40. Más problemas

4.5K 453 25
                                    


Ha pasado un día desde que hice uso de una gran cantidad de energía para dejar fuera de juego a nuestros persecutores. Eso, unido a los intensos días que llevo, me ha dejado debilitada. Apenas puedo volverme invisible, saltar alto o utilizar mi potencial físico o energético. El bosque sigue pareciendo interminable, continuamos caminando pero seguimos sin encontrar ningún punto de referencia que nos permita pensar que estamos llegando a alguna parte.

La noche hace horas que nos oculta en sus sombras y una neblina cubre en parte el terreno. La luna brilla y el ambiente es fresco y sombrío. El bosque muestra su cara más solitaria con la ausencia de luz solar.

—Creo que ya casi estoy repuesta —me informa Alexandria.

—¿De verdad? Eso es estupendo. ¿Ya puedes utilizar todo tu organismo al máximo?

—Sí, creo que sí.

La noticia de la recuperación de Alexandria me anima mucho. Ya ayer daba muestras de encontrarse mucho mejor cuando saltaba y se deslizaba entre la vegetación, escapando. Es una buena noticia, aunque ahora soy yo el lastre del equipo. Por mi estado, tenemos que caminar a velocidad normal, para que yo pueda ir recuperando fuerzas.

—¿Qué tal te encuentras tú? —me pregunta interesada.

—Un poco cansada. Yo estoy "fuera" —esta frase no tiene mucho sentido en este idioma, pero para mi amiga sí lo tiene. Significa que no tengo ahora mismo las capacidades de una chica de nuestra especie, sino que mi biología se encuentra en un estado más primitivo por mi bajo nivel de energía.

—Quizás deberías dormir un poco. Una hora tal vez —comenta Alexandria.

—Me pondría en mejor estado, sin duda. Pero ¿deberíamos parar?

—No creo que una hora marque mucha diferencia en la ventaja que le saquemos o no a nuestros enemigos, pero sí que marcará una gran diferencia en tu estado físico. Creo que es más ventajoso que estés mejor aunque sea una hora tarde.

—No obstante, en una hora no tendré tiempo de recuperarme al cien por cien, seguiría sin poder manifestar grandes habilidades.

—Ya supongo que no, pero acelerará mucho tu recuperación posterior. Aunque no tengas tus capacidades, te pondrá en la posición de recuperarlas muy pronto.

—Tienes razón, es mejor que descanse.

—Yo me quedo protegiéndote.

Detenemos la marcha en una zona bastante espesa, así que no seremos vistas desde lejos. Es un buen momento para hacerlo. Busco un árbol alrededor que me pueda servir para mi propósito y encuentro uno de tronco ancho sobre el que me puedo recostar. Apoyo mi espalda contra él, encogiéndome para no perder calor. Alexandria se quedará cerca, agudizando sus sentidos y protegiendo la zona para que no nos alcancen o vean. Poco a poco y con mucho frío, me quedo dormida.

—Ina...

Abro los ojos, tengo a Alexandria a mi lado, en cuclillas. Oigo un sonido en el cielo, es un helicóptero. Mi amiga ha venido a alertarme. Me incorporo y nos movemos para estar fuera de su campo de visión, agachándonos detrás de una roca. Sin dejar de mirar hacia el cielo, nos quedamos agazapadas mientras el vehículo aéreo se desplaza.

—Esto no es una buena noticia. ¿Qué es eso? —pregunta desesperada.

—No lo sé... ¿será de nuestros captores?

—No tengo ni idea —responde mi amiga.

—Sea lo que sea, no debe vernos nadie. Ese helicóptero verá antes o después el desastre que hemos montado.

—O ya lo han visto y vienen por eso... —sentencia mi compañera.

Me quedo pensativa, callada. Tiene razón.

—Somos dos niñas en un bosque. Yo no tengo padres humanos, si me pillan será mi ruina, me llevarían a las autoridades y descubrirían que algo raro pasa conmigo. A ti te llevarían con tus padres de aquí —le digo.

—Sí, pero en cualquier caso, que no nos vean es la mejor opción.

Nos movemos por el bosque despacio, intentando que el helicóptero no nos descubra, buscando el amparo de las zonas más frondosas.

—¡Mierda! —susurra mi amiga cogiéndome de la mano y tirando de mi hacia un lado con fuerza.

Al fondo hay un grupo de tres personas, mirando alrededor como si estuviesen buscando algo. Las veo un breve momento justo antes de retirarme de su campo de visión. Agachadas en la parte trasera de una elevación que nos sirve de barrera natural entre ellos y nosotros, hablamos.

—Es la prensa... —susurra. En el destello visual que tuve de ellos, pude ver que uno llevaba una gran cámara de vídeo y otros portaban cámaras de fotos y otros utensilios que no tuve tiempo de identificar.

—¡Qué desastre! —suspiro.

—Saben que algo pasa en el bosque —exclama mi amiga.

Nos subimos un poco al montículo para intentar ver qué están haciendo. El grupo de avanza hacia nuestra izquierda en actitud exploradora. A pesar de estar buscando, caminan con bastante velocidad y no parecen estar del todo concentrados, por lo que podemos desde aquí vigilarles sin que se den cuenta.

—Este bosque está plagado —dice Alexandria en tono de desesperanza—. Seguro que de no ser por nosotras en este bosque es imposible ver tanta gente.

—No todo está perdido, he tenido una idea. Podemos tomar ventaja de esta situación.

Alexandria gira la cabeza para mirarme, con los ojos fijos en mí. Le ha sorprendido mi comentario.

—¿Cómo? —pregunta anonadada.

—Es la prensa sin duda y eso significa problemas para nosotras. Pero sólo serán un problema si nos ven, mientras tanto, pueden ser nuestra ventaja. Podemos aprovecharnos de que están aquí.

—¿Qué has pensado?

—Tú estás al máximo de poderes ¿verdad?

—Sí, casi al máximo —responde descolocada. Sigue estando muy pendiente de mí, todavía la noto ansiosa por saber qué se me ha ocurrido.

—Perfecto, sígueme. —Doy media vuelta y comienzo abajar la colina en dirección contraria a los nuevos invitados a la fiesta.Alexandria, agachada también, emprende la marcha tras de mí.

La Extraterrestre - Infiltrada en el InstitutoWhere stories live. Discover now