Capítulo 7

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•Anabeth POV•

No dudo ni por un momento que está comenzando la mejor semana de nuestra vida.

Para explicarles, resulta que por fin a llegado nuestro premio a 14 años dedicados a la escuela, una semana completa para nosotras en un crucero por el Caribe; bueno nosotros sí contamos a Max.

Hoy en la mañana estábamos listas ya para salir al puerto. Mamá nos llevaría ya que ellos no iban con nosotros. Bastante extraño es ir a cualquier parte sin nuestros padres y más cuando estaríamos viajando. Creo que debió haber sido un milagro o algo tienen planeado. Pero no nos interesa ahora mismo.

Escuchamos los discursos de cada una de nuestras familias como parte de los requisitos para que nos dieran permiso a realizar este viaje.

Para ser breves, todas las pláticas consistían en que no nos separáramos, que estuviéramos pendientes de todo lo que ocurra a nuestro alrededor y que cuando tuviéramos oportunidad, nos comunicáramos con ellos. Ah! Claro, cómo olvidarlo, nuestra regla principal que no debíamos romper por ninguna razón: Ir al baño juntas. Razón desconocida, pero para mi madre y la de Lacey, esto era imprescindible.

Cosas que encontrábamos bastante obvias. Y al final, solo nos pidieron una última cosa: Que tomáramos muchas fotos. Y créanme que de eso no va a ver ninguna duda.

Nuestras habitaciones estaban preasignadas ya que habíamos escogido 2 habitaciones una en frente de la otra, la nuestra con balcón, o sea con vista inmediata al mar y la de Max en interior. Lo único que no sabíamos eran los números. Pero eso nos los asignaban en cuanto llenáramos los papeles y la confirmación en la entrada al barco.

Nos bajamos de la minivan de mamá, cada uno con sus respectivas maletas y bultos.

Sin exagerar entre nosotros tres llevábamos 10 maletas: 5 Lay, ya que ella lleva cosas para una mudanza entera. 2 Max, como siempre carga con lo necesario y no cuenta con los líos de nosotras las mujeres. Y para finalizar las 3 faltantes eran mías.

Luego de una larga despida por parte de mi madre, que inclusive creo que llegó a recitar el rosario completo, nos dirigimos a la fila de entrada, donde uno de los que trabajaba nos pidió que dejáramos nuestras maletas.

A Lay por poco le da un ataque cuando se las pidieron porque, según ella, se le podían perder o robar algo de su interior.

Finalmente nos quedamos con nuestras mochilas con prácticamente lo necesario: documentos, cargadores, las computadoras, meriendas, etc.

Luego de casi 1 hora esperando en la fila para poder adquirir la tarjeta de entrada, la cual es como una tarjeta de crédito identificada con nombre, ruta, área de emergencia, y fecha del viaje que sería nuestro pase para todos lados, para entrar y salir del barco, e inclusive para entrar a nuestro camarote.

Lo que encontré muy practico, ya que solo tendríamos que andar con esta tarjeta para todos lados. Aunque eso significaba una cosa: tengo que estar pendiente también de las tarjetas de mis dos queridos amigos. Ya que Lay es despistada de nacimiento y pues Max, siempre deja todo perdido.

Al obtener la tarjeta, seguimos las líneas amarillas que dirigían el camino hacia unas escaleras donde llevaban a la puerta principal del crucero.

Parecíamos tres nenes chiquitos cuando los sueltan en un parque; que se miran como diciendo están listos y prosiguen su camino a la aventura de su corta vida.

Sueño con O'Brien [Completada]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora