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Es medio día, lo sé por el reloj de pared que se encuentra en mi habitación. En todo el día no he hecho más que levantarme para ir al sanitario. Me duele aún el cuerpo, aunque con menor intensidad. ¿Tendrá Jared que ver con esto? Pongo los ojos en blanco, eso es lo más probable.

Decido salir de la cama para darme un baño rápido y arreglarme. Sino me equivoco mis amigas llegarán mas o menos en una hora. Así tengo tiempo de comer algo rápido y platicar un momento con Nala acerca de mis padres.

Me quito la bata blanca y me voy al interior del aseo; luego del proceder habitual de la ducha salgo envuelta en la toalla. Me coloco ropa interior, unas mallas color beige y una blusa básica verde de tirantes. También me pongo unas sandalias rosa claro una vez que se han secado mis pies, y con mi cabello lo seco lo más que puedo con la toalla y le pongo mousse para que se aplaque. Como toque final un poco de brillo labial sabor naranja.

Bajo las escaleras. En el camino alguien asalta mi mente, y de pronto mi siento muy mal por apenas acordarme de él: Marcus.

Más dudas vuelven a asaltarme, y lucho por encontrar mis propias respuestas. ¿Es posible que Marcus esté involucrado en el mundo de Jared? ¿Es por eso que Jared me había dicho que me alejara de mi novio? Si es así, ¿cuál sería el motivo para distanciarnos a Marcus y a mí? Nada tiene un sentido real.

Doy un brusco salto y me llevo las palmas al pecho cuando percibo a Nala frente a mí. Ya he terminado de descender las escaleras, estoy al final de ellas.

-Ay, nana, me has dado un susto de muerte -le digo, aún con mi corazón saltando irregularmente dentro de mi pecho a causa del susto.

-Lo siento tanto mi niña, no era mi intención hacerlo -se disculpa con cara de pánico.

-No te preocupes, estoy un poco distraída y no te vi llegar.

-Seguramente es por un chico... -me ve cómplice, y me ruborizo, negando con vehemencia.

- ¡Nada de eso, nana, cómo crees! -me escandalizo. Aunque meditándolo bien sí estoy pensando en un chico... Sólo que no en la manera que ella está insinuando.

-Está bien, está bien. Yo haré como si nada -se encoge.

-Pero qué cosas dices -niego levemente con la cabeza.

- ¿Te gustaría comer algo?

-Me encanta la idea, pero, ¿te parece si te ayudo a cocinar?

- ¿Estás segura? -pregunta, temerosa. Realmente son contadas las veces que he cocinado en todo mi vida. Ésta sería la cuarta ocasión.

-Tengo que agarrar práctica -elevo los hombros, y caminamos juntas la cocina.

Tampoco es que vayamos a hacer algo digno de restaurante lujoso, porque dejaría la cocina hecha un desastre. Así que optamos por hacer pasta con salsa de espinacas. Aunque desde luego que Nala hace más que yo, esto de la cocina no se me da bien todavía.

Luego de comer junto a mi nana, preguntarle acerca de mis padres y de su familia, la ayudo a limpiar la estufa en lo que ella lava los trastes. Menos mal sólo tiene unas salpicaduras, porque de otro modo no me dejaría ayudarla. Nala siempre dice que no debo hacer su trabajo por ella, que para eso está ella y los otros empleados; pero a veces me aburro sin hacer nada, y sólo estar encerrada en mi pieza leyendo o escuchando música.

Estamos en medio de un intenso debate sobre las hortalizas cuando el timbre resuena por toda la mansión. Ya sé de quién se trata, así que corro a abrir rápidamente, aventando el trapo en algún lugar de la cocina.

-Marcus -musito, sorprendida. No sé qué expresión realizar.

-Vaya, se ve que estás realmente feliz de verme. Estoy muy bien, por cierto -me hago a un lado, invitándolo a pasar.

-Lo siento, no te esperaba. Creí que eran mis amigas -nos sentamos en el sofá.

- ¿Y qué de mí? ¿No sentías una pizca de curiosidad sobre mi estado? La última vez que nos vimos me golpearon haciéndome perder el conocimiento -sé que está enfadado aunque no lo demuestre, su tono me suena a reproche.

-También lo hicieron conmigo -me defiendo, adoptando una postura a la defensiva.

Marcus abre los ojos de par en par, no se lo esperaba. Luego frunce el ceño.

- ¿Q-qué fue lo que te hicieron, Ayli? -me inspecciona todo el rostro poniéndome sus manos en él, buscándome quién sabe qué de manera minuciosa.

-Nada -respondo seca, apartándome de su toque, y alejándome hacia el extremo del sillón.

Él deja una mano al aire, y luego la deja caer inerte, a la vez que un gesto de sorpresa e indignación pasa fugazmente por su rostro.

-De acuerdo.

- ¿Tú... Los conoces, sabes quiénes son? -¿es posible que Marcus sepa a acerca de la maldición que Jared sufre?

-No. Seguramente lo hicieron para asustarnos solamente -siento que me miente, pero finjo creerle con un asentimiento. -Pero lo importante es que tú estás bien -vuelve a acercarse a mí, y veo que tiene la intención de besarme pero me aparto inmediatamente, poniéndome de pie y cruzando los brazos para crear una barrera.

-Creo que no es correcto -trago saliva. Percibo un destello de ira en su mirada, aprieta un poco la mandíbula.

- ¿Por qué no? Somos novios, ¿no es así? -también su pone de pie.

- ¿Lo somos? -cuestiono. También me siento enojada con él... O tal vez sea sólo una excusa porque ahora Jared ocupa mi mente. Él eleva ambas cejas y asiente, comprendiendo que esto se ha terminado.

- ¿Esto es por Jared? -¿qué mierda acaba de decir? Mi respiración se dispara y me pongo repentinamente nerviosa.

- ¿Qué dices? -vuelvo a tragar saliva. Mi ceño está más grave.

Sonríe de una manera que nunca antes le había visto, parece macabro porque la sonrisa no llega a sus ojos: -Nada.

Parece que se va, agacha la mirada sin intentar agregar nada, y da un paso hacia atrás caminando hacia la salida.

- ¿De qué lo conoces? -no puedo quedarme con la duda. Entonces, ¿él sabe el secreto de Jared?

Marcus está ya de espaldas a mí, un paso más y saldrá de la casa. Gira la cabeza sobre su hombro.

-Es un viejo amigo -responde, con los dientes apretados, y con la voz más amarga nunca antes escuchada. Cierra tras de él con un fuerte golpe, sin volver a verme.

¿Qué más me falta por saber?

Standcrows: El Nerd Vampiro ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora