Capítulo 21.2

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•Anabeth POV•

Las preciosuras que nos rodeaban no tenían precio. Es decir, sí lo tenían, a lo que me refiero es que estaban realmente hermosas. Carteras, joyas, ropa, recordatorios y un sinfín de artículos turísticos que valían la pena comprar.

Tenía suerte de haber ahorrado para esto. O al menos eso era lo que se supone que había hecho para tener todo este dinero. ¿O no?

Resulta que por una fracción de segundo, olvidé de dónde había obtenido tanto dinero. Pero claro, si solo pensaba en Dylan era más que obvio que me olvidara de todo.

Al parecer, Lacey se había dado cuenta de ello porque cuando íbamos camino a una tienda, me preguntó que por qué no había esperado a que la luz del semáforo se pusiera roja. Y se podrán imaginar que casi nos matan, pero por suerte, ella estuvo ahí para salvarme.

–Ay Ana, de verdad me tienes muy preocupada.

–No tienes de qué, Lay. Simplemente estaba distraída. Eso es todo.

Ella me miró a los ojos y se cruzó de brazos. Puso una cara que conocía bastante y por eso, sabía que la siguiente pregunta no tendría concordancia alguna con Anabeth Nathans.

–Oye, Anabeth...

–¿Sí?–Contesté mientras caminaba por los pasillos de una de las muchas tiendas.

–Si mal no recuerdo, tú... te volviste a marear, ¿no es así? Al menos eso me dijo Well antes de lo que ya sabes, termináramos discutiendo.

–Me volvió a dar uno de esos mareos. Pero estoy mucho mejor, gracias.

Ella se posicionó frente a mí y me tomó de los hombros.

–Nada de "gracias", Señorita. Me vas a explicar en este instante qué onda con eso. Ya lo habíamos hablado, Anabeth.

–Lo sé, pero no es nada. Lo más seguro se debe a que no estoy respirando bien. Todavía me sigo emocionando cada vez que veo a Dylan.–Sonreí al recordarlo.–¿Acaso no te pasa lo mismo?

Lacey levantó sus pómulos, pero reprimió la sonrisa que llevaba escondida. No entendía por qué lo hacía. ¿A quién quería engañar?

–Ya estoy acostumbrada a ver a Dylan. Tal vez por eso trato de no exaltarme.

–Pero no tienes que hacerlo, linda. ¡Dylan sigue siendo Dylan O'Brien!

–No me cambies el tema, Anabeth.–Mi amiga frunció su ceño y de pronto su semblante cambió.–Ana... ¿Tú y Max han tenido...?

–¡Vamos, Lacey Adams! ¿Cómo crees semejante cosa? Además, ¿quién te dijo que Max y yo andamos?

–Mira, yo no sé cuál sea tu relación con Well, y tampoco me quiero meter entre ustedes. Solo quiero saber por qué los mareos. No tiene nada de malo que quiera saber.

–Lo sé, pero es que ni si quiera puedo saberlo. Espero que sea la última vez que infieras que esto se debe a un bebé. ¡Porque es absurdo! Ni si quiera tengo novio, ¿entiendes?

Mi amiga asintió con su cabecita.

–De todos modos deberías ir al doctor. Alguien tiene que ayudarte en el barco, nena.

Sueño con O'Brien [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora