30. ¿Dónde está Ina?

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—Gracias —le digo a la chica mientras retira las manos de mi cabeza. Todavía se mueve con gestos lentos para no intimidarme y que me sienta segura. Me mira con un gesto muy sonriente y protector, como de hermana mayor.

—¿Has conseguido encontrar algo? —pregunta.

—No, todavía no ¿y vosotros?

—Tampoco. No tenemos nada para poder encontrar a Ina.

—Es una de mis mejores amigas —les digo— haré todo lo posible por recuperarla. ¿Puedo ayudaros a traerla de vuelta?

—Pudimos ver en las fotos cómo de buenas amigas sois —dice Despian sonriendo con ternura—. Se ve con claridad que os queréis mucho. Sé lo que es tener un amigo así, alguien tan importante que nadie jamás puede sustituirlo. Para nosotros es igual que para ti. Por eso también estamos dispuestos a todo para traerla de vuelta a su libertad. —Su tono suena muy profundo. También se le ve afectado por la captura de Ina.

—¿No has visto nada de nada? ¿Nada que te llamase la atención? —inquiere Aëhl. Él también está preocupado, tiene un claro interés en que no se me escape ningún detalle. Hago un gran esfuerzo por intentar ubicar algo fuera de lugar, pero no lo consigo.

—Nada. Lo único que sé es que se la llevaron los mismos hombres que querían aprovecharse de los poderes de Alexandria. Querían obligarla a hacer cosas para exhibirla en algún circo ilegal, o algo así. También querían aprovecharse de su invisibilidad para hacer robos y cosas del estilo. Es todo cuanto sé.

—Mmm... —Despian se queda pensando. Está interiorizando lo que le he contado y a la vez pensando algún tipo de alternativa—. No suena nada cortés por parte de ellos. —Al decir esto, se toca la barbilla, como si estuviese reflexionando—. Necesitamos algo más. ¿Podrías llevarnos hasta la casa?

—Claro que sí. Había pensado ir allí para intentar encontrar alguna pista. Os puedo llevar sin problema.

—No vayas sola, muchacha —añade Aëhl—. No es buena idea. ¿Puedes indicarnos la dirección exacta? Antes deberíamos ir nosotros a hacer una comprobación. No debes correr el riesgo de exponerte a esos hombres. Son peligrosos para ti. Mira lo que le ha pasado a Ina, a pesar de que sus facultades físicas son muy superiores a las tuyas, sin ofender, claro. —En realidad no me siento ofendida. Su tono es humilde y no muestra ninguna superioridad. Tiene razón, es la realidad, tampoco me hace sentir mal. Yo no puedo hacer volar a un hombre por los aires como he visto a Ina hacerlo.

—No, no te preocupes. No me ofende. —En ese momento saco mi teléfono del bolsillo y se lo enseño—. Mirad. Es aquí. Ésta es la casa.

Los tres se quedan mirando a la pantalla.

—Ajá. ¿Os lo habéis quedado bien? —pregunta Aëhl al resto.

—Sí —contestan ambos.

—Hagamos una cosa —continúa Aëhl—, no hay tiempo que perder, hoy mismo iremos a vigilar el perímetro y a asegurarnos de que no hay nadie dentro. Mañana, con la seguridad de que no están allí, podrás entrar en la casa. Te daremos una llave para que puedas abrir la puerta, y entrarás tú misma. Nosotros entraremos contigo, para cubrirte en todo momento. Si algún ciudadano te ve, no sospecharán de ti. Sin embargo, nosotros no debemos ser muy vistos, en general, en casi ningún lugar. No podemos dejar que se nos relacione con ninguna actividad en concreto, ya ves el riesgo que corremos —me cuenta intentando encender mi empatía y dándome a entender lo difícil que es su situación.

—Sí —contesto.

—De todos modos —continúa—, puedes estar tranquila. Entraremos contigo, invisibles. Como comprenderás, no es sensato que alguien vea abrirse la puerta sola. Por eso deberás abrirla tú. No estarás sola en ningún momento. Además, tendremos el perímetro controlado.

—Cierto —interrumpe Despian—. Es una medida de protección de nuestra seguridad. Pero tú serás escoltada por nosotros. Te garantizamos que jamás has estado tan segura en tu vida.

—Eres amiga de nuestra amiga —continúa la chica del grupo— y nuestra esperanza para rescatarla. No queremos que tengas miedo.

—No lo haré —contesto con seguridad.

—Nos vemos mañana. El lugar no está lejos de aquí y no es buena idea quedar allí directamente. Te queremos protegida, así que saldremos de aquí mismo, de la casa de Ina. Mañana ven a las cinco. Tú solo camina por delante de la puerta principal, en dirección a la casa de los secuestradores. Nosotros estaremos esperándote, invisibles. Te seguiremos.

—¿Puede venir mi amiga conmigo?

—Por supuesto. Claro que sí. Eso sí, tenéis que disimular bien. Caminad como si nada, no nos busquéis. No hagáis ningún gesto de que estamos con vosotros. Actuad con normalidad. En cuanto veamos que es seguro, os hablaremos. Tu amiga nos vendrá muy bien, porque así podrás hablar sin que parezca que vas hablando sola.

—De acuerdo.

—Sed puntuales, por favor. Este asunto es muy importante, hay que ir a toda prisa.

—Por supuesto. Tenedlo por seguro —les contesto—. Por cierto, habéis dicho que iríais hoy. ¿Qué pasa si los hombres están dentro de la casa?

—No nos pasará nada. Vamos bien prevenidos, ya sabemos a lo que nos enfrentamos. Somos tres rodeando su casa y vamos preparados. Si estuvieran los hombres en la casa, sería incluso mejor. Con ellos allí dentro, podríamos conseguir con facilidad recuperar a Ina —contesta rotunda—. Pero no te preocupes, no les haremos ningún daño. Tenemos medios para obtener información sin causar ningún mal o molestia.

Estos seres siempre muestran mucha corrección, tanto en la manera de hablar como en la manera que tienen de llevar a cabo los planes. Tienen un carácter muy parecido a Ina. Se nota que son amigos, sus personalidades tienen un tinte muy parecido entre sí. Se les ve bondadosos, equilibrados y muy poderosos. A pesar de que todos tienen cuerpos delgados, nada musculados, se nota que son muy poderosos. En volumen soy yo mucho más grande que ellos, en especial que la chica. Sin embargo, sé que ella podría manejarme con total facilidad a pesar de la diferencia de tamaño. Y después de haber visto a Ina en acción... espero que esos hombres no los enfaden demasiado. Me da la sensación que a pesar de su gentileza, si se ven apurados, pueden ser muy destructivos.

—Tened cuidado —me sale de dentro. Me daría mucha pena que también les pasase algo.

—Tranquila —dice Mahla en un tono como si me conociesedesde hace años. En ese momento se acerca y me da un toquecito en la frente,intentando hacer que me ría. No lo consigue, pero me hace sonreír—. Estaremosbien —concluye sonriendo.

La Extraterrestre - Infiltrada en el InstitutoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora