Capítulo 30

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James POV:

El brillo en sus ojos y el leve color rojizo de sus mejillas la hacían relucir y darle un aspecto infantil a la vez que seductor. No podía dejar de mirarla, por mucho que lo intentara. Yo tenía mis brazos cruzados en mi pecho, viendo como poco a poco la mesa se iba llenando de vasos vacíos.

―¿Sabes? La vida es una mierda. Por mucho que luches siempre te apuñalará por la espalda, sin importarle tus esfuerzos. Es... ―su mirada se quedó fija en la mía. Daelyn levantó la mano con la que sujetaba su tercer cubata, señalándome con el dedo índice― una...

―Mierda. Es la novena vez que me lo explicas, Jones.

La castaña hizo un puchero con los labios. Yo mantenía mi expresión seria, aunque por dentro estuviera hecho un lio.

―No quiero volver a casa ―se quejó, dándole otro trago a su bebida―. Bebamos hasta perder la conciencia, Hemmings.

―No creo que sea lo más adecuado ―dije, inclinándome hacia ella para bajar el brazo que acababa de levantar―. No más alcohol hasta que hayamos hablado.

―Estamos hablando ―susurró en mi oreja.

No me había movido, pero al notar su aliento tan cerca retrocedí. Miré el local, intentando recuperarme de la repentina agitación que había sentido.

―Daelyn Jones, me debes una explicación ―dije, centrándome en el tema verdaderamente importante.

―¿Sobre qué? ―dijo, pestañeando varias veces. Podría haber pensado que intentaba coquetear, pero estaba claro que no veía con claridad.

―Sobre nosotros, sobre lo que pasó; ¿por qué te fuiste sin decir adiós? Una maldita nota no es una despedida.

―Soy una cobarde, ya lo sé, ¿pero qué esperabas que hiciera? ¿Debía quedarme en un lugar en el cual estaba en peligro o empezar de cero? La situación me estaba destrozando, Savannah me estaba destrozando, Thomas, Luke... Tú.

―Pudiste haber mantenido el contacto. Cambiaste tu número, ni siquiera Danna podía hablar directamente contigo; tu madre lo impidió.

―Porqué yo se lo pedí. ¿Crees que para mí fue un maldito juego? ¿Qué no sufrí? ¿Crees que por ser yo la que tomé la decisión de romper todo lo que teníamos no me dolió menos que a ti?

―¿Ahora admites que teníamos algo?

―Nunca lo negué. Tenía miedo de perderos a los dos, ¿Cómo iba a decirle a Luke que también estaba enamorada de ti, estúpido? ¿¡Cómo!?

Me llevé la mano a la cabeza, masajeando mis sienes. Estaba seguro que tan solo era mi sensación pero, de repente, el ambiente se había acalorado. Además, el estado de felicidad en el cual estaba Daelyn minutos antes había sido substituido por un aura oscura. Estaba seguro que de seguir así rompería a llorar.

―Pero no te importó lo más mínimo que yo sufriera por no poder tenerte.

―No soy un maldito objeto que puedas arrojar al suelo y utilizar cuando se te antoje.

―No estoy diciendo eso ―fruncí el ceño.

―Tengo derecho a equivocarme.

―¡Yo también! Maldita sea...

―¿¡Entonces por qué quieres hacerme pasar por esto!? ―Y, tal y como predije, el primer sollozo se escapó entre sus labios―. Ambos fuimos culpables, ambos tomamos riesgos y tuvimos que asumir las consecuencias... Enfádate conmigo, pero también hazlo contigo mismo.

―¿Reconoces que lo hiciste mal?

―Joder, ¡claro! Dejé una parte de mi corazón contigo, ¿¡cómo no iba a reconocer eso!?

―Yo también ―suspiré―. Dejé que una parte del mío cruzara medio mundo contigo.

Ambos nos sumimos en un silencio, en el cual se colaban la música y el bullicio del lugar.

―Pero... ―dijo, callando al instante.

―¿Pero...?

―No podemos volver al pasado. He construido una nueva vida, Hemmings. Tú también. ―Asentí, dándole la razón―. Yo debo cuidar de Joy, y tú tienes que centrarte en tu novia y tu trabajo.

―¿Mi novia...? ―murmuré, recordando de repente que le había dicho que Sarah era mi pareja―. Ah... claro.

―Me alegro, me alegro de haberlo soltado todo, de reconocer mis errores y poder haber hablado contigo de ello. Gracias.

La sinceridad de una borracha siempre era verdadera. Sonreí de lado al ver como la castaña cerraba poco a poco sus ojos, presa del sueño y el cansancio.

La ayudé a caminar hasta la barra, donde pagué todo lo que habíamos consumido. Salimos del local; la castaña se estremeció bajo mi brazo, presa del frío. Le puse la chaqueta y le colgué el bolso en el hombro.

Ya prácticamente dormida la cargué en mi espalda, comenzando a caminar con ella.

―Gracias a ti ―susurré, a pesar de saber que ya estaba durmiendo―. Yo también lo siento, bebé.


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¡HOLA!

Pensaba que tendría tiempo, pero al final no. Siento haber estado tanto tiempo sin subir, así que os traigo un mini maratón.

Espero que os guste mucho ―sobre todo a las Team James― y que no me odiéis mucho :')

Gracias por esperar.

María xx

Twins 2 » Luke Hemmings [cancelada; con final]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora