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Estoy sentada en mi pupitre, tomando una de mis tantas clases, mientras el encargado al frente del grupo habla sobre algunas cosas de geografía que estoy luchando por entender. Parece que ni él mismo lo entiende ya que revisa su libro cada dos por tres; se ve realmente atareado, no me gustaría estar en sus zapatos ni mucho menos al frente. Menos mal mi exposición fue la semana pasada, y como el señor Forrel no hubo llegado por algunos asuntos de salud no tuve que presentar la clase en aquella ocasión, al igual que otros de mis compañeros. Así que Elvin, como creo que se llama el chico de al enfrente, está recibiendo toda la atención del mundo.

-De acuerdo, chicos, espero que le hayan entendido a su compañero, porque en mi opinión no comprendí absolutamente nada... -queda viendo fijo al aludido. Estoy prácticamente al borde de mi asiento porque parece que se le arrojará encima en cualquier momento.

-Lo siento profesor, lo haré mejor la próxima vez -baja la vista al suelo, haciendo que sus rizos rojizos golpeen sus pestañas.

-Sí, como siempre.

El profesor sale del aula sin más contratiempos. El grupo de amigos del reciente expositor lo animan con una gran ovación por lo que él olvida el mal rato y continua charlando con ellos.

En eso, recibo un mensaje de texto en mi móvil, con un número desconocido.

Demasiado tarde, bonita. Atente a las consecuencias.

El teléfono se desliza de mis manos de manera dramática, impactando contra el suelo; todo ocurre como en una especie de cámara lenta. De pronto siento mi respiración demasiado irregular, como si mi corazón golpeara a mi pecho con violencia y quisiera salirse de su sitio. Creo que estoy temblando, no lo sé con certeza, pero parece que duele y es difícil. Inhalo y exhalo, estoy teniendo un ataque de nervios. ¿Quién está detrás de ese mensaje? ¿A qué se refieren con que es demasiado tarde? No entiendo absolutamente nada, y de pronto siento unas horribles ganas de llorar.

Perla y Sophía entran de la nada irrumpiendo en el salón, saludando a uno que otro alumno a su paso y fijando su vista en mí luego de su gran alboroto. Se apresuran a llegar a mi lado con sus rostros llenos de preocupación y rodeándome en un abrazo.

- ¿Qué te pasa, Ayline? Parece que has visto un fantasma -Sophía habla primero.

- ¿Te encuentras bien, nena? -añade Perla, con preocupación.

Siento que mi cuerpo entero está sudando y que me cuesta respirar, no sé por qué siento tanto pánico debido a ese mensaje, ni siquiera sé lo que significa realmente, tal vez no es real y es una broma de algún compañero y seguramente ahora se está burlando de mi estado. Pero no puedo evitarlo, incluso percibo un repentino vacío en mi estómago y muchas náuseas, todo un remolino de sensaciones para nada agradables.

No sé qué es lo que pasa después, mi vista de pronto se queda nublada impidiéndome saber lo que sucede a mi alrededor, en cuestión de segundos veo a las personas rodearme y, luego, veo todo negro.

Standcrows: El Nerd Vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora