Atraccion Intensa

14: ¿Me miras a mi y la ves a ella?

En el capitulo anterior

—Me tendrías que haber dicho lo de la biopsia, me tendrías que haber
advertido con tiempo —le reprochó.

—No se me ocurrió.

—Mentirosa.

—No te pongas pesado —dijo Rosana.

—Está bien, pero no me pienso ir hasta que te recuperes —le aseguró.

Había tomado aquella decisión volviendo del hospital.

—Es más cómodo que venir todas las noches después de trabajar.

—No vas a poder dormir en mi habitación cuando vuelva Lorenzo.

—Entonces, dormiré en el sofá —contestó Julián sentándose en el borde de su cama—. Cuando tu hermano vuelva de casa de Jorge, me ocuparé también de él.
Seguro que está encantado.

—Claro que sí.

—¿Y tú?

Rosana le sonrió de una manera que le llegó al corazón.

—Supongo que también —sonrió acariciándole la mejilla.

Julián suspiró aliviado. No hubiera podido soportar que lo rechazara en
aquellos momentos. Tal vez, no pudiera soportarlo nunca, pero en aquellos momentos no quería pensar en el futuro.

¿Por qué? ¿Porque le daba pánico? ¿Porque Julián Rossini sería siempre Facundo Soler y Facundo tendría que pasarse la vida entera escondiéndose de la mafia?

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—Debería llamar a Lorenzo—anunció Rosana.

—Ya lo he llamado yo —contestó Julián—. El padre de Juan  los ha llevado a comer una pizza y lo traerá a casa dentro de una hora aproximadamente.

Rosana tomó el osito de peluche que tenía en la mesilla de noche.

—A Lorenzo le encanta la pizza —dijo Rosana dándole a Julián con el osito en la nariz—. Te presento a Dee–Dee.

Julián se rió y miró el peluche. Aunque estaba viejo, seguía siendo bonito.

—¿Hace mucho que lo tienes?

—Desde el primer día de la guardería. Me puse a llorar como una loca porque no me quería separar de mis padres —confesó poniéndose triste—. Dios mío, cuánto los echo de menos.

Julián la miró a los ojos y se dio cuenta de que jamás podría reemplazar a su familia, pero quiso consolarla.

—Háblame de tus padres.

—Eran de Comodoro —contestó Rosana—, pero se vinieron a vivir a El Hoyo cuando se casaron. Mi madre era ama de casa y mi padre era electricista.

—¿Electricista? —repitió Julián pensando en su pasión por la electrónica y su especialidad en sistemas de seguridad—. ¿Tenía empresa propia?

—No, trabajaba por cuenta ajena.

Su pasión le había llevado a trabajar para la mafia desde muy joven, lo que quería decir que no se parecía en nada al padre de Rosana porque él no había trabajado ni un solo día de su vida de manera legal.

—¿Cómo se conocieron?

—Ya eran novios en el colegio. Siempre me pareció romántico.