió haber sido un impacto muy grave que mi cuerpo no pudo soportar. ¿Quién pudo haberle hecho daño de aquella manera? Se veía tan golpeado...

-Tranquila mi niña, no te muevas muy rápido -ella tenía razón, lo supe en cuanto quise levantarme y un fuerte mareo me obligó a volver a mi posición.

Dios... Me sentía tan débil. Esto definitivamente no era sólo producto de aquel fuerte episodio, había algo más, estaba completamente segura. Pero no sabía qué. Aunque sabía que tenía que ver con el mundo de Jared Cooper.

-Nala, necesito ver mi celular, por favor... Nala, lo necesito de verdad -supliqué.

Un terrible nudo se formó de repente en mi garganta, mi cuerpo presagiaba algo terrible. Algo tan desagradable pero que desconocía y eso me daba aún más miedo.

Mi nana se veía toda nerviosa y preocupada, se debatía entre buscar el aparato y quedarse a comprobar mi bienestar. Mi mirada acongojada fue el impulso para saber que el móvil era todo lo que quería ahora mismo. No me importaba nada más que ver aquella imagen y actuar rápido para buscar ayuda e ir en busca de Jared.... Aunque no sabía a quién recurrir.

-Está bien, Ayline, te lo voy a buscar, pero no te muevas. Descansa un poco y en cuanto lo halle te lo doy, no te preocupes -mi nana se estaba restregando las manos sobre el vestido, demasiado nerviosa, pero no por mí, algo me estaba ocultando. En exceso sospechoso.

Pero tampoco era como si tuviera muchas opciones. Realmente estaba demasiado débil como para ponerme a buscar por mi cuenta el bendito teléfono, no tenía más opción que complacer a Nala y esperar a que ella lo encontrara.

Aunque seguía pensando que el que mi móvil no estuviera a mi lado cuando podía jurar que me había desmayado junto a él era muy raro, me dediqué a cerrar los ojos un momento. Y cuando menos me di cuenta, me dejé llevar por los brazos de Morfeo.

Standcrows: El Nerd Vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora