Cap 3: Reencuentro

5.5K 376 7
                                    



Eran las seis de la mañana cuando Julian se miró al espejo.

Cuando había accedido a entrar en el programa de protección de testigos, había creído que lo someterían a algún tipo de operación de cirugía plástica, pero no había sido así. Seguía teniendo la misma apariencia física.

Una apariencia física que a Rosana le había gustado.

De hecho, había querido acostarse con él, entregarle su virginidad… como Gabriela.
Sí, pero aquello había sido diferente porque Gabriela estaba enamorada de él y Rosana no lo conocía de nada.

Sacudió la cabeza para aclararse la mente, recogió sus escasas pertenencias y salió de su habitación.
Ya había amanecido y Federico Ryder, el comisario de policía que le habían
asignado, lo estaba esperando.

—Buenos días —le dijo encendiéndose un cigarrillo.

Aquel hombre pertenecía a un cuerpo de élite del ejército que no sólo se dedicaba a la protección de testigos sino también a la protección de altos mandatarios internacionales.

Él, sin embargo, sólo tenía veintiséis años y se había pasado la mayor parte de su vida aprendiendo a ser un delincuente. Siempre se le habían dado bien los ordenadores y eso, unido a su coeficiente intelectual más alto de lo normal, había hecho que la mafia pronto se fijara en él como experto informático.

No había tardado mucho en convertirse en parte de la familia de la Mafia de Bahia Blanca con base en un peligroso Barrio Buenos Aires.

Federico le preguntó si quería desayunar en la cafetería del motel, pero Julian le dijo que no porque no quería arriesgarse a encontrarse con Rosana.

Se había pasado toda la noche dando vueltas, preguntándose quién sería
aquella mujer y dónde viviría.
No tenía por qué importarle, pero lo cierto era que estaba preocupado por ella, por si conocía a otro tipo en otro bar y el muy canalla accedía a acostarse con ella.

Mientras paraban en un resto que encontraron en la carretera, Federico le contó que el programa de protección de testigos había decidido reubicarlo en El Bolson, una hermosa ciudad, llena de arboles y aire fresco mucho aire fresco.

Fede conducía con una mano en el volante mientras con la otra se tomaba un sándwich.

—Deberías pasarte por El rancho la Tosca.

—¿Para qué? —preguntó Julian.

—Para ver si te dan trabajo. La señora que lo lleva está buscando un ayudante y ofrece alojamiento y manutención.

—¿Cómo lo sabes?

—Porque mi trabajo es saberlo. ¿No creerías que te iba a dejar en una ciudad que no conoces sin tener trabajo? Además, me han dicho que se te dan bien los caballos.

Julian se encogió de hombros. Había crecido en el campo en Bs As rodeado de caballos, pero había pasado también mucho tiempo en la ciudad.

—Volver a los orígenes te sentará bien —dijo Federico—. Por cierto, tienes un aspecto espantoso.

—No he dormido bien.

—¿Has estado demasiado ocupado ligando con cierta rubia en el bar?

Julian se dio cuenta de que el policía lo sabía todo.

—No he hecho nada malo.

Atraccion IntensaOpowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz