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Claramente no sé qué pensar. Un día, Jared, simplemente me deja con muchas dudas revoloteando en mi mente, cambiando de humor por una razón que desconozco y marchándose sin ninguna explicación. Luego, al siguiente día, me ignora como mejor lo puede hacer porque parece que su hobbie favorito es actuar, y de pronto se acuerda de que existo y decide hablarme, pero no, no lo hace como las personas normales y civilizadas que se supone que somos, se planta frente a mis amigas en medio de una conversación y luego me arrastra fuera del instituto como su mascota.

- ¿Pero qué rayos te sucede? Me estás lastimando -me quejo. Me tiene aún sujeta por la muñeca.

No voltea a verme en ningún momento y temo que me arranque el brazo, hasta que llegamos a una parte del campus que no suelen frecuentar los alumnos.

Parece que ha dejado de usar los suéteres a cuadros, y aunque aún lleva las gafas se ve mucho más atractivo.

-Lo siento, no podía dejar que nos vieran hablar -susurra con la vista en todos lados menos en mí; parece que a este chico no le han enseñado modales.

-Ya. Y la mejor manera de evitar que nos miren juntos es arrastrarme por los pasillos de la escuela a la hora de salida, cuando todos están por irse a casa, ¿no? -objeto, cruzándome de brazos.

¿Molesta? ¡Por supuesto que estoy molesta! ¿Quién se cree que es para tratarme así? Si piensa que puede dejar de hablarme y luego hacerlo porque parece que sufre un trastorno de bipolaridad está muy equivocado, yo no soy ningún juguete que usa cuando se acuerda que lo ha dejado debajo de la cama. Además, sólo consigue parecer desconcertante con esa actitud.

-Pues aunque no lo creas, de ese modo pasamos desapercibidos -me ve por primera vez, de una manera tan intensa que pienso que ha llegado a ver mi alma. Yo pongo los ojos en blanco para poder apartar la vista un momento, ya que es demasiado penetrante y no puedo soportarla.

-Lo que tú digas. ¿De qué querías que habláramos? -suelto brusca, estoy un poco impaciente. Nadie me puede asegurar que no va a cerrarse como una ostra de pronto y dirá que se le ha olvidado porqué me ha traído hasta aquí.

-Tienes que alejarte de él -responde sin dudarlo. Mis brazos caen muertos a los lados y frunzo el entrecejo, ¿de qué está hablando?

- ¿De quién estás hablando, de quién debo alejarme? -musito, contrariada.

-Del imbécil de tu noviecito. Te aseguro que no es una persona de fiar -continúa. Su voz sale grave e irritada.

- ¿Hablas de Marcus? -asiente. - ¿Por qué debería alejarme de él?

-Ya te dije que no puedes confiar en él -eleva un poco la voz y doy un respingo en mi sitio.

- ¿Que no puedo confiar en él? -sonrío sin una pizca de gracia. - ¿Y en quién debería confiar, en ti? ¿Debo confiar en la palabra de una persona tan inestable como tú? -desvía la mirada una vez más. Cierro los ojos y suspiro largamente. - ¿Por qué quieres que me aleje de él? Dame una buena razón y lo hago -me tranquilizo, para que él no se ponga a la defensiva. Es probable que estando molesta no consiga que me diga nada.

-No puedo decírtelo, eso no me está permitido.

- ¿Quién no te lo permite? -digo, con una sonrisa. Este chico quiere tomarme el pelo.

-Eso tampoco puedo decírtelo...

-Vale, entonces, quieres que me aleje de mi novio, el chico que conozco desde hace muchos años porque según tú no es una persona de fiar, ¿estoy entendiendo?

-Así es -se cruza de brazos. Cada vez parece más fuera de sí. Parece que Jared es poco tolerante.

-Y, ¿en serio piensas que voy a hacerte caso sólo porque sí, sin que me des ninguna explicación? Estás totalmente loco -me doy media vuelta para salir cuanto antes de ahí, éste es el adolescente más raro que he conocido en toda mi vida.

-Tienes que hacerme caso, Ayline, tienes que confiar en mí, es por tu bien -me susurra, sujetándome del codo, pero me obliga a tener la vista al frente por lo cerca que está de mí. Su aliento cálido choca contra mi nuca y cierro los ojos instintivamente. Trago saliva.

- ¿Que tengo que confiar en ti? ¿Me estás pidiendo que confíe en alguien que conozco hace más de una semana y que no confíe en mi novio que conozco de años? -musito débilmente, parece que mis rodillas se han vuelto gelatina y están por traicionarme para tirarme al suelo. Su tacto es demasiado demoledor y debilitante.

-Sé que es muy difícil, pero tienes que hacerme caso... -acerca sus labios a mis oídos. Vuelvo a tragar saliva una vez más, necesito recobrar la compostura.

¿Qué clase de chica soy? ¿Cómo soy capaz de sentir lo que siento con un chico que no es mi novio?

-Sólo déjame en paz -me jalo bruscamente de su agarre y me marcho de ahí sin voltear a ver su reacción.

Me acomodo la ropa y el cabello como me es posible, tomo largas respiraciones para estabilizarme y busco mi coche para abandonar Standcrows. Luego me siento tonta, estúpida y avergonzada cuando recuerdo que no traje mi coche esta mañana.

Qué conversación tan intensa.

Standcrows: El Nerd Vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora